“¿Adónde vamos?”, pregunta la abuela de la familia Blake. Una interrogante bastante humana, tal como el nombre de la obra. Un apartamento de Nueva York es el escenario y el día de Acción de Gracias la fecha. La historia no revela un misterio, sino que devela los pequeños dramas cotidianos.
La pieza fue escrita por el dramaturgo Stephen Karam, que obtuvo el Premio Pulitzer en la categoría Drama, concedido a historias inéditas que traten de la vida estadounidense. La crítica de su país ha dicho sobre él que es un especialista en “comedias dolorosas”: no deberían dar risa por los temas que abordan (la pérdida en general, puede ser de la familia, el amor, la salud, la inocencia), pero que aun así son hilarantes.
En escena se monta una típica familia. Ahora bien, su unicidad radica en la psique que define a los ciudadanos del país norteamericano después de los atentados del 11 de Septiembre. Hasta los ruidos más sutiles (como los pasos del vecino de arriba) pueden detonar la paranoia de posibles actos terroristas.
El conflicto generacional también se ve reflejado en las interacciones entre los miembros de la familia. Los padres católicos, de tradición irlandesa (Marialejandra Martín y Daniel Jiménez), frente a las hijas, jóvenes amantes de Nueva York, más liberales: una es lesbiana (Victoria Farías) y la otra (Laura Gardié) vive en concubinato con su novio (Teo Gutiérrez). Además de Momo, personificada maravillosamente por Antonieta Colón, la abuela que está en silla de ruedas y ya ha perdido la lucidez.
¿Cómo comprender los problemas del otro sin menospreciar la importancia que implica para esa persona? En medio de esa búsqueda los personajes entran en conflicto una y otra vez, pero estos se resuelven rápidamente. El discurso está marcado por el sarcasmo y la ironía.
“El trabajo actoral es muy complicado técnicamente porque tienes que desarrollar bastante la parte psicológica y corporal para lograr un resultado de altura”, precisa el director Ricardo Nortier, de origen brasileño, que lleva más de 20 años en el país. También actúa, dirige y es una de las cabezas, junto con Orlando Arocha y Diana Volpe, de La Caja de Fósforos, sala que se ha convertido es bastión de resistencia de la cultura sobre las tablas.
“El guión está estructurado matemáticamente. En vez de puntos, el dramaturgo utilizaslah para indicar que entra tu diálogo; por eso a veces chocan las voces”, comenta Victoria Farías, que interpreta a una de las hijas del matrimonio Blake. Del mismo modo, el escritor utiliza los corchetes para insertar las instrucciones corporales que debe seguir el actor. Estos usos particulares de los signos de puntuación forman parte de una nueva tendencia del teatro estadounidense, en la que las obras son más largas y más realistas, hasta el punto de definirlas como “hiperrealistas”.
Los humanos
La Caja de Fósforos
Concha Acústica de Bello Monte
Viernes, 7:00 pm
Sábado y domingo, 6:00 pm
Entrada: 500.000 bolívares