Luli Pampín es una bailarina que está encerrada en una cajita musical. En medio de su encierro, Luli sueña con abandonar algún día esa pequeña caja para cantar y bailar por el mundo entero. Gracias a la radio mágica y a la imaginación de los niños, Luli logra cumplir su sueño y, a través de melodías divertidas, le enseña a los más pequeños a afrontar sus miedos, a lavarse las manos o a probar alimentos nuevos. Cada vez que Luli Pampín sale de su caja, con su capa de superheroína y su larga trenza rosada, vive divertidas aventuras junto con sus amigos más entrañables y supera esas dificultades que intentan impedir su alegría.
El personaje de Luli Pampín ya acumula más de 12 millones de suscriptores en su canal de YouTube. También tiene en su haber 9 álbumes musicales, un libro sobre su historia y una muñeca Luli, diseñada para que los más pequeños puedan dormir abrazándola. Gracias a su popularidad, sobre todo en Latinoamérica y España, su show llegará a Venezuela en tres únicas funciones que se realizarán en Barquisimeto (10 de febrero), Valencia (11 de febrero) y Caracas (12 de febrero). Esta última presentación será en la Concha Acústica de Bello Monte, a las 5:00 pm, con entradas que van desde los 40 hasta los 90 dólares.
Detrás del personaje de Luli Pampín, una superheroína que dejó de esperar a que la rescataran para salvarse ella misma, está la artista argentina Lucía Pérez Gerardi, de 32 años de edad. Con su peluca rosada, su maquillaje colorido y su traje morado de tonos pasteles, la intérprete entra alegre y sonriente a su encuentro con los medios de comunicación en Venezuela. Lo primero que hace es saludar con un ‘Hola’ enérgico. Luego expresa emoción por conocer al público venezolano y ver la recepción de los niños, porque, asegura, «todo público es diferente».
Nacida en Mendoza, Argentina, Lucía Pérez Gerardi migró a Alicante, España, en 2001. Tenía 12 años de edad. Su familia enfrentaba problemas económicos por la crisis que se vivía en el país en ese entonces y buscó un mejor futuro. Como la segunda de cinco hijos, Pérez Gerardi tuvo que cuidar de sus hermanos desde joven. Allí comenzó su amor por el mundo infantil, aunque no fue sino hasta que nació su primer hijo, Mateo, cuando ella tenía 25 años, que grabó los videos con los que se hizo famosa. «Luli es un personaje que afronta su día a día, una superheroína que se levanta después de cada golpe. Eso es lo que quiero inculcar».
Su llegada al país como parte de su gira Bienvenidos y su encuentro con los medios de comunicación se da en medio de otra buena noticia: está embarazada de seis meses. «Vengo con mi pequeña Luli Pampín y no puedo describir la experiencia de sentir que ella me acompaña con sus movimientos en la panza. Es difícil explicar como mamá lo que se siente estar acompañada en el show», expresa en medio del ruido que hay en la sala durante el encuentro.
Como artista infantil reconoce que su trabajo es una responsabilidad, pero asegura que cantar, bailar y enseñarle a los niños por medio de su música la hace feliz. «Mi trabajo es también incentivar la imaginación de los pequeños, eso es lo más importante. Me gusta ser una superheroína de la imaginación», afirma.
Su hijo, su mayor maestro
Cuando tenía 18 años, Lucía Pérez Gerardi ingresó en las Fuerzas Armadas españolas como parte del equipo de Artillería antiaérea. Allí estuvo varios años hasta que nació Mateo, una época difícil para ella como madre soltera. Como parte del ejército, Pérez Gerardi no tenía tiempo para cuidar de su hijo, tampoco contaba con alguien que pudiera cuidarlo. En aquel momento no sabía bien qué debía hacer, pero decidió cambiar de rumbo. Como en el ejército todo era negro o verde, buscó algo completamente opuesto: rosado, morado, música y niños. Fanática del anime, del manga y de Sailor Moon, la intérprete creó su propia superheroína. Estaba motivada, en gran medida, por una inquietud: ¿cómo explicarle a su hijo que debe lavarse las manos o comerse toda la comida?
«Mi hijo es mi mayor maestro, lo que yo quiero enseñarle a mi hijo aprovecho para enseñárselo a los otros niños. Muchas de mis canciones surgieron porque me preguntaba: ¿de qué manera puedo enseñarle esto a mi hijo?, ¿de qué manera le explico que debe lavarse? Mis canciones están basadas en la relación de madre e hijo. Por ejemplo, la canción del ‘Pollito Tito’. El pollito le dice a su mamá que no puede hacerlo y la mamá le dice que sí puede y que ella lo va a acompañar mientras lo hace solo; eso pasó con mi hijo», cuenta tras responder una pregunta que tuvo que pedir que se la repitieran porque, de nuevo, había mucho ruido en la sala. Mientras ella hablaba, otros también lo hacían.
Aunque su infancia estuvo marcada por las canciones de María Elena Wash y las coreografías de Xuxa, su gran referente, Luli se forjó su propia trayectoria. No fue fácil, fue un inicio precario, sin buenas luces para grabar el contenido y con una cajita de música que tuvo que pintar varias veces por el uso, pero no desistió. Escalón por escalón, fue subiendo e incluso tuvo que vencer la pena que le daba actuar frente al público porque, confiesa, de pequeña le gustaba cantar y bailar sola frente al espejo. No le gustaba que la vieran.
Cuando su hijo Mateo la vio cantar y bailar para él, la felicidad que sintió Pérez Gerardi fue indescriptible. «Veía sus pequeños ojitos viéndome y me sentí satisfecha», comenta. Desde entonces siguió haciendo los videos aunque no vio retribución económica en los primeros años. Tuvo que aprender a editar, grabar, animar y componer las canciones ella sola.
«Me di cuenta de que no había cabida para el miedo desde que sus ojitos me veían. Mi misión ahora es dejar enseñanza, me encanta utilizar cosas que sé que le gustan a los niños para ir enseñándoles a dejar los miedos, a probar los alimentos, a lavarse las manos», asevera.
Canciones para imaginar y aprender
Luli Pampín (Luli porque así le dicen y Pampín porque es el apellido de un familiar muy querido para ella) no solo busca entretener. Sus canciones enseñan, estimulan la imaginación y dejan mensajes importantes. En la conferencia, Pérez Gerardi explica que su show tiene personajes especiales que comparten enseñanzas.
Ese es el caso de Cancoro, personaje que está roto por dentro, tiene el corazón roto. Cancoro llega al show para intentar detener la diversión, así que Luli Pampín decide incluirlo en la fiesta y hacerlo parte de la celebración. «A él lo creé cuando estuve trabajando con niños, está basado en una experiencia que tuve. Cuando se habla de bullying siempre se habla de la víctima y nunca del bullie. Nadie se pregunta por qué ese niño que hace bullying se porta mal o qué está pasando en su casa», cuenta.
Y añade: «Cada vez que yo llegaba y veía al mismo niño castigado me daba dolor, me advertían que él se portaba muy mal. Así que yo decidí hacer algo diferente y pedirle que me ayudara en las actividades. Cuando le di amor, el niño cambió, quizás lo que necesitaba era que le dieran atención, una atención que posiblemente no reciba en casa. Cancoro es así».
Los shows en Venezuela tendrán una duración aproximada de 75 minutos. Aunque Pérez Gerardi afirma que le cuesta elegir, el repertorio está pensado para que toda la familia disfrute, cante y baile. «Los niños son el público más sincero. Son exigentes si les gusta algo. Este éxito fue una sorpresa para mí desde el primer niño que me escuchó o tuvo su fiesta de cumpleaños con temática de Luli. O dicen palabras de Luli como en sus primeras frases o cantan mi música. Eso no tiene palabras que lo describan», revela.
La mayoría del aprendizaje que tiene como artista lo obtuvo en cursos y libros. También se formó como actriz y cantante en diferentes talleres. Sin embargo, lo que más le ha ensañado a Lucía Pérez Gerardi cómo ser Luli Pampín es la experiencia de ser mamá. A partir de allí, comenta, ha encontrado la forma de hacer que los mensajes sean entretenidos y educativos para los más pequeños.
«Me gusta pensar que los niños me van a recordar y que cuando esos niños tengan niños les dirán a sus hijos que cantaron con Luli. Esa es mi recompensa», concluye.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional