—¿Ha interpretado música estadounidense?
—Claro, ¿por qué no? Hay música estadounidense muy buena. He interpretado música de muchos países y han imperado en mí los valores estéticos-musicales-sociales y del momento histórico de cada manifestación.
—¿Teme que la dictadura lo juzgue por traición a la patria?
—No, porque nunca he traicionado ni a mi país ni a la música de mi país, aunque son capaces de inventar cualquier marramucia. Además, quien conoce mi trabajo sabe que desde hace unas cuantas décadas profeso un sólido compromiso con nuestra cultura musical.
—¿Tocaría en la fiesta de algún personero del régimen?
—¡Ni de vaina!, porque el dinero para pagarme podría ser de “dudosa procedencia”.
—¿Qué toca Venezuela en el concierto de las naciones?
—Un clamor por ayuda de los países democráticos. De no ser escuchado ese clamor, el concierto sería el “Requiem” de Mozart, Verdi o Fauré.
—¿Le arreglaría el sonido al régimen?
—Me encantaría, pero “a oídos sordos… ni que lo fajen chiquito”.
—¿Y a la MUD?
—Trataría de arreglarles el sonido en lo que yo pudiera aportar. No estaría de más echarles una buena “afinadita”… ¡ojalá se dejaran!
—Venezuela es un concierto de…
—De… safinado.
—¿Qué instrumento desafina en la orquesta de la “revolución”?
—¡Todos! Suenan tan mal, tan desacoplados, ¡tan desafinados!
—¿El instrumento de la incertidumbre?
—Hay varios: la desinformación, la censura a los medios, “el teatro” de la comunidad internacional, la sumisión de los poderes públicos ante el Ejecutivo y la ignorancia e incapacidad de los jerarcas del régimen.
—¿Imagina al gobierno haciendo lobby para ganar un Grammy?
—No, lo imagino buscando la plata para comprarlo, un soborno, un acto de corrupción más, pues.
—¿Una canción para arrullar al soberano?
—Duérmete mi niño / Duérmete mi amor / Duérmete pedazo de mi corazón.
—¿El instrumento sexy?
—El órgano.
—¿El del buen humor?
—El serrucho que toca Andrés Barrios, integrante de Los Hermanos Naturales.
—¿Una canción para el oficialismo?
—La que cantaba Javier Solís: “Te vas porque yo quiero que te vayas”… ¡Ahhh!, hay otra: “Ahí viene la plaga”.
—¿Una melodía para los diputados de la oposición que no asisten a las sesiones?
—“Vagabundo” de Chico Buarque: “… ve a trabajar vagabundo / ve a trabajar criatura /… ve a trabajar / ponte a sudar …”.
—¿Otra para que el gobierno digiera de una vez por todas los resultados de las elecciones legislativas de 2015?
—La “Ofrenda musical” de Juan Sebastián Bach, por honesta; y si no la entienden, un vallenato bien malandro o un bolero bien despechado.
—¿Otra para sosegar las controversias en la MUD?
—Hay un viejo bolero titulado “Condición”, que dice en una de sus frases: “… si quieres que empecemos nuevamente / con una condición vuelvo contigo / hay que olvidar lo que nos ofendimos / y hacer de cuenta que hoy nos conocimos”.
—Si su guitarra hablara…
—Le cantaría al país y al mundo las historias de los hombres justos y honestos que han vivido en esta Tierra de Gracia. Ahora, si va a hablar de mis cosas personales prefiero que no lo haga porque sería una mala confidente.
—¿Se ha peleado con ella?
—Jamás. Ella sí se ha peleado conmigo cuando no la toco bien… la guitarra es como las mujeres.
—¿Una dirigente con silueta de guitarra?
—Si utilizamos la idea de Zapata en su mural Conductores de un país, tendríamos que pensar en el temple, honestidad, creatividad y venezolanidad representado por un montón de mujeres formidables. Por supuesto que no estaría ni la imagen ni la posición política de ninguna de las mujeres que representan y defienden este gobierno.
—¿Una locura en el escenario?
—Que un dirigente muy importante de nuestro gobierno haga el papel de Otelo y que su mujer haga de Desdémona. Los celos conllevan ceguera y la tragedia, como toda tragedia shakesperiana, terminaría en un escenario rebosante de cadáveres… pura cosa del teatro.
—¿Quién requiere una recomposición?
—Hay que recomponer a los venezolanos porque los mitos en los cuales nos han hecho creer los hemos convertido en actos de fe, olvidándonos de la historia y del sentido crítico con que deberíamos ver y analizar nuestro proceso histórico.
—¿Qué le diría cantaíto al gobierno?
—“… después de tanto soportar la pena que tú mismo hiciste / solo cenizas hallarás de todo lo que fue mi amor …”.También le cantaría la canción de Aquiles Báez “Cenizas de la historia”: “… me duele este país con sus ansias de vivir …”.
—De no ser músico…
—Podría ser también músico, o músico, o músico. Si me la pones difícil, me encanta la Biología y la Medicina.
—¿Quién debe bajar el volumen?
—No se trata de que el gobierno y la oposición bajen o suban el volumen al mismo tiempo. Se trata de que se demuestre verdadero amor por esta tierra bajando o subiendo el volumen cuando en cada caso sea necesario, sin trampas ni puñaladas por la espalda.
—¿Su primer recuerdo musical?
—Mi abuelo Mariano Estévez (papá Mariano) tocando cuatro. Tenía una muñeca prodigiosa (me refiero a la de su mano derecha) y las visitas a mi pueblo natal de mi tío Antonio Estévez con algunos de los “muchachos” fundadores del Orfeón Universitario de la UCV… ¡pura cantadera!
—¿Su referencia musical universal?
—Hay muchos: Bach, Mozart, Wagner. Y de Venezuela, Antonio Estévez, mi centenario tío.
—¿Una composición para calmar a Maduro y CIA?
—El “Ave María” de Schubert; aunque esos tipos el único “Ave María” que conocen es el “Ave María Lola / conmigo vas acabar”, de la Sonora Matancera… en este caso esa “Lola” es Venezuela.
—¿Propondría la misión música?
—Ya desde el siglo pasado, por los años treinta, existe la escuela fundada por el maestro Vicente Emilio Sojo, y en tiempos recientes el Sistema de Orquestas y Coros liderado por el maestro José Antonio Abreu. ¿Para qué ese empeño en darle nuevos nombres a algo que ya existe?
—¿Contestatario?
—Algo, aunque trato de razonar y argumentar mis desacuerdos. No puedo compartir la intolerancia ni la soberbia.
—¿Qué le contestaría al régimen autoritario?
—Que no sean torpes, que no sean irracionales, que no los soporto. Que con autoritarismos no se construye un país. Que hay que tolerar la disidencia, que hay que consentir que pensemos diferente, y que eso hay que respetarlo.
—¿Contestó tarde Dudamel ante la represión?
—Creo que sí. Aunque “más vale tarde que nunca”.
—¿Podría este régimen censurar a un músico?
—Sería muy triste que lo haga abiertamente, aunque se han visto algunos casos de retaliaciones con grupos o cantantes a los cuales se les ha negado apoyo por no ser adeptos a este régimen.
—¿Imagina una ley resorte para los compositores?
—¡Nunca! La creación artística lleva implícita la libertad e imaginación. Nunca ha existido ley alguna que regule la creación, y nunca la creación debe estar supeditada a una línea de pensamiento partidista.
—¿El instrumento acorde con una dictadura?
—Uno que esté en desuso, que por la imprecisión de sus notas lo que hace es desarmonizar y desafinar.
—¿Con la oposición?
—No se requiere uno solo, sino una sección completa de violines, violas, violoncellos, trompetas, flautas, oboes, clarinetes…
—¿Baila como toca?
—Chico, fíjate que sí.
—¿Toca como baila?
—A mí me dicen el Nurejev de mi pueblo, Calabozo.
—¿Posibles acordes para las elecciones de gobernadores?
—Sol mayor y re mayor, que es la tonalidad según la cual un amigo dice que está afinado el universo.
—¿Una música para la Asamblea Nacional?
—“Lágrimas negras”: “… aunque tú me has dejado en el abandono / aunque ya has muerto todas mis ilusiones …”
—¿Otra para la ANC?
—“No me lo mate no, señor cazador”.
—¿La nota musical de la ley contra el odio?
—No logro entender eso de ley contra el odio. En caso tal sería la nota mi, apuntando con el dedo medio de cualquiera de las dos manos.
—¿Podría un arreglista arreglar esto?
—Ojalá que lo que arregle esto no sea un arreglista, sino un proyecto de país. Siempre estamos esperando un mesías. Lo que pueda arreglar esto es la suma de muchas voluntades.
—Un mundo sin guitarra…
—Estaría perdido por no tener una buena y fiel compañera.
—Un país sin democracia…
—Sería un país triste, sin luz, sin pensamiento libre.
—¿Un flautista de Hamelin que haga regresar a los venezolanos idos?
—Todavía no lo vislumbro. Pero la canción que acompañaría a esos venezolanos sería “A tu regreso” de Henry Martínez: “…A tu regreso verás aquel / pedazo de algo que estuvo ayer / tumbando mangos como a las tres / chupando caña y robando miel…”.
—¿Qué pasaría en Venezuela si sus dirigentes dominasen un instrumento musical?
—Los venezolanos nos despertaríamos todos los días con una sonrisa.