Carlos Vicente Quintero de Jesús toca desde que tenía 5 años de edad, “cuando me di cuenta de que la perola sonaba”, dice el percusionista poco dado a las entrevistas.
Mejor conocido como Nené Quintero, creció en el barrio Negro Primero, en San Agustín del Sur, donde la música en cada esquina era la norma. Y no es casualidad, esta zona aglutina principalmente a la migración que llegó de Barlovento a la capital.
Sus primeros pasos en el mundo musical los dio en las fiestas de cumpleaños de sus vecinos. “Mira que está cumpliendo fulano, nos decían, y nos íbamos. O había otra reunión y, a pesar de que no conocíamos a nadie, nos invitaban a tocar. Así comenzó todo”, cuenta. Una ola lo envolvió y, desde entonces, sigue surfeándola.
Los únicos estudios formales los hizo en la Asociación Musical del Distrito Capital, donde aprendió Teoría y solfeo. “Yo tocaba la percusión en una banda que se llamó Los Dementes, pero no sabía nada de música. Allí tuve la oportunidad de aprender cómo escribir la nota que yo hacía con las manos. Tampoco sabía leerlas. Eso fue después de los 20 años”.
Ha trabajado con artistas como Yordano, Ilan Chester, Frank Quintero, Sergio Pérez, Soledad Bravo, Gerry Weil y Franco de Vita. Internacionalmente comenzó a viajar en la década de los años setenta. Tocó para Eumir Deodato, Gino Vanelli, Barry White, Celia Cruz, Eros Ramazzotti, Gustavo Cerati, Miguel Bosé y, más recientemente, con Little Louis.
Sin embargo, nunca se llegó a residenciar en el exterior. Podía estar seis u ocho meses de gira, pero siempre regresaba por “la gente, el calor humano del venezolano, la comida y el Ávila”.
A sus 72 años de edad −73 en octubre− se mantiene activo y combinando sonidos. Su próxima presentación será en el I Festival de Música Cumbe San Agustín, que se celebrará en el Teatro Alameda y en el que será homenajeado por su trayectoria artística como percusionista.
El evento forma parte de un conjunto de actividades que llevan adelante las organizaciones populares de la zona para convertir la parroquia San Agustín en un “eje turístico-cultural”, indicó Reinaldo Mijares, director del Teatro Alameda desde 2013 y productor ejecutivo del festival.
La sala “Carlos Orta” del teatro, con 467 puestos, se llenará de música desde este jueves hasta el 28 de septiembre. Durante la tarde están previstos conversatorios y clases magistrales que dictarán Quintero y Alfredo Naranjo.
A las 5:30 pm se realizarán los conciertos. Este jueves se presentarán agrupaciones de jazz que contarán con la participación del percusionista nacido en San Agustín y residenciado en Alemania, Renis Mendoza. El viernes será el turno de la Orquesta Latinocaribeña de Venezuela y la Big Band San Agustín. Al culminar la actividad dentro del teatro, comenzará la “Rumba en la calle”, que se desarrollará frente al teatro y en el callejón aledaño.
El sábado se presentará Nené Quintero con Be Jazz Session, espectáculo en el que estará acompañado por Alfredo Naranjo, Eddy Pérez y Miguel Chacón. El grupo interpretará temas del disco homónimo de Naranjo, nominado a los Premios Pepsi Music en la categoría Disco del Año.
—¿Qué siente al ser homenajeado en el lugar donde empezó su relación con la música?
—Ese sentimiento… ¿cómo describirlo? Es más bien agradecimiento al reconocimiento de tantos años de trabajo aquí en el barrio. Todo lo que hacía afuera con talento internacional lo traía luego a San Agustín para que la gente supiera en lo que andaba.
—¿Cómo era ese San Agustín en el que creció?
—Oyendo música todo el día. En mi casa siempre había una radio prendida. No importaba el género. Desde música clásica, popular hasta folclórica. En la calle había gente que ponía su música, sus equipos de sonido. La usaban para tomarse un trago, pasar el fin de semana. Los vecinos hacían una reunión.
—¿Y ahora es igual?
—Es la misma parroquia, pero con una nueva forma de ver las cosas.
—¿A qué se refiere?
—Mira, cuando yo empecé con la música, la televisión era en blanco y negro. Ahora hay Internet, redes sociales. Los músicos de hoy no pueden ver las cosas como yo las vi, porque no tuvieron esa experiencia. La tendrán por la historia que les cuentan, pero tener el olfato de lo que pasaba aquella vez, el color de aquellos tiempos, es muy diferente de lo que pasa ahora.
—¿Qué considera que hace a un percusionista un muy buen percusionista?
—Pienso que es la manera de interpretar la música. No es nada más tocarlo, no es nada más dar el golpe. Es saber armónicamente lo que está pasando en una canción, cómo se genera la melodía. No se puede tocar un tambor entorpeciendo a los que están cantando, o lo que se está diciendo. Hay armonía. Es meterte dentro de eso y respetar la música.
—Lo consideran el percusionista número uno del país. ¿Se siente así?
—Yo respeto lo que la gente piensa de mí. Yo no me considero de esa manera, porque he visto muchas cosas de las cuales sigo aprendiendo. Pero a la gente que me considera el número uno, le guardo mucho respeto.
—Cuando da clases, ¿qué es lo primero que le dice a sus alumnos?
—Lo primero que me gusta preguntarles es qué clase de música están oyendo. Qué es lo último que escucharon para entrar por ahí y hacer que entiendan lo que les voy a decir.
—¿Qué diría si uno de sus estudiantes le dice que lo último que escuchó fue reguetón?
—Bueno igual. Cuál reguetón es. Porque todo músico tiene influencias de alguien, si yo oigo la persona que te hizo llegar a la música, de allí puedo saber cómo comenzar a enseñarte lo que tú quieres saber. Para eso yo también tengo que estar al tanto de lo que está pasando musicalmente.
—¿Cómo ve el panorama musical venezolano?
—Se están haciendo cosas muy buenas. Podemos hablar de toda la nueva generación que se está creando dentro de las orquestas, que no solo hace música clásica, sino también música popular.
—¿Qué piensa de la fuga de talento musical venezolano?
—Es lamentable.
—¿Qué proyectos inmediatos tiene?
—No tengo ningún proyecto ahora. Van llegando y uno los va afrontando.
I Festival de Música Cumbe San Agustín
Del 26 al 28 de septiembre
Teatro Alameda, San Agustín del Sur
Entrada libre