Desde su primer plano, Enola Holmes interpela. Enola personaje. Enola película. La adaptación de la saga de novelas de Nancy Springer rompe la cuarta pared poniendo a su figura central, interpretada por la actriz de Stranger Things, Millie Bobby Brown, de cara al espectador, con quien comparte su travesía: encontrar a Eudoria, su madre, quien desaparece dejándole crípticos mensajes.
Una razón por la cual encontramos ese recurso de complicidad en el filme que llega a Netflix el 23 de septiembre es por su realizador: Harry Bradbeer. El director detrás de la mayoría de los episodios de la serie de Phoebe Waller-Bridge, Fleabag -por la cual se llevó un Emmy-, nuevamente comanda un relato sobre una figura femenina honesta y cándida, que nos hace parte de su mundo. El filme, que fue adaptado por Jack Thorne, no cuenta meramente «la historia de la hermana menor de Sherlock y Mycroft Holmes».
El largometraje, más allá de ese giro, emancipa a Enola de sus referentes masculinos y la acerca a su madre desde su ausencia. Su madre: la verdadera responsable de su apetito por la curiosidad, de su perspicacia, de su creatividad y vehemencia.
Por lo tanto, los roles de Henry Cavill y Sam Claflin son secundarios y la búsqueda de la joven por su madre -Helena Bonham Carter, perfecta como siempre- se convierte en el motor de la acción, con una heroína que no teme romper con las normas del siglo XIX que, literal y figurativamente, forzaban a las mujeres a encorsetarse. Por el contrario, Enola, al buscar a su madre, se encuentra a sí misma y aprende que el mundo no la dejará más sola si logra hallar a mujeres como ella, en un guiño interesante al universo Jane Austen.
En diálogo vía Zoom con La Nación, Millie Bobby Brown alude a su rol de productora del filme, a la fuerza que tienen las nuevas generaciones para cambiar el statu quo y lo hace, a sus tan solo 16 años de edad, con una madurez que merece ser celebrada.
-¿Cómo te encontraste en el rol de productora de Enola Holmes?
-Como todo en la vida, esto también implicó un gran desafío, pero lo cierto es que la experiencia fue maravillosa, el poder producir una película y todo lo que eso significa. Mi idea era poner, desde lo creativo, mi visión sobre la historia, y además estaba tomando el mejor personaje para poder llevar eso a cabo desde los pormenores de la producción.
-Como dices, el personaje de Enola es sumamente rico…
-Es un gran personaje, no podría haber pedido otro tan extraordinario como este, por lo cual el desafío siempre estuvo en poder equilibrar lo que estaba haciendo delante de cámara, con los aportes que hacía detrás, en el desarrollo del proyecto.
-En relación con esos dos roles que tuviste que manejar, ¿cuán nerviosa te sentiste el primer día de rodaje?
-Lo que me ponía más nerviosa era crear a Enola desde el comienzo, darle esa forma que iba a tener a lo largo de la película. Venía hablando de ella desde hacía tanto tiempo que cuando en la primera escena me tocó caer de una colina y hablar al mismo tiempo, me dije para mí misma: «¡Ay, Dios mío!». Pensaba que no iba a poder con todo y me invadieron los nervios.
-¿Sientes una responsabilidad, una presión, por dirigirte a las nuevas generaciones, por transmitir un mensaje que resuene, como sucede con este filme respecto a encontrar la identidad?
-No siento presión, siento que alguien tiene que hacerlo; y si yo puedo, lo voy a hacer. Hay que alzar la voz respecto a ciertos tópicos que pueden llegar a ser considerados como tabú. A nivel personal, me gusta debatir algunas temáticas pero por fuera del mundo adulto, temáticas que si bien se abordan tradicionalmente por generaciones mayores, yo disfruto compartir con los jóvenes. Me parece importante incorporar a la juventud en conversaciones que son grandes, que incluso pueden llegar a cambiar nuestras vidas. Porque, si lo pensamos, es eso lo que a largo plazo va a cambiar el mundo: estas charlas con estas nuevas generaciones. Me entusiasma mucho el futuro, me entusiasma esta generación, por eso no hay un atisbo de presión a la hora de comunicar o pronunciarme.
-¿Cómo describirías esta película? ¿Piensas que es feminista? ¿Cómo la explicarías en ese sentido?
-Definitivamente lo es. Es sobre el empoderamiento femenino. Transcurre en un período de tiempo mucho más restrictivo, y focalizado en los hombres. Mi frase favorita de la película es: «Ugh, lo último que necesitamos son más votantes sin educación», cuando la cámara enfoca a un hombre viejo con la pipa en la boca y lo vemos durmiendo. Me encanta eso. Las sutilezas que hay en las escenas. Personalmente creo que la película está basada alrededor de las mujeres, del movimiento sufragista, y alrededor del cambio. En ese momento el personaje de mi mamá no quería que yo viviera en un mundo que no me quisiera en él. En el 2020 hemos avanzado, aprendemos más y cambiamos, pero en el siglo XIX Enola era considerada una rebelde y yo hubiese sido considerada una rebelde también.