Para Fernando Daniel Morillo Rivas verse en pantalla grande no fue incómodo, tampoco extraño. Todo lo contrario. Estaba viendo el resultado de un reto que asumió hace dos años, cuando aceptó unirse al elenco de Lost Soulz. No había actuado antes, mucho menos en otro idioma, pero le emocionaba hacer algo diferente, retarse. Lo disfrutó tanto que le gustaría repetirlo.
Micro TDH, como lo conoce su legión de fans, llegó a la película como compositor. Fue invitado por los venezolanos Andrés y Juan Carlos Figueredo Thomson, productores de la película, para componer el soundtrack. En 2022, viajó a Nueva York para comenzar a trabajar en la música. Allí conoció a Katherine Propper, directora del filme, quien aún buscaba a un actor para completar el elenco. El desenvolvimiento del venezolano en el estudio llamó la atención de la cineasta estadounidense. Supo que era el indicado para interpretar a Froggy, quien forma parte de un grupo de jóvenes que se embarcan en una aventura musical que cambiará sus vidas.
«Compartí con muchos chicos súper talentosos, que también terminaron formando parte del elenco», cuenta el merideño de 25 años de edad, quien no dudó cuando recibió la invitación. «(Katherine) vio que tenía características y rasgos que podían encajar en el personaje que faltaba».
La semana pasada, Micro TDH asistió a la premiere de Lost Soulz en Venezuela. No era la primera vez que veía la película. La vio el año pasado en el Festival de Cine de Tribeca y desde entonces, al menos otras siete veces la ha visto. En cada oportunidad encuentra algo diferente. «No me sentí extraño, me sentí realizado. Cada vez que la veo le agarro más cariño y veo algo nuevo. Me parece que es una buena película y que lo hicimos bien», afirma y asegura que, aunque no es su primera vez delante de una cámara, verse en la gran pantalla es impresionante. «Estoy acostumbrado a verme en pantalla por los videos musicales. Pero sí es una impresión distinta verme en el cine y pensar ‘wow, estoy aquí en una pantalla de cine y gente viendo una película donde yo estoy actuando».
Interpretar a Froggy no fue un gran reto. Ya estaba familiarizado, por su propia experiencia, con el viaje de los jóvenes de Lost Soulz para construirse una carrera en la música, específicamente en el rap. Lo más difícil para Micro TDH fue actuar en otro idioma. «Fue un reto muy grande hacer este debut en otro idioma. Hace dos años yo manejaba el inglés bastante bien, pero había ciertas cositas que no calaban del todo».
«Hay muchos paralelismos con la vida real. De hecho, nuestros personajes se parecen mucho a nosotros, tanto el mío como el de los demás muchachos. Aunque sí había una actuación muy genuina al emular lo que vivimos, tuvimos que adaptar nuestras personalidades porque había que leer guiones y seguir scripts», explica.
Precisamente, esas similitudes de la trama con su propia historia hicieron que Micro TDH conectara rápidamente con la película. Conoce bien las dificultades que se viven al comenzar a hacer música. Lo vivió, lo sufrió. Sabe lo que es viajar por distintas ciudades para presentarse donde le dieran espacios, a veces con el pasaje de ida pero sin el de regreso. Sabe lo que es rapear en autobuses para reunir unos cuantos billetes para tratar de comprar equipos para grabar sus canciones. Nadie mejor que él sabe lo que es «pasar roncha». Y no lo olvida. Lo tiene presente en cada paso que da en su carrera. «Sé lo que es recorrer el país con los recursos más precarios y llevar tu talento a sitios donde la gente ni te topa».
Con apenas 12 años sabía que quería dedicarse a la música, al rap, género que descubrió gracias a su hermano Axel Viloria, hoy su manager. Comenzó a escuchar Guerrilla Seca, Tres Dueños, Biancucci, Mcklopedia, Apache y Canserbero. Se interesó por el freestyle y no hubo vuelta atrás. Había descubierto su pasión. Comenzó a participar en batallas de freestyle en Mérida bajo el nombre de Mc Microbio, que luego simplificó a Mc Micro y que –tras trabajar con la compañía discográfica The Dog House– cambió a Micro TDH. Ahora, más de una década después, el cantante recuerda esa época con mucho cariño. «Era un chamo soñador. No estaba seguro del lugar al que iba a llegar, pero sí estaba seguro de que esto (la música) era lo que más amaba. Me enamoré perdidamente del rap, eso fue lo que me motivó a grabar mis primeras canciones oficialmente».
Su amor por la música era tal que estaba dispuesto a hacer cualquier sacrificio para cumplir su sueño. Y así fue. Esa pasión lo llevó a recorrer el país con lo justo en el bolsillo para construirse un nombre y ganarse un puesto en la industria venezolana. «Sé lo que es que no te paguen, que te estafen, que te obliguen a viajar de un sitio a otro y no cumplan con los requerimientos porque no eres un artista grande». Poco a poco, fue ganando reconocimiento y el apoyo de fanáticos que disfrutaban su música. Se dio cuenta de que su todo su trabajo y esfuerzo estaban dando frutos. «Conforme más me entregaba, más le dedicaba tiempo y más constante era, notaba que se iba sumando más gente: de 50 en 50, de 10 en 10, de 100 en 100, iban llegando más personas. De un momento a otro ya tenía cuatro años haciendo música y me di cuenta de que había generado un impacto en las personas, querían seguir escuchando mis canciones».
De las trabas que encontró en el camino asegura que fueron parte del proceso. Incluso, se siente agradecido por haberlas experimentado y superado. Lo ayudaron a fortalecer su sistema de apoyo. «Creo que mientras más te vas cayendo, más vas blindando tu propio sistema porque vas creando un equipo de personas que confían en ti, que te aman y que bregan por tus intereses. Los tropiezos nunca fueron algo del otro mundo porque sabía que eran aprendizajes para el futuro, así los tomé». En ese proceso, Micro TDH asegura que el apoyo de su mamá fue clave. «Ella siempre confío en mí y me permitió desenvolverme para crear mi propia historia. Creo que contar con el apoyo de mi familia fue una de las cosas más importantes porque ayuda a reforzar mucho tu seguridad. Sin duda, contar con su apoyo es parte fundamental de mi historia y de que yo esté aquí».
La carrera de Micro TDH fue otra a partir de dos canciones: «Cafuné» y «Te vi», junto con los colombianos de Piso 21. «Creo que mi primer acercamiento con esa sensación de éxito fue cuando saqué mis primeros discos y vi que había una comunidad, no solo de venezolanos sino internacional, escuchando mi música y fue con ‘Cafuné’. Se convirtió en una suerte de himno en Venezuela que con el paso de los años ha ido mutando. Es una canción importante para muchas personas. También fue mi primer tema en llegar al millón de reproducciones, que era demasiado para un chamo que venía de Mérida, sin inversionistas detrás, sin apoyo de una disquera. Ese fue el primer éxito que tuve».
Si «Cafuné» abrió caminos, «Te vi» cambió las reglas del juego. «Esa canción hizo que me conociera el mundo entero, no solo Venezuela y Latinoamérica. Fue una canción que llegó a países como Rusia, Italia, Corea y Japón. Llegó a un montón de sitios a los que jamás imaginé que mi música llegaría». Pero lo tiene claro: no quiere ser reconocido sólo por el éxito que alcanzó con estos dos temas. Se dedicó a componer más y mejores canciones, tanto para él como para otros. Así llegaron otras colaboraciones con artistas como Pablo Alborán e invitaciones a festivales como el Lollapalooza Chile en 2022.
Sobre la presión de trabajar constantemente en música nueva, de ser relevante en una industria tan competitiva como la musical, el cantante trata de buscar un punto medio entre su amor por la música y que esta sea rentable. «Tengo que verlo de dos formas. Primero como un trabajo, si no lo veo así no estaría buscando oportunidades para mantenerme. Y también como una pasión, porque de no ser así la presión aumentaría y dejaría de amarlo. La presión siempre está en cómo sobrellevar esa balanza entre el trabajo y la pasión».
Aunque Micro TDH sabe que es visto como una referencia de artistas venezolanos exitosos, considera que todavía tiene mucho por aprender. «Es un honor que en muchos países me quieran y que la gente me conozca, que escuchen mi música. Es bonito que te vean como una figura influyente, pero nunca me quedo quieto en esa posición, siempre quiero ir por más y seguir creciendo. No quiero pensar en ser el más duro o el más famoso, siempre habrá un montón de sitios donde nadie te conozca, incluso en tu propio país. Entonces, la lucha nunca termina, es hasta donde el cuerpo resista. El cielo ni siquiera es el límite».
Para éMicro TDH, a sus 25 años de edad, el éxito no significa ser conocido por muchos ni tener millones en el banco, aunque sabe que en su carrera ambos son importantes. Pero la definición de éxito para él se resumen en ser ser feliz. «Cada persona tiene su propio concepto de éxito, pero a mí me parece que una persona exitosa es alguien que tiene salud, buenos lazos familiares, abundancia, buenas finanzas, una buena relación con Dios y que es feliz y plena, sin depresiones ni preocupaciones».
Sobre los sacrificios que ha hecho en su carrera, dice que no son muchos; sin embargo, los más difíciles han sido dejar Mérida y luego Venezuela. «No existe ningún camino hacia el éxito sin sacrificio y en la música no es la excepción. Me tuve que ir de Venezuela, nadie se quiere ir de su país a un lugar desconocido, donde no sabes cómo funciona nada y tienes que empezar de cero. Siempre es difícil. Tener que dejar mi ciudad también lo fue, salir de mi zona de confort fue un cambio radical (…) pero cada sacrificio siempre tiene una recompensa cuando es un sacrificio noble y cuando es un sacrificio por un bien común».
Micro TDH anunció recientemente su tercera gira por Estados Unidos, Somos TDH USA Tour. Comenzará en septiembre en Nueva York. También trabaja en música nueva. Y tras su participación en Lost Soulz, le gustaría volver a actuar. Quiere probar suerte con papeles más retadores. «Me encantaría continuar actuando no sólo en películas que tengan que ver con música, sino también en proyectos en los que se me demandara interpretar un personaje que no tenga nada que ver con mi personalidad», dice el cantante, a quien también le gustaría incorporar más la actuación en sus videos musicales. «Siento que estamos muy acostumbrados a este formato de video performance y no hay mucha implementación de la dramatización de los escenarios. Me gustaría contar historias a través de mis videos que vayan ligadas a las canciones, creo que eso le da un plus al producto final».
Aunque sabe que todavía le queda un largo camino por recorrer, Micro TDH está orgulloso de lo que ha alcanzado en su carrera, es el resultado de todo el trabajo que ha hecho para cumplir los sueños de ese Fernando de 12 años que confiaba en que llegaría lejos. «Siento que todavía me falta mucho por crecer, mucho por alcanzar, mucho por seguir sumando a mi vida y a mi proyecto, pero sí he logrado muchas cosas que de niño manifesté, incluso hubo momentos de mi infancia en los que no tenía certeza de por qué lo decía, pero tenía el presentimiento de que iba a ser alguien reconocido e importante. Todavía estamos en ese camino. Me imagino que si ese niño viera todo el proceso del Micro adulto sería una confirmación de lo que pensaba».
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional