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Marisol de yeso, madera y corazón

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Marisol Escobar -Marisol- (1930-2016) fue una escultora, pintora y dibujante americana, nacida en París, de padres venezolanos. Su familia disfrutaba de una situación económica privilegiada, y después de cumplir 5 años, estuvieron viviendo intermitentemente entre Caracas y New York por asuntos de negocios. Cuando Marisol tenía 11 años su madre se suicidó. A partir de ese momento, sensiblemente traumatizada por este suceso, Marisol decidió no hablar más, cosa que cumplió, excepto en la escuela, durante algunos años. Aunque toda su vida se mantuvo muy introspectiva y fueron célebres sus periodos de silencio y recogimiento. A los 16 años la familia se muda a Los Ángeles, donde comienza a dibujar y pintar.

Su talento artístico fue evidente, y con el apoyo de su familia prosiguió con su formación y carrera posteriormente. Estudió en la Ecole des Beaux-Arts de París en 1949, en 1950 en la Art Students League de New York, de 1951 a 1954 en New School for Social Research y después con el afamado artista y pedagogo de origen alemán Hans Hoffman. En palabras de la propia Marisol, Hoffman sería el profesor que más hondo caló en su formación. Aunque también su obra dialoga con la de Pablo Picasso, los ensamblajes de Robert Rauschenberg, el expresionismo de Willem de Kooning y el concepto de ready-made de Marcel Duchamp[1].

En vez de la «pintura de acción» o el expresionismo abstracto, que prácticamente monopolizaron el medio artístico de New York en los años 1950, Marisol escogió la escultura y la figuración de temática humana. Su estilo personal en la escultura se había ya concretado hacia 1958, caracterizado por sus ensamblajes en madera de considerables dimensiones, con figuras humanas y animales. La madera la trabajaba en combinación con yeso y dibujo a lápiz. Aunque también añadía a sus esculturas artículos personales como vestidos, zapatos, carteras, con el propósito de transmitir carácter y ambiente a sus instalaciones representando fiestas, bodas, familias y otras innumerables escenas de socialización.

Estas alusiones a la vida cotidiana, a la banalidad de la sociedad, fueron en su momento asociadas por la crítica al Pop Art. Sin embargo, el sentido de sátira social, su individualidad tan marcada, y el feminismo tan fuerte en sus obras, la diferenciaban de cualquier otro artista o movimiento neoyorquino de aquellos años 1960 en que su carrera despuntó y Marisol se convirtió en toda una celebrity.

Precisamente de estos años de gran reconocimiento para ella y su obra procede la obra The Sun Bathers (1967). Representa un grupo de tres personas tomando el sol. Los cuerpos apenas le interesan, por eso los representa a través de unos pedestales rectangulares de madera, y centra toda su atención en los rostros. Las 3 cabezas, rodeadas de conos metálicos, son tallas en madera, con el rostro en yeso, sobre el que modeló las facciones de cada uno. Los conos metálicos estuvieron muy de moda en la New York de los 1960, y eran usados para tomar el sol, pues aceleraban el proceso de bronceado de la piel. A pesar de estar realizando una actividad de esparcimiento como grupo, las figuras no demuestran ningún vínculo entre sí, lucen despegadas y frías. Su distancia afectiva se hace más tensa por la cercanía física en que se encuentran. Están cerca, pero en realidad cada uno está solo.

Una de las figuras masculinas, sobre el pedestal más pequeño, es un modelo anónimo, sin expresión ni identidad aparente. Sin embargo, resalta en detalles la única figura femenina, que es un autorretrato, y se encuentra además dibujado a lápiz sobre el rostro de yeso. Marisol hizo a esta mujer a imagen y semejanza suya, y le dio protagonismo a través del color amarillo del pedestal (cuerpo), del cono en su cuello (dorado, a diferencia de los otros que son plateados), la expresividad del rostro a través del dibujo y las manos y pies hechos en yeso, y extraídos del propio molde de sus manos y pies. Su pensamiento feminista, su insatisfacción por las desigualdades entre hombres y mujeres en la sociedad, y en particular entre mujeres y hombres artistas, es planteada en la obra de una manera sutil.

A finales de los años 1960 se marchó algunos años de New York, y aunque a su regreso continuó su carrera con brillantes resultados a nivel estético y conceptual, el medio neoyorquino y la crítica nunca más le brindaron el estrellato de los años 1960. Sin embargo, la obra de Marisol es única y relevante, y en las últimas décadas se ha rescatado, estudiado y exhibido en diversas instituciones culturales, con el propósito de otorgarle el espacio que merece.

Sobre ella y otras artistas conceptuales puede conocer más entrando a mi canal de YouTube y mi website.

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