La actriz, cantante y presentadora de televisión española Carmen Sevilla, una de las artistas más populares y queridas del país y también muy conocida en América Latina, murió este martes en Madrid a los 92 años de edad, informó su hijo, Augusto Algueró.
El domingo fue trasladada a un hospital de la capital española, donde falleció.
Nacida el 16 de octubre de 1930 en Sevilla (sur), padecía alzhéimer desde 2009 y debido a su muy deteriorada salud fue ingresada en una residencia de Aravaca (Madrid) en marzo de 2015.
Triunfó en los años 1950 y 1960 en el cine nacional e internacional. Y, aunque se alejó de la gran pantalla un tiempo, Carmen Sevilla lo aprovechó para respirar y volver con fuerza a la televisión, donde sus despistes y desparpajo la convirtieron en la «amiga» o la «abuela» de España.
Sevilla en el cine
La actriz comenzó su trayectoria profesional a los 14 años de edad como bailarina. Y gracias a ese desparpajo y a su belleza, con tan solo 17 años, Sevilla rodó su primera película, Jalisco canta a Sevilla (1948). Así comenzó su brillante carrera cinematográfica a la que puso fin tres décadas más tarde con Rostros (1978).
Trabajó con directores españoles de la talla de Pedro Olea o Juan Antonio Bardem. Deja para el recuerdo desde inocentes historias Violetas imperiales (1952) a otras más subidas de tono como Un adulterio decente (1971), pasando por grandes producciones internacionales como Marco Antonio y Cleopatra (1972), junto con Charlton Heston, o Rey de reyes (1961) de Nicholas Ray.
Fue en la década de 1970 cuando Sevilla se enfrentó al declive de su carrera cinematográfica y al comienzo de su huida a la vida doméstica en una explotación ganadera de Badajoz, donde se dedicó a sus ovejitas.
Un retiro que duró hasta que en 1991 llegó el productor Valerio Lazarov, el culpable de que Carmen también sea recordada por su participación en numerosos programas de televisión.
Televisión y amores
Reinventada y convertida en un personaje entrañable, Sevilla se apartó por completo de la vida pública debido al alzhéimer, enfermedad que padeció también su madre, doña Flora, quien fue su compañera, su confidente, esa carabina que la acompañó por los platós y escenarios de medio mundo.
Y es que Carmen Sevilla, en plenos 1960 y ya consagrada en España, se convirtió en una de las artistas más reconocidas internacionalmente.
Muestra de ello fue su actuación en el Show de Ed Sullivan en las navidades de 1965. En ese programa el mítico conductor la presentó como una «estrella». Allí, luego de interpretar «Mis noches de Madrid», se dirigió a los espectadores en un correcto inglés.
Rompió corazones y no solo los de sus dos maridos, Augusto Algueró y Vicente Patuel; también el de otros hombres, como Luis Mariano, con quien formó pareja artística y quien estuvo profundamente enamorado de ella.
Ese amor que le profesaba Luis Mariano no bastó para que acabara en romance. Y fue la diferencia de edad -ella tenía 19 y él 37 cuando se conocieron- la que hizo imposible esta historia en los años cincuenta, etapa que la propia actriz recordaba con gran nostalgia.
En esta época aún faltaban años para que llegaran a su vida sus dos maridos, y Sevilla conoció a su primer gran amor, el torero mexicano Carlos Arruza, el gran rival de Manolete.
El diestro le propuso matrimonio, pero a cambio de que abandonara su carrera como actriz, algo que ella rechazó y volvió a su soltería.
Nones también le dio al mexicano Mario Moreno Cantinflas, quien se enamoró de ella a primera vista y pese a que la intentó encandilar con regalos costosos, ella ni por esas se rindió a sus encantos.
En plena juventud y asombrados los estadounidenses, los latinoamericanos y los españoles, lo que Carmen Sevilla siempre tuvo presente fue su España. Y por eso la canción «Carmen de España» se convirtió en el mejor vestido que nunca pudo lucir.