ENTRETENIMIENTO

Nicole Kidman comenzó con buen pie su paso por la Croisette

por Avatar EFE

El director Yorgos Lanthimos revolucionó y conmocionó el Festival de Cannes con The Killing of a Sacred Deer, una historia provocadora, desafiante y aterradora, protagonizada por Nicole Kidman y Colin Farrell, que cosechó grandes halagos y algunos abucheos.

De brillante, magnífica y perturbadora ha sido calificada la película que no dejó indiferente a nadie. Es un thriller con mucho terror psicológico contado por el cineasta griego con una precisión y limpieza quirúrgicas.

“No tengo un concepto de sacrificio, pero quería explorar este asunto”, indicó Lanthimos en la rueda de prensa sobre la cinta en la que un cirujano (Farrell) es acosado por un joven de 16 años de edad, Martin (un Barry Keoghan que se convierte en una pesadilla hasta para el espectador), cuyo padre murió en la mesa de operaciones del médico.

Una historia que en principio pretendía ser sobre la justicia y la naturaleza humana, pero que fue derivando en un análisis de los comportamientos cuando se producen grandes dilemas. Es entonces cuando hay que hacer sacrificios, algo que es parte de la humanidad, dijo el director sobre el trabajo con el que compite por la Palma de Oro de Cannes.

Con una música muy presente en la narración, que recuerda el cine de terror de los setenta, así como una estética tan limpia como el ambiente en el que trabaja el protagonista, Lanthimos construye un filme en el que la amenaza procede de una especie de magia vudú inexplicable. Aunque para el director su película, como todos sus trabajos anteriores, entre los que están The Lobster (2015) y Canino(2009), es muy evidente y muestra todos los elementos de una forma muy clara.

“No es simbólica (…). Vemos claramente que hay ese sentimiento de culpabilidad, esa noción de injusticia, todo es evidente en la película, no está oculto. Mis filmes son muy directos”, señaló el realizador.

La trama se sitúa en una ciudad indeterminada de Estados Unidos, donde una familia perfecta y aséptica ve amenazada su tranquilidad. Una historia arriesgada, en palabras de Nicole Kidman, que sin embargo no dudó en formar parte de este proyecto porque conocía las películas anteriores de Lanthimos. “Sabía lo que iba a hacer como actriz”, expresó.

Kidman destacó, además, la tranquila y silenciosa forma de trabajar de Lanthimos. Relató que apenas usaba interjecciones para comunicarse con los actores, con quienes prefería jugar y no pensar demasiado durante la preparación de las escenas.

“Le hacías una pregunta y te contestaba: ‘Booh”, contó la actriz divertida. A lo que Lanthimos respondió: “Yo uso ruidos, no palabras”. En esos momentos, dijo la intérprete, lo miraba a los ojos, observaba su sonrisa y entendía lo que quería. “Eso libera mucho, nada es urgente, es genial”, afirmó.