La Academia Francesa anunció el jueves la elección del escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa como nuevo miembro, el primer autor en lengua no francesa que entra en esa institución fundada en 1635.
Vargas Llosa es además miembro de la Real Academia Española desde 1994. Y a sus 85 años su entrada en el templo de las letras francesas es si cabe más excepcional, pues desde 2010 las reglas son que los candidatos deben tener menos de 75 años.
En la historia de la Academia Francesa ha habido escritores bilingües, como el argentino Héctor Bianciotti (1930-2012), que publicó una parte de su obra en español. Pero Vargas Llosa es el primero que entra sin haber escrito directamente en francés.
Vargas Llosa fue elegido con 18 votos a favor. Un voto fue a parar a uno de sus contricantes, Frédéric Vignale. Toma el sillón que dejó vacante Michel Serres, académico fallecido en 2019.
El escritor, que ocupará el sillón 18, se convierte en «inmortal», nombre con el que se conoce a los miembros de esta academia fundada por el cardenal Richelieu para velar por el idioma francés.
La decisión debía ser aprobada por mayoría absoluta y la sesión se desarrolló en privado y sin la presencia de los aspirantes, entre los que se encontraban también escritores como Éric Dubois.
Vargas Llosa presentó su candidatura el pasado 7 de octubre tras enviar una carta a la actual secretaria perpetua del célebre cónclave, la historiadora Hélène Carrère d’Encausse.
Se trataba de una candidatura fuera de lo común tanto por la edad del escritor -según el reglamento no pueden ingresar mayores de 75 años- como porque es un autor que escribe en español, si bien es conocida la influencia en su obra de la literatura francesa.
Miembros actuales, entre los que están Alain Finkielkraut, Chantal Thomas, Érik Orsenna o Jean-Christophe Rufin, habían manifestado públicamente su simpatía por la candidatura del Nobel, si bien desde la Academia habían señalado que el voto podría también quedar en blanco si no se lograba un acuerdo.
La Academia organizará en los próximos meses la ceremonia de toma de posesión de su asiento, abierta a unos 300 invitados y en la que el literato tendrá que intervenir.
En esa recepción, el nuevo «inmortal», vestido con un reconocido uniforme verde bordado, con la tradicional espada, y acogido por sus dos padrinos en el seno de la institución, debe leer un discurso y tomar posesión de su sillón, que será exclusivamente suyo hasta su fallecimiento.
En ese momento recibirá asimismo una medalla de la Academia grabada con su nombre y el lema «A la inmortalidad», y le será atribuida también una palabra del diccionario.
AFP y EFE
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