Una imponente reja de color negro, completamente cerrada, recibe a los visitantes en la entrada principal del Museo de Arte Contemporáneo, fundado por Sofía Ímber en 1973. El recinto, un símbolo cultural del país y uno de los museos más importantes de Venezuela y referencia latinoamericana en sus años dorados, luce desolado. En su entrada todavía está lo que antes era un completo programa de exposiciones, ahora vacío. Junto a él dos anuncios para el público: «Visita Cronus, sala 8» y «Entrada al museo por el Jardín de las Esculturas», los únicos espacios abiertos.
El museo, conocido por todos como el Macsi, cuenta con 11 salas, dos espacios alternos, una cafetería, una biblioteca y sus bóvedas, todo actualmente cerrado al público. El personal del recinto, así como el ministro de Cultura de Nicolás Maduro, Ernesto Villegas Poljak, insistieron en que se trata de un cierre por remodelación y que solo una exposición estará abierta este mes de diciembre: Cronus, memorias de un imaginario, del artista venezolano Alejandro Plaza.
El panorama que se observa en las instalaciones resulta desolador. Pareciera que el «cierre definitivo» del recinto será más pronto que tarde. El sábado 11 de diciembre el periodista Sergio Monsalve publicó un hilo en Twitter, que incluyó capturas de una conversación con un empleado que advirtió del cierre y pidió ayuda al sector privado para recuperar el museo.
En la denuncia se explicó que el cierre se debía, principalmente, a la humedad y el moho. Ambos se extienden por las paredes, síntomas del abandono al que está sometido el museo con una de las mejores colecciones de arte contemporáneo. El deterioro se aprecia incluso en la sala 8, donde se realizó una visita guiada a los estudiantes de la Unearte el 15 de diciembre. El moho se observa en la baranda de las escaleras que conducen a otra sala. Allí también la humedad ha causado estragos en las esquinas y el piso. Las áreas aledañas no se encuentran operativas: «Disculpe, sala cerrada por montaje» es el anuncio que impide el paso a otros espacios. No se puede bajar ni subir por las escaleras, está permitido mirar la exposición de Alejandro Plaza.
En la sala 8 el tenue aire acondicionado pronto se vuelve insuficiente para la cantidad de visitantes. El techo de la entrada está agrietado, afectado por la humedad. El moho pasa desapercibido para quien está concentrado en la propuesta neo-pop y neo-cinética del artista de 32 años de edad, quien expone por primera vez en el recinto. Solo pocos notarán que el nombre de la exposición está iluminado por un solo bombillo, el segundo no funciona.
Rumores malintencionados
Dos guardias de seguridad custodian las puertas de la sala 8 del Museo de Arte Contemporáneo, ahora Armando Reverón. Uno de ellos ya se encuentra jubilado, pero accedió a trabajar debido a la escasez de personal. Cree que la denuncia del «cierre definitivo» son rumores malintencionados basados en una información que pudo comunicarse mejor: los espacios están cerrados por remodelación. Restaurar una institución del tamaño del Museo de Arte Contemporáneo no es un trabajo sencillo. «Toma tiempo lograrlo», afirmó.
Además, señaló que las remodelaciones se están haciendo en medio de la pandemia del covid-19 y la crisis económica que atraviesa Venezuela. El sector cultural no escapa de la realidad que enfrenta el país y, aunque se intente reabrir los espacios con rapidez, toma tiempo conseguir los fondos necesarios, explicó el guardia. Reveló que el museo está buscando conseguir su propio aire acondicionado ya que el enfriamiento de las salas depende de los sistemas de Parque Central, los cuales actualmente están inoperativos.
Los sótanos de Parque Central, en donde está la planta que suministra aire acondicionado al complejo urbanístico y a los museos, se encuentran abandono. Las paredes tienen humedad y moho, no hay buena iluminación, hay carros abandonados. El museo, además, no cuenta con suministro de agua continuo.
Como jefe especialista en seguridad, el guardia ha trabajado 28 años custodiando obras de arte de Caracas, primero en el Museo Arturo Michelena, luego en la Galería de Arte Nacional. Ahora cumple su labor en el MAC. Reconoce que no hay suficiente personal ni un salario atractivo que permita contrataciones para poder reabrir más salas o las bóvedas. Allí se encuentran bien resguardadas, dice el guardia, las invaluables obras de Pablo Picasso; Claude Monet, Vasili Kandinski, Fernand Léger, Piet Mondrian, Alexander Calder, Georges Braque, Andy Warhol, Francis Bacon, Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez, entre otros.
Una de las grandes preocupaciones del sector cultural es el estado de las piezas así como el destino de estas. Porque robos ha habido. El más reciente fue hace un año cuando desaparecieron dos obras, una de Gego y otra de Cruz-Diez. El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas aprehendió a Douglas Hernández, de 53 años de edad, jefe de seguridad del museo, y al museógrafo Carlos Mora, de 44, los responsables del hurto. El más recordado, el de Odalisca con pantalón rojo de Henri Matisse, que fue robada entre 1999 y 2002 de la bóveda del MACSI, recuperada por el FBI en 2008 y devuelta a Venezuela en 2014
«Hemos tenido una fuga importante de profesionales pero no cerrarán las instalaciones. Cuando se publicó la noticia de que el museo cerraría los primeros sorprendidos fuimos nosotros. Es falso eso», reiteró. Una afirmación que también mantienen los únicos dos empleados de la cafetería. Ambos consideran que las instalaciones se han mantenido, y bien, a pesar de la crisis.
Misteriosas buenas noticias
Al comenzar la visita guiada a los estudiantes, el director del Museo de Arte Contemporáneo, Óscar Sotillo Meneses, anunció que pronto ofrecerán muy buenas noticias. Negó el cierre del museo. «Hemos sabido salir adelante, seguimos avanzando poco a poco en esta nueva normalidad pospandemia». Sin embargo, no detalló cuáles serán esas futuras buenas nuevas.
El ministro de Cultura de Nicolás Maduro, Ernesto Villegas Poljak, al desmentir el cierre también anunció que pronto darían más información sobre el museo. «Pronto estaremos en condiciones de ofrecer más noticias sobre el Museo de Arte Contemporáneo Armando Reverón. Por ahora, basta decir que preparamos para enero una exposición de obras donadas por artistas participantes en la Bienal del Sur cuya IV edición acaba de concluir con éxito», informó Villegas Poljak en su Twitter.
Sin embargo, al preguntarle al personal del recinto cuál será la programación de 2022, ninguno sabe. El anuncio de las exposiciones lo realiza la junta directiva y, por los momentos, no se ha anunciado nada oficial. Es decir, se desconoce si se habilitarán más salas o si permanecerán cerradas por las remodelaciones. El panorama es incierto.
Un daño al museo
La noticia del «cierre definitivo» del Museo de Arte Contemporáneo es incluso criticada por parte del personal, quienes consideran que este tipo de informaciones no benefician al recinto. Mariluz Villalba, coordinadora del programa Ven a los museos, una iniciativa de la Fundación Museos Nacionales, considera contraproducente publicar ese tipo de información.
A su juicio, este tipo de noticias en las que se denuncia un «cierre definitivo» causan más daño. No cree que sea una noticia positiva. Además, señaló que es una información falsa ya que permanecen abiertos la Sala 8 y el Jardín de las esculturas. «Los museos están ahí, abiertos. Está la exposición de esta sala 8, la Galería de Arte Nacional tiene varias salas también abiertas al público. Los museos incluso tienen una red importante en las redes sociales con actividades y exposiciones», comentó durante la visita guiada.
Aunque Villalba tiene un variado cronograma de actividades con los museos caraqueños para este mes, al igual que el resto del personal, desconoce cuál será la programación del MAC en 2022. Tal vez ni haya.