En septiembre de 2021, Linda Evangelista reveló que quedó «brutalmente deformada» tras someterse a un retoque estético mal practicado. Un hecho que afectó su carrera profesional y, sobre todo, impactó su salud emocional.
La canadiense, una de las modelos más importantes de la década del 90, explicó que su retiro de los medios, hace cinco años, se debió a que quedó «totalmente irreconocible» y con serias lesiones físicas.
De hecho, la compañera de pasarela de Naomi Campbell inició una demanda contra Zeltiq Aesthetics Inc., quienes le practicaron la criolipólisis que afectó las partes en las que se realizó el tratamiento: los muslos, el abdomen, las caderas y bajo la barbilla.
Recientemente, Linda Evangelista, de 56 años de edad, rompió su silencio y mostró su cuerpo a la revista People. En un artículo escrito en primera persona confesó lo difícil que han sido estos años y expuso el dolor físico y espiritual que ha padecido desde que le fueron apareciendo bultos en las zonas afectadas.
«Amaba estar en la pasarela. Ahora temo encontrarme con alguien conocido… No puedo seguir viviendo escondida y avergonzada. Estoy, finalmente, dispuesta a hablar», relató Evangelista, que no participó en el reencuentro de supermodelos organizado por Donatella Versace en 2017.
¿Qué le pasó a Linda Evangelista?
En la entrevista que le concedió a People, la también actriz contó que tres meses después de haberse sometido al tratamiento estético empezó a notar un desmedido crecimiento de masa corporal. Bultos que con el tiempo se fueron endureciendo hasta perder la sensibilidad.
Pensando que era su problema, Linda se obsesionó con las dietas y el ejercicio: «Traté de arreglarlo creyendo que estaba haciendo algo mal… Llegué al punto de dejar de comer por completo».
Cuando por fin acudió a un médico, fue diagnosticada con hiperplasia adiposa paradójica, o PAH, por sus siglas en inglés, un efecto adverso de la criolipólisis, que ocurre en 1 de cada 4.000 tratamientos.
En 2016 se sometió a dos intervenciones quirúrgicas para reparar el daño, pero los bultos reaparecieron: «Ya no puedo poner los brazos al costado de mi cuerpo. No creo que ningún diseñador quiera vestir a alguien con eso».
Y añadió: «Los bultos están duros. Si camino con un vestido sin faja, tengo rozadura hasta el punto de sangrar. Porque no es como si se roza una grasa blanca, es grasa dura».
Aunque el centro estético se ofreció a reparar el daño, antes de ingresar a la sala de cirugía le pidieron firmar un acuerdo de confidencialidad, pero ella se negó, por lo que desde entonces ha tenido que recurrir a otros centros médicos.
«No me reconozco físicamente, pero tampoco me reconozco como persona. Ella, la supermodelo, se ha ido. No me miro en el espejo. No se parece a mí», concluyó quien alguna vez se destacó por desfilar en las pasarelas más importantes del mundo.
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