Los hijos del cineasta Carlos Saura, fallecido hace un año y a quien este lunes homenajea la Berlinale con la proyección de Deprisa, deprisa (1981), planean crear una fundación para preservar y mantener vivo su legado, avanzó a EFE su hija menor, la productora Anna Saura.
Tras un año haciendo inventario de toda su obra plástica, pictórica y fotográfica, sus guiones, libros y otro material depositado en la que fue su vivienda en Collado Mediano, en la sierra de Madrid, los siete hijos del cineasta aragonés están viendo «cómo organizarlo para que tenga la máxima repercusión posible».
«Mi idea, y a mis hermanos les gusta mucho, es que su casa se convierta en sede de la fundación y que ahí podamos desarrollar distintos programas, un centro cultural multidisciplinar, no sólo de cine, que lleve su nombre», explicó Anna Saura.
Una vivienda donde el director de La prima Angélica o La caza pasó sus últimos 40 años de vida. «Era su refugio para crear y donde se reunía con toda la gente para hacer sus proyectos, un sitio que respira creatividad y que es una gozada estar ahí», señaló.
Antonio y Anna Saura acudirán esta tarde al preestreno mundial de la versión restaurada de Deprisa, deprisa, emblema del cine quinqui, que tendrá lugar en la Academia de las Artes de Berlín, dentro de la programación de clásicos de la Berlinale.
Ganadora del máximo galardón, el Oso de Oro, en este mismo certamen hace 43 años y protagonizada por actores naturales que, en varios casos, murieron de sobredosis, la película es un retrato de la marginalidad juvenil en la España de comienzos de los años 80, que mostraba la cara oculta de una época de despegue para el país.
«Mi padre era una persona con los pies en la tierra, hasta meses antes de morir cogía el metro porque le gustaba ver a la gente y saber lo que pasaba de verdad en la calle (…) y Deprisa, deprisa es parte de ese interés», señaló su hija.
Asegura que fue «muy duro» porque «la gente se les iba muriendo» y era una época en la que «había mucho desconocimiento de los estragos de la heroína», que también pasó factura, recuerda, a una de sus sobrinas, hija de su hermano Antonio.
El filme de Saura, a caballo entre la ficción y el documental, narra la historia de cuatro amigos que intentan salir a flote entre drogas y atracos, huyendo del sensacionalismo de otras películas del género de la época.
La Berlinale fue crucial en el despegue internacional de Saura, pues le concedió también el Oso de Plata al mejor director por su segundo largometraje, La caza (1966).
«Berlín le cambió la vida», subraya Anna Saura, «él siempre decía que fueron sin ningún tipo de pretensión, solo estar ahí era algo inimaginable y a los dos días les llamaron para decirles que les iban a cambiar de hotel para que se quedaran unos días más y más tarde que les ponían un coche y les invitaban a la gala de clausura».
«Para alguien que venía de esa España totalmente oscura de posguerra, ganar con ‘La caza’ en Berlín fue algo que le marcó», aseguró.
La restauración de Deprisa, deprisa en 4K ha sido desarrollada por Mercury Films y Flixolé a partir del negativo de 35mm original y material de referencia, con supervisión del propio Saura.
«Todo lo que hace Enrique Cerezo con el cine es increíble», aplaude Anna Saura y menciona la restauración «perfecta, impoluta» de ‘La caza’ que se estrenó en Venecia el año pasado. «Es admirable el trabajo que hacen con tanto cuidado y mimo porque al final es nuestra cultura».
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