La primera actriz Silvia Pinal murió este jueves debido a complicaciones derivadas de la infección de vías urinaria que presentó recientemente. Tenía 94 años de edad.
La última diva del cine mexicano permaneció hospitalizada desde el 22 de noviembre y aunque su hija, Sylvia Pasquel, aseguró que estaba recuperándose, lamentablemente su cuerpo no resistió.
La noticia fue confirmada esta tarde por Televisa y posteriormente por fuentes cercanas a la familia.
En los últimos días, muchas fueron las especulaciones sobre la salud de la matriarca de la dinastía Pinal; las primeras alertas sonaron cuando Alejandra Guzmán reveló que Silvia había sido ingresada por una infección de vías urinarias, más tarde se confirmó que se encontraba en terapia intensiva con arritmia cardíaca y baja presión arterial.
Silvia Pinal evolucionó favorablemente. Sylvia Pasquel adelantó incluso que sería dada de alta el mismo miércoles, pero por desgracia esto no ocurrió.
Los últimos años fueron dolorosos física y emocionalmente para ella. En diciembre pasado fue ingresada de emergencia tras contraer influenza y pasó las fiestas navideñas en el hospital. En 2021 se contagió de covid-19 y la trasladaron de urgencia. En enero de este año volvió a visitar el hospital debido a una arritmia cardíaca, además de presión arterial baja.
Silvia Pinal también afrontó fractura de cadera en 2020, un cuadro de neumonía en 2019 y la polémica por su regreso a los escenarios en la obra infantil Caperucita ¡Qué onda con tu abuelita!, en la que llegó a aparecen en silla de ruedas.
Silvia Pinal: una vida dedicada al arte
“Nací en Guaymas, Sonora (1931), un puerto maravilloso de México; la raíz de esta historia se llamaba Jovita, mi abuela materna”, con esa idea comienza su autobiografía Esta soy yo, publicada en 2016, la cual causó revuelo por contar cosas desconocidas como cuando Enrique Guzmán, su entonces pareja, la amenazó con una pistola.
De niña, Pinal trabajó en el restaurante de su padre sirviendo las mesas, algo que le gustaba porque así conseguía dinero por las propinas.
Ya de adolescente, cuando tenía 17 años, hizo su debut en el cine (Bamba, 1939), pero la experiencia no fue como ella lo había imaginado, el productor Miguel Contreras Torres la tachó de bruta y estúpida porque no podía llorar en escena.
“Fue muy grosero conmigo ese viejo horroroso. Me regañaba mucho, digo, yo estaba muy verde, lo reconozco, pero de eso a que me gritara y regañara, era por ser violento”, recordó en una entrevista de 2019.
Esa “bienvenida” solo la impulsó en su carrera. En su larga trayectoria se pueden contar más de 100 producciones en cine y televisión, sin incluir teatro. Consiguió tres premios Ariel a Mejor Actriz (Un rincón cerca del cielo, Locura pasional y La dulce enemiga), además de uno de Oro por su trayectoria que incluye cintas en Europa.
El amor la acompañó en los escenarios
Uno de sus primeros novios fue Manolo Fábregas, pionero y pilar del teatro en México. Con él vivió feliz hasta que su mamá le preguntó si se había dado cuenta de que el hombre usaba peluquín. Entonces se desilusionó y acabó el idilio.
La primera vez que llegó al altar fue en 1947, del brazo de Rafael Banquells. Entonces ella tenía 17 años, mientras que el actor estaba en sus 30. De ese matrimonio nació su primera hija, Sylvia Pasquel y aunque ella misma aseguró que se casó enamorada, también confesó que la relación fue su salida del yugo familiar.
A Gustavo Alatriste, uno de sus maridos, la propia Pinal lo calificó de gánster. Con el productor tuvo a Viridiana. Esta, que también fue actriz, perdió la vida a los 19 años de edad en un accidente automovilístico. Tulio Hernández, su última pareja en matrimonio, le fue arrebatado por un edema cerebral.
Enrique Guzmán es tema aparte, con él mantuvo una relación de nueve años, de la que nacieron sus hijos menores, Alejandra y Luis Enrique. En su autobiografía, Pinal recuerda que el cantante le fue infiel y además la maltrataba, pasajes que fueron retratados en la serie sobre su vida: Silvia Pinal, frente a ti.
“Lo que pasó entre nosotros no fue solo culpa de él. Enrique hizo lo que quiso, y lo permití”, comenta en el libro.
Otro de los pasajes duros se dio en el año 2000, cuando fue acusada de presunto fraude en contra de la Asociación Nacional de Productores de Teatro, por más de 9 millones de pesos. Se autoexilió por 11 meses.
Para entonces ya había sido presidenta de la ANDA y diputada federal por el PRI, pero nada la preparó para una situación como esta.
Oculta en un automóvil logró salir del país y en diciembre del mismo año, cuando las cosas se aclararon, regresó.
“Y llego como me fui, con mi nombre limpio”, exclamó entonces en el aeropuerto capitalino.