Todas las ramas de la cultura y el arte se rindieron al poder simbólico de Maradona, con especial hincapié por parte de la literatura, donde no solo existe el conocido texto que Eduardo Galeano escribió sobre el «más humano de los dioses».
Otro gran uruguayo de las letras, Mario Benedetti, le dedicó el poema «Hoy tu tiempo es real». Fue Maradona el que con un gol con la mano que le hizo a Inglaterra en el Mundial de México 1986 le dio a este autor «la única prueba fiable de la existencia de Dios».
«No importa lo que digan los espejos / Tus ojos todavía no están viejos», le dijo al argentino en su poema, y agregó: «Vida tuya tendrás y muerte tuya / Ha pasado otro año, y otro año / Les has ganado a tus sombras, aleluya».
También el escritor argentino Eduardo Sacheri se refirió a aquella victoria ante Inglaterra en un cuento que publicó en el libro Esperando a Tito y otros cuentos de fútbol. «Me van a tener que disculpar», es su título, y acaba así:
«No me jodan con que lo mida con la misma vara con la que se supone debo juzgar a los demás mortales. Porque yo le debo esos dos goles a Inglaterra. Y el único modo que tengo de agradecérselo es dejarlo en paz con sus cosas. Porque ya que el tiempo cometió la estupidez de seguir transcurriendo, ya que optó por acumular un montón de presentes vulgares encima de ese presente perfecto, al menos yo debo tener la honestidad de recordarlo para toda la vida. Yo conservo el deber de la memoria».
Y Martín Caparrós decidió contestar una declaración de Maradona en una rueda de prensa en 2009 cuando era seleccionador de Argentina -«Que la chupen, que la sigan chupando»- con un texto de título al nivel de la frase del astro: «De cómo mamársela a Maradona».
«El mundo está lleno de personas que nunca oyeron hablar de la Argentina, pero sí de Maradona; el mundo está lleno de otras personas que solo oyeron hablar de la Argentina porque oyeron hablar de Maradona (…) Era un modelo complicado: peleador, simpático, quejoso, drogón, desaforado, ingenioso, creído, ilimitado, machista, popular, oportunista, cálido, cursi, inteligente. Fue difícil adaptarse a la idea de que los argentinos éramos eso».
El cómic, otro vehículo para recordar
El mundo de la viñeta se rindió al pibe con títulos como La mano de Dios: Diego Armando Maradona, de obra de Paolo Cataldi publicada en 2014 por Diábolo ediciones. Un cómic donde recorre la vida deportiva y personal del astro argentino y donde se repasa la «Mano De Dios», o los «scudetti» conquistados en Nápoles contra los grandes y poderosos equipos del «calcio» italiano.
El ilustrador argentino Pablo Martinena también se lanzó en 2016 a la aventura de hacer una biografía en viñetas titulada La mano de Dios, pero esta vez fue la editora americana Tidal Wave Productions, especializada en biografías en formato cómic de figuras representativas e icónicas a escala global, la encargada de publicarla.
El grafiti, arte callejero al servicio del ídolo de masas
Si hay un estilo artístico que se adecúe a la figura de Maradona es sin duda el del grafiti. Callejero, irreverente y descarado.
El holandés Jorit Agoch hizo un enorme mural con la cara del astro argentino en un muro lateral de un edificio de un suburbio de Nápoles, la ciudad que le convirtió en un dios.
En otro sector humilde, Villa Palito, en Argentina, fueron los vecinos los que decidieron rendir su particular homenaje a Maradona con una serie de murales que destacan más por su sentimiento que por su calidad artística.
Y hasta hay una versión de los frescos de Miguel Ángel para la Capilla Sixtina, con Maradona como Dios y Messi como Adán. Una divertida ocurrencia para decorar el techo del campo de fútbol del Sportivo Pereyra de Barracas.
Un homenaje de la moda sin permiso del astro
Maradona no fue víctima de la moda, pero la industria textil se fijó en ese dios del fútbol para vender camisetas.
Concretamente Dolce & Gabbana reprodujo para un desfile en 2017 la camiseta que defendió durante sus años como jugador del Nápoles, con el mítico 10 en la espalda. El astro decidió emprender acciones legales, porque el homenaje del mundo de la moda fue llevado a cabo sin su consentimiento. Un gol con el que ganó 70.000 euros.
Su pequeño vínculo con los toros
No muy conocido, pero el jugador tuvo un pequeño vínculo con el mundo taurino, aunque no como aficionado. Durante la temporada 1992-93 en la que militó en el Sevilla F.C entabló una gran amistad con el torero Juan Antonio Ruiz, Espartaco, a raíz de que éste le arrendara un chalet en la urbanización Simón Verde de la capital hispalense, por el que, según se decía en aquella época, Diego Armando pagaba al mes alrededor de 800.000 de las antiguas pesetas.
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