La artista chilena Mon Laferte protagonizó el momento más llamativo de los Grammy Latino, al detenerse ante las cámaras en la alfombra roja para mostrar un mensaje pintado sobre su pecho desnudo: «En Chile torturan, matan y violan».
Un pañuelo verde a favor de la legalización del aborto en su país era lo único que vestía. Completaba así Mon Laferte la protesta por el estado de violencia y opresión que vive actualmente Chile.
«El plan era hacer una denuncia pública en un lugar donde podía llamar la atención», confesó la intérprete a Europa Press. Añadió: «No es fácil, la verdad. Exponerme así personalmente fue duro, pero da igual, lo importante es que el mensaje ha llegado».
Laferte considera que la imagen no hubiera sido igual de potente si hubiera mostrado su mensaje en una pancarta. Para ella, esto «habla del mundo en el que vivimos, en el que mostrar los pechos femeninos siguen causando controversia». De hecho, en Instagram, la propia artista compartió una imagen suya en la alfombra roja pero con dos flores sobre sus pechos para evitar la censura.
«Habla de cómo en nuestro planeta la gente todavía se espanta en 2020 por ver un par de tetas en su hábitat natural. Pero si son unos senos apretados detrás de un escote o de una transparencia con una sonrisa y usadas de modo sexual, está todo bien», argumentó.
Tras asegurar que ella siempre ha sido activista desde joven, bromea al remarcar que hasta ahora «nunca había mostrado los pechos en una alfombra roja». Y concluye: «Nunca me ha dado miedo decir lo que pienso. Puede que tenga razón o no, pero lucho por mis ideales, creo que cuando hay injusticias es necesario levantar la voz».
Música y protesta
Abrumada por los acontecimientos en su país, Mon Laferte estrenó el viernes pasado, horas después de su protesta en los Latin Grammy de Las Vegas, una canción titulada «Plata ta tá» en la que canta frases como «Está generación tiene la revolución. Con el celular tiene más poder que Donald Trump».
La inspiración para esta canción no está en el presente, sino en el golpe de Pinochet de 1973. «Mi madre me contó lo que vivió y, claro, entonces no había celulares, ni Internet, ni cámaras en los teléfonos. Nadie se enteraba de nada y lo que se veía por televisión en el resto del mundo no era la realidad, pues se mostraba lo que interesaba», relata.
Con una clara intención de motivar a las nuevas generaciones, la artista lamenta que en aquel entonces nadie pudiera saber nada de desaparecidos y torturados. Pero algo tiene que ser necesariamente diferente «ahora que todos podemos ser reporteros y la información está ahí».
Por eso, resalta que el mundo se enteró de lo que ocurre en Chile gracias a esa tecnología utilizada por los más jóvenes. «Las nuevas generaciones son increíbles. Los más viejitos se siguen asustando por ver unas tetas, pero la gente más joven lo ve todo mucho más relajado. Mi sobrina es adolescente tiene 15 años y me llamó para decirme que no entendía tanto revuelo y que se sentía orgullosa de mí».
Mon Laferte está ahora en México a punto de finalizar la gira de su último álbum, Norma, publicado hace justo un año. Después, pensaba repensar todo, pero admite que tras haber estado en Chile participando en las protestas y todo lo que está sucediendo, está «escribiendo canciones como loca. No sé lo que haré, solo sé que estoy escribiendo mucho y muy diferente», concluye.
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