En la mesita de luz, frascos vacíos de pastillas y ni una gota de Chanel Nro. 5. En la cama sábanas de satín, y sobre ellas, boca abajo y desnudo, el cuerpo sin vida de Marilyn Monroe. Era la madrugada del 5 de agosto de 1962.
Más sex symbol que actriz, con más ángel que talento, Marilyn llegó a Hollywood en el momento justo. Ninguna de las mujeres que la precedieron o sucedieron, aun con mayores virtudes artísticas que ella, lograron alcanzar su estatus de ícono, consolidado por su prematura muerte, sus relaciones con el poder y los misterios alrededor de ello.
A 58 años de su desaparición resulta tedioso volverse a preguntar si fue suicidio, asesinato o una mala combinación de barbitúricos lo que terminó con su vida. Más interesante es profundizar los misterios que rodearon sus últimos años, cuyos indicios aparecieron mucho después y cuya resolución todavía está pendiente. ¿Era Marilyn Monroe tan transparente como se creía entonces? ¿Vivía obsesionada por secretos que nunca pudo contar? Y lo más importante: ¿fueron esos secretos la verdadera causa de su muerte?
Entre la esquizofrenia y la depresión
Su imagen era perfecta, si la perfección existiera. Pero detrás del rubio platinado, del maquillaje y del glamour, se escondía una mujer atormentada, insegura y con terror de volverse loca. Norma Jean -su verdadero nombre- nació el 1° de junio de 1926, fruto de una relación ocasional. Su padre nunca quiso reconocerla y su madre la entregó en adopción al poco tiempo. Antes de cumplir 10 años ya había pasado por una decena de hogares y orfanatos, y lo único que sabía de su mamá -a través de una amiga- es que estaba internada con diagnóstico de esquizofrenia paranoide en el mismo lugar donde años antes había estado recluida la abuela, con síntomas similares.
Este cuadro, que Marilyn veía como su destino, la condicionó durante la mayor parte de su vida. El hecho de haber crecido sin un entorno familiar que la contuviera, como también el temor a heredar los problemas mentales de las mujeres de su familia, eran imágenes que la atormentaban por las noches, y que con el tiempo la arrastraron a sus adicciones a las pastillas y al alcohol. Para su cumpleaños número 18 ya había tenido dos intentos de suicidio: el primero dejando abierta la llave de paso del gas y la segunda con somníferos.
Luego de ser descubierta en una fiesta por un fotógrafo, Norma Jean obtuvo su primera tapa de revista y comenzó su carrera como modelo. A los 19 años de edad, el progresivo reconocimiento se convirtió en su cable a tierra: los flashes y las miradas de admiración y de deseo fueron su alimento.
Marilyn fue por más; y aunque ya había hecho su debut como actriz, una relación clandestina con el representante de artistas Johnny Hyde le permitió acceder a dos películas claves en su historia: Mientras la ciudad duerme y La malvada, ambas de 1950.
Pero si el día era soportable por la atención que recibía, en la soledad de la noche la depresión volvía a tomar el control, así que las pastillas disueltas en burbujeantes copas de champagne se volvieron la única forma de conciliar el sueño; y al día siguiente, anfetaminas para reanimarse. Con la prematura muerte de Hyde, Monroe intentó una vez más suicidarse. Tenía 24 años y en su entorno ya sospechaban que era mentalmente inestable.
De estrella de cine a espía comunista
Durante la primera mitad de la década de los 50, la persecución de actores y actrices sospechosos de estar afiliados o tener simpatías con el comunismo se convirtió en una obsesión para el senador Joseph McCarthy. Su «caza de brujas», que se extendió profusamente en Hollywood, arruinó la carrera de muchos que terminaron invisibilizados o en el exilio.
En 2013, el FBI desclasificó una serie de documentos que involucraban a Marilyn Monroe. De acuerdo con los escritos mecanografiados, los investigadores habían estado muy interesados en la amistad de la actriz con militantes comunistas; entre ellos uno con el que había tenido una reunión en México.
«La situación provocó una gran consternación entre el grupo que acompañaba a la señorita Monroe», se lee en uno de los informes. Así, bajo las órdenes del director J. Edgar Hoover, Marilyn Monroe fue monitoreada hasta el momento de su muerte. En 1983, Vanderbilt publicó una autobiografía en la que brindó su versión de aquel encuentro. «Nos contó su gran apoyo por los derechos civiles, su admiración por lo que sucedía en China, su rabia por la persecución de los rojos y el macartismo y su odio a Hoover».
La revelación del espionaje a la actriz es consistente para los que creen en la versión de que fue asesinada, y que la puesta en escena de su suicidio fue organizada por el FBI luego de una orden directa del presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy.
Incluso hay quienes aseguran que existen grabaciones del momento de su muerte obtenidas a través de micrófonos escondidos en su casa. Sin embargo, esos supuestos audios hasta ahora no han salido a la luz.
Dos embarazos y cuatro padres
Marilyn Monroe tenía un historial de abortos espontáneos que muchos especialistas atribuían a un cuadro de endometriosis. Sin embargo, dos episodios marcaron su vida. En 1958, a poco de empezar el rodaje de Una Eva y dos adanes, la actriz tuvo un romance con su compañero de elenco Tony Curtis. Por entonces ella estaba casada con el dramaturgo Arthur Miller y él esperaba su primera hija con Janet Leigh: Jamie Lee Curtis.
Así lo contó el intérprete en sus memorias: «Cuando estaba en la cama con Marilyn nunca estuve seguro de dónde estaba su mente. Era una actriz, podía interpretar su papel. Podía hacer el rol que creía que el hombre deseaba. Nunca pedí más».
Una tarde, Marilyn llamó a Curtis a su camerino y muy seria le pidió que entrara y que cerrara la puerta. No estaban solos, junto a ella se encontraba su marido, Arthur Miller. El propósito de Monroe era confrontarlos, contarles que estaba embarazada pero que no sabía quién de los dos era el padre. «Yo estaba aturdido -relató años después el actor-. Simplemente me quedé ahí, petrificado. Se hizo un silencio en la habitación, podía oír el ruido de las ruedas de los carros chirriando en el bulevar de Santa Mónica. ‘Acaba la película y sal de nuestras vidas’, me dijo Miller. Lo miré un momento, y luego a ella que estaba llorando. ‘Ok, eso lo puedo hacer’, le respondí. Me di la vuelta y me marché. Me fui a mi camerino y cerré con llave».
Dos años después, Monroe fue contratada como protagonista de La adorable pecadora. A pesar de su deteriorado estado de salud, su imagen continuaba siendo atractiva y la estrella puso como condición que el guion fuera reescrito por su marido. Los cambios que realizó Miller hicieron que Peck se bajara del proyecto, y tampoco entusiasmaron a Cary Grant y a Rock Hudson (con quien la actriz había tenido un breve romance al inicio de su carrera). Así, el papel recayó en Yves Montand, casado por entonces con la talentosa actriz Simone Signoret.
Marilyn, que todavía buscaba en un hombre la imagen de su padre ausente, se enamoró del francés, que le llevaba cinco años y tenía un porte de galán maduro. Del romance secreto que mantuvieron por unos pocos meses nació otro de los grandes misterios en la vida de Monroe: el único embarazo que quiso llevar adelante y no pudo.
En 2017 apareció una serie de fotos inéditas de la actriz tomadas en los estudios Fox. Las imágenes corresponden al 8 de julio de 1960 y fueron registradas por su amiga Frieda Hull. En ellas se puede ver que la ceñida camisa de Marilyn marca una panza que podría perfectamente ser la de una mujer embarazada.
De acuerdo con el diario británico Daily Mail, las instantáneas son propiedad de Tony Michaels, quien aseguró que Hull le había contado que Marilyn soñaba con tener un hijo: «Frieda estaba muy orgullosa de esas imágenes y me contó que Marilyn estaba embarazada de Yves Montand. No era una suposición, lo sabían con seguridad», declaró en aquella oportunidad.
La estrella le habría suplicado a su amante que se quedara y criaran al bebé juntos, pero el actor se negó y volvió a Francia con su esposa. Marilyn vio cómo la historia de su vida volvía a repetirse y no estaba dispuesta a que su hijo o hija crecieran sin un padre y pasara por lo mismo que ella sufrió. El bebé nunca nació.
Según la fuente consultada por Daily Mail, este episodio se replica en dos momentos diferentes de su vida, por lo que cabe la posibilidad de que las fechas se confundan y que se trate de un mismo hecho.
En el libro Norma Jean: The Life of Marilyn Monroe, Fred Lawrence Giles sitúa la interrupción voluntaria del embarazo en julio de 1962, un mes antes de su muerte. Y consigna que el padre pudieron haber sido tanto el presidente John Fitzgerald Kennedy como su hermano menor Bobby.
La biografía afirma que el 20 de julio de 1962 Marilyn se registró en el Hospital Cedars of Lebanon con un seudónimo. Escribe Giles: «El ayudante de prensa se quedó en shock. Si Marilyn estaba embarazada de verdad, su estado mental debía ser inimaginable. Habían pasado tres meses desde su último encuentro íntimo con el presidente Kennedy y solo unas semanas desde la última vez con su hermano. Habría sido fácil asumir que el bebé que abortó era un Kennedy, pero también estuvo viéndose con otros hombres en primavera y en verano».
Los misterios de la autopsia y las fotos ocultas del cadáver
De acuerdo con el informe forense, el cadáver de Marilyn Monroe tenía concentrado en su hígado 13 miligramos del fármaco Nembutal, una dosis letal equivalente a 40 píldoras, que habría ingerido la madrugada de su muerte. Si bien la información era consistente con la cantidad de frascos vacíos que encontraron en la mesita de luz de su habitación junto al cuerpo, no había rastro de ninguna de esas pastillas en su estómago.
Esta contradicción, sumada a sus vínculos con los Kennedy, la posición del cuerpo (presuntamente alterado), el hecho de que la señora que trabajaba para ella estuviera lavando las sábanas cuando llegó la policía y a la desconcertante idea de otro intento de suicidio, despertaron la teoría conspirativa de que la estrella más famosa de Hollywood había sido asesinada. Sin embargo, esta hipótesis jamás pudo probarse.
El cuerpo de Marilyn Monroe terminó en la morgue de Los Ángeles, lugar en el que fue profanado por el fotógrafo Leigh Wiener. Devik, su hijo, contó los detalles del hecho en 2019: «No fue la primera vez que mi padre utilizó un par de botellas de whisky para entrar en un área que estaba fuera de los límites. Ofreció la bebida a un par de muchachos y lo siguiente que se supo es que estaba en la parte de atrás».
De acuerdo con el testimonio, Leigh Wiener sacó tres rollos de fotos. Una de las imágenes, en la que se ve el pie de la actriz con una etiqueta, dio la vuelta al mundo. Sin embargo, dos de esos rollos, los que contendrían las fotos más explícitas, continúan desaparecidos. «Tenían imágenes que iban más allá de la etiqueta del dedo del pie -continúa Devik-. Él los llevó a su propio estudio, los procesó, los examinó y luego los puso rápidamente en una caja de seguridad».
Leigh Wiener murió en 1983 sin haber dicho dónde quedaron esas fotos. Su hijo continúa la búsqueda para revelar el último de los misterios sobre la muerte de Marilyn Monroe. La mujer más deseada, y a la vez más desdichada, en la historia de Hollywood.