La australiana Margot Robbie no solo encarna a la estereotipada muñeca de pelo rubio y ojos azules en Barbie sino que además es la productora de la película; la mujer que, con agudo ojo comercial, vio que de la controvertida historia de ese juguete se podía hacer «algo increíble».
La actriz de 33 años de edad consiguió que su empresa LuckyChap obtuviera de la juguetera Mattel los derechos y fichó a su admirada Greta Gerwig para concebir el guión y dirigir la cinta, que se estrena el 20 de julio en el país.
«No sabía cuál iba a ser el argumento, pues dependería de quién la escribiera y la dirigiera. Pero sí sabía lo que queríamos lograr y sentí que era una gran oportunidad, al ser un nombre tan reconocido y una figura tan icónica y polarizadora a nivel global», declara en una entrevista con EFE en un hotel londinense.
Robbie asegura que «no podría estar más feliz» con el resultado, un filme con excelentes actuaciones, vestuario y música que combina la parodia y la crítica al patriarcado con una inevitable promoción de la marca.
«Parte de la razón por la que quería a Greta era porque sabía que ella confrontaría todos los asuntos (que rodean a la muñeca) y al mismo tiempo brindaría una experiencia entretenida (para la audiencia) y algo con mucho corazón», afirma.
La intérprete de I, Tonya revela que le dijo a la directora que no se ofendería si no la elegía a ella para ser la Barbie, el ejemplar de referencia al que se achaca ser un modelo de mujer inalcanzable. Gerwig, sin embargo, optó por ella.
Robbie explica también que, aunque de pequeña era «agnóstica» sobre la muñeca creada en 1959 por Ruth Handler, realizar esta película le ha servido para «apreciar lo que ha conseguido hacer con ella» Mattel, al transformarla en un tipo de mujer profesional de diferentes tamaños y minorías étnicas.
«Queríamos que Mattel apoyara la película, pero no necesitábamos su aprobación. No tuvimos que ceñirnos a unos requisitos», mantiene la actriz, que observa que, precisamente, una de las personas de las que más se mofan en el filme «es el consejero delegado» de la empresa estadounidense.
«Fueron increíbles al dejarnos hacer eso. No puedo imaginarme a ninguna otra gran corporación que hubiera accedido a ser representada así», manifiesta, para añadir que, en todo caso, las burlas «son cariñosas».
Gerwig, conocida por Lady Bird (2017) y Mujercitas (2019), confiesa por su parte que, cuando recibió la petición de Robbie, no supo por dónde avanzaría el proyecto, que abordó con su «compañero en la vida y en el arte», Noah Baumbach.
«Lo escribimos durante el confinamiento de la pandemia y creo que nació de ese aislamiento y tristeza», explica a EFE, en el mismo acto de presentación de la cinta en Londres.
«No me propuse de entrada contar una historia de Barbie como esta. Más bien, a medida que comenzamos a trabajar en ello, fue, en cierto modo, como enumerar casi todo lo que haría que la película fuera imposible y buscar ahí la historia», relata.
Gerwig, que recuerda que de pequeña solo tuvo Barbies heredadas pues a su madre no le hacía gracia, asegura que «lo más gratificante» de esta «sorprendente» película es «ver a la gente reír y llorar viéndola juntos en una sala oscura».
Barbie apuesta por la diversidad racial con actores como Issa Rae (la Barbie presidenta) y Simu Liu (uno de los Ken), mientras que la estadounidense-hondureña America Ferrera encarna a Gloria, un «fan» de Barbie madura en «el mundo real».
«Cuando era pequeña, nunca me vi reflejada en el mundo de Barbie, estaba fuera de nuestro alcance (…) Yo era una hija de inmigrantes, morena, pobre», dice a EFE.
Aunque le «sorprendió» cuando le ofrecieron el papel, le interesó trabajar con Robbie y Gerwig y, según explica, trató de proyectar en Gloria a «una mujer en todas sus facetas».
El gran segundón en el mundo de Barbie es, por supuesto, su eterno admirador, Ken.
Para perfilar el personaje, cuyo principal titular es el actor canadiense Ryan Gosling, Gerwig pidió a los intérpretes que se imaginaran como niños gigantes jugando en el arenero de un parque.
«Todo en el proceso fue inesperado. Tiene diferentes capas, es complejo, multifacético, pero sobre todo, es divertido. Es como una fiesta a la que todo el mundo está invitado. De alguna manera, no es solo una película: es como un parque de atracciones donde puedes montarte en la que tú elijas», declara.
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