Hace tres años, en 2017, Jesús Gabriel Angulo y su familia se fueron de Venezuela. España se convirtió en su nuevo hogar y el lugar en el que el joven cantante continuaría su formación musical.
Dos años después, el venezolano se convirtió en el ganador de la segunda edición de Prodigios, programa de Televisión Española que busca los mejores talentos en ballet, música y canto.
Su curiosidad y perseverancia lo motivó a probar suerte, por segunda vez, en el show. Y lo logró. El año pasado audicionó, pero no quedó entre los participantes. «Me seguí preparando con ayuda de mi madre. Esto demuestra que la constancia y el trabajo dan sus frutos, gracias a Dios», dice Jesús Gabriel desde Madrid.
En esta oportunidad, acudió a la audición mucho más decidido y preparado que el año pasado. Aunque reconoce que tuvo nervios, pudo controlarlos. «Ha sido, sin duda, la mejor experiencia que he tenido en mi vida. Cada etapa fue más exigente, pero al ver cómo iba progresando y teniendo las mejores críticas, me motivaba mucho más y tenía más determinación», asegura.
Luego de quedar en el programa, presentado por Boris Izaguirre y Paula Prendes, asegura que las dinámicas eran exigentes. Sin embargo, su madre, Susana Mendoza, lo ayudó a prepararse durante todo el proceso.
«O sole mio» de Giovanni Capurro, fue la pieza con la que ganó en la gala final y, también, con la que audicionó. No consideró otras opciones. El idioma tampoco fue un problema, pues su abuelo le enseñó italiano. «Es una canción demasiado hermosa, quiero que la escuchen y puedan quererla como yo», comenta.
Aunque no era su primera vez sobre un escenario, admite que estar en un lugar tan grande -el Centro Cultural Miguel Delibes de Valldolid- y frente a tantas cámaras de televisión representó un reto importante para él. «Los nervios estaban siempre presentes, pero cada lección y recomendación se quedaban en mi mente. No era nada fácil. Estaba en otro país y con mucho talento concursando. Por mi mente pasaba siempre mi madre, Venezuela, mi familia y también cada consejo y mis ganas de hacer lo mejor de corazón», asegura.
De la primera gala Jesús Gabriel recuerda con cariño una anécdota de algo que le ocurrió. Ainhoa Arteta, jurado del programa junto con Nacho Duato y Andrés Salado, le obsequió un pañuelo que pertenecía a Luciano Pavarotti, su ídolo y como quien quisiera ser en el futuro. «Ella subió al escenario para dármelo y abrazarme. Fue increíble», rememora.
Disciplina, pasión y constancia son los elementos más importantes que el venezolano se lleva de su de su experiencia en Prodigios. «No se puede dejar las cosas a la suerte. Se necesita mucha seriedad y hay que saberlo desde muy pequeño», afirma.
Antes de mudarse a España, el joven cantante inició su formación en el núcleo Acarigua-Araure del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, donde recibió clases de canto y marimba. Allí también trabajaba su madre, quien era directora del Coro Sinfónico Infantil. «Ese núcleo lo es todo para mí, porque ahí mi mamá me enseñó canto junto con mis otros profesores. Recuerdo que mi vida era el estudio y la música, los conciertos y actividades. Aunque a veces había momentos difíciles, Dios nos permitió tener esa familia única de la música», dice el joven de 11 años.
Jesús Gabriel asegura que su mamá tuvo un rol clave durante su proceso de formación, pues ella lo guió y encaminó desde el inicio. «Todo era música a mi alrededor por mi bella madre. Mi maestra y compañera en todo lo que hacemos. Ella era la directora del coro y cada día se dedicaba a mostrarme y enseñarme cada detalle del canto, siempre preocupada porque el talento que tenía fuera encaminado», asegura.
Desde que está en España continúa con sus clases de canto, pero bajo la supervisión de su mamá. También recibe clases de tuba en un conservatorio local.
Una de sus metas es convertirse en un cantante profesional. También le gustaría cantar en uno de los conciertos del director de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, Gustavo Dudamel, y en la compañía de Ainhoa Arteta. «Sé que debo estudiar y prepararme mucho, no solo en la música, sino en otras áreas para tener una buena educación. Deseo llegar lejos y mostrarle a mi madre los frutos de su dedicación», afirma.
Además de música y canto, a Jesús Gabriel también le gustaría estudiar Medicina. Considera que es un área fascinante; sin embargo, en el futuro se visualiza como un profesional del canto. En su tiempo libre, disfruta de escuchar a bandas como Queen y Metállica.
Uno de sus sueños es poder promover la cultura. Le gustaría colaborar con programas que lleven música a niños y jóvenes en todo el mundo. «Quiero demostrar que desde pequeño debemos soñar y trabajar para lograr cosas grandes para nuestras vidas», finaliza.