ENTRETENIMIENTO

Leandro Campos: «Valió la pena luchar con mis inseguridades»

por Avatar Alba Freitas

Cuando el director, actor y escritor Leandro Campos se enteró que había ganado Festival de Jóvenes Directores Trasnocho con La niña jamón, lo primero que pensó fue en la responsabilidad que dicho reconocimiento conlleva. Una responsabilidad que implica seguir formándose y aprendiendo. Solo así, proyecto tras proyecto, podrá mejorar como director, dice el joven de 27 años de edad que comparte premio ex aequo con la propuesta de Amneris Treco.

El día de la premiación, domingo 3 de marzo, Campos llegó al Trasnocho Cultural sin expectativas. Un jurado conformado por Ana García Freychet, encargada de misión cultural de la Embajada de Francia; la periodista cultural Zara Fermín, la directora de producción y diseñadora de vestuario Eva Ivanyi; el actor, director y productor teatral Héctor Manrique y el productor teatral Douglas Palumbo fueron los encargados de anunciar los ganadores.

Campos no quería ilusionarse. Acudió confiado en el buen trabajo que hicieron con La niña jamón. No se imaginaba como ganador y, aun así, su trabajo se llevó varios premios. «Si era reconocido, pues maravilloso. Mis actores son maravillosos. No solo talentosos en escena, sino excelentes seres humanos. Hubo mucho trabajo detrás de cada uno, me hizo muy feliz que sus trabajos se vieran reconocidos».

Leandro Campos

Leandro Campos | Foto Cortesía

El jurado lo premió «por la claridad que muestra en el desarrollo dramático del montaje, sostenido en una propuesta espacial de carácter sobrio y convincentes actuaciones». La Mejor Interpretación Femenina Novel fue para Liah Essa por su papel de Eugenia en la pieza. También se reconoció como Mejor Interpretación Masculina Novel la actuación de Mario Becerra como Eugenio.

Leandro Campos

Liah Essa y Mario Becerra en escena | Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

«No me imaginé como ganador. Lo digo de la forma más genuina. Sobre todo por el miedo que me daba toda la experiencia. Una vez que tuve el valor de postularme y quedar, asumí montarme en la ola con todo y hacerlo siempre con la mejor disposición y el amor. En el momento en el que decidí que trabajaría sin un premio entre ceja y ceja, todo fluyó mucho mejor», asegura Campos.

Actor, cantante, director, productor, dramaturgo y docente, Campos tiene más de 10 años en el medio teatra. Como actor ha trabajado con directores como Orlando Arocha, Ricardo Nortier y Daniel Landar. «Mi formación inicial no fue en una gran escuela sino de la experiencia y de pequeños talleres», cuenta. Como actor y cantante fue parte del ensamble masculino de Los Miserables donde también interpretó a Claquesous y El Chulo. Comunicador Social por profesión, Campos también está certificado por el Centro Venezolano Americano (CVA) como bilingüe.

No fue complicado trabajar con el elenco que escogió, una decisión de la cual se siente muy orgulloso. De hecho, su equipo hizo que el proceso fuese el más armonioso que ha tenido hasta el momento como director. Lo complicado, en su caso, fue combatir el miedo que le generaba mostrar su trabajo. «Luchar con mis inseguridades… En este caso, vaya que valió la pena hacerlo».

Nella Martínez como Dora | Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

La niña jamón se presentará hasta el 22 de marzo. La temporada, que compartirá con la otra propuesta ganadora del certamen, Fando y Lis, se presentará viernes a las 5:00 pm, sábado y domingo a las 4:30 pm en el Trasnocho Cultural. La pieza es una obra original de la escritora argentina Laura Eva Avelluto.

La niña jamón | | Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

Una comedia familiar y real

Leandro Campos eligió La niña jamón por la temática que aborda: las familias disfuncionales. Un hijo complaciente, Eugenio (Mario Becerra)y su madre Dora (Nella Martínez), se preparan para recibir la visita de la nueva novia de él, Eugenia, una chica de 27 años (Liah Esaa). Madre e hijo preparan la mesa, nerviosos por la velada. En medio de los preparativos conversan entre ellos en una dinámica que deja entrever algunas grietas de la familia. Problemas de comunicación, caprichos y una actitud complaciente y obediente por parte del hijo que insiste en varias oportunidades en que su madre no «espante» a su pareja.

La joven llega. Desde el primer momento la tensión por querer agradarle a la mamá de su novio está presente en su rostro. A Dora no le gusta nadie que tenga una relación especial con su hijo porque comparte con él un vínculo simbiótico y agobiante. Después de las presentaciones ocurre el primer malentendido de la noche que desencadena los comentarios mordaces y algo crueles de la madre: Eugenia es vegetariana y Dora preparó para cenar un plato con carne y papas. Madre e hijo se vuelven a enfrentar, esta vez por causa del menú de la noche. Deciden, para solucionar el inconveniente, pedir unas empanadas en lugar de la comida preparada por Dora.

Eugenia | Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

La cena transcurre con la creciente incomodidad de Eugenia, que aumenta comentario tras comentario de Dora. La madre habla, busca ser el centro de atención y Eugenio, a pesar de mantener un vínculo amoroso con la joven, no interviene para aliviar el tenso ambiente.

A medida que pasan los minutos, Eugenia va conociendo algunos de los gustos de la familia. La tradición de bailar música de la cantante francesa Edith Piaf después de comer o la costumbre de hacerle la «tortura china» (cosquillas) a los que les caen bien. Sin embargo, la joven descubrirá que la dupla tiene más quiebres de lo que parece, dolores y cicatrices profundas de su historia familiar en los que se quedará atrapada.

Leandro Campos está satisfecho con lo logrado en escena. Su propuesta con el montaje, asegura, recibió muy buenos comentarios. «Eso me llenó de mucha alegría. El público recibe muy bien la historia. La digieren de una forma muy generosa. Se dejan sumergir en el universo tragicómico y lo disfrutan mucho».

Leandro Campos

| Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

Necesario sanar

La niña jamón es una comedia que toca un tema que le habla muy directamente a Leandro Campos por sus experiencias personales. «Toca fibras de mí como persona y como artista, es uno de los mensajes en los que más quisiera ahondar. Me interesa transmitir el entendimiento de que las familias no son perfectas, no es que todas estén rotas ni verlo como algo negativo, no. Verlo como un primer paso para poder trabajar, curar las cicatrices que cada uno de nosotros tiene en sus familias».

Su visión y propuesta, centrada en esas heridas que son necesarias sanar, compartirá espacio en la temporada con una propuesta completamente diferente, Fando y Lis, una pieza clave del teatro del absurdo. A juicio de Campos, quien se muestra completamente satisfecho con el fallo del jurado, tanto él como Amneris Treco hicieron un buen trabajo. «Nos enfocamos en códigos muy distintos, lo cual quizá llevó al jurado a tomar la decisión del ex aequo».

Leandro Campos

Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

Sin embargo, compartir la temporada implica un arduo trabajo de desmontar toda la escenografía: una sala de estar, un comedor con sus sillas, un sillón, una televisión, paredes con retratos familiares, en tan sólo 10 o 15 minutos. «Es todo un reto. Creo que es importante, a pesar de dicha dificultad, enfocarse en el agradecimiento de estar ahí, como ganadores, en la oportunidad de seguir contando nuestras historias por tres semanas más. Además, ¿por qué no? La adrenalina suele ser encantadora», comenta el director.

Mario Becerra | Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

Sigue el teatro

Leandro Campos asume la adrenalina y el reto de tener que compartir la temporada con otra propuesta consciente de que el gremio teatral todavía no recupera por completo al público. Tras la fuerte caída en taquilla por la pandemia, al joven le parece utópico afirmar que este 2024 el teatro se ha recuperado de las salas vacías. «Aún hay funciones canceladas por falta de público. Hay mucha falta de criterio, formación e información sobre el teatro en todo su esplendor. Pienso precisamente que el Festival de Jóvenes Directores es una buena iniciativa para combatirlo, siempre y cuando, claro, los jóvenes tengamos la sed necesaria de aprendizaje y la suficiente consciencia sobre todo lo que hay que absorber aún».

Considera que hay un gran porcentaje de venezolanos que no conocen la dinámica teatral del país y otro al que no le interesa. Dicho eso, aún hay un gran camino que labrar con piezas que sean importantes de ver en escena. Cree que la oferta teatral debe estar basada en aquellas obras que dejen algo al espectador. «Que digan algo, que nos regañen, que nos bofeteen con realidades que quizás no vemos. Que usemos el teatro como ventana para expresar lo no expresado. Expresar algo necesario para nosotros como sociedad. Historias que generen debates, historias que nos dejen con preguntas y nos impulsen a cuestionar(nos)», asegura.

Leandro Campos

Foto @hecha_de_sol (con el Samsung Galaxy S4)

Concluye: «El teatro debería ser un agente de cambio, análisis y catarsis para el espectador. Incluso si dicho espectador está viendo una comedia ligera. Una cosa no resta la otra». Después de ganar el festiva, seguirá con proyectos y las historias que dejen contenido de valor. No quisiera abandonar La niña jamón. «Sigue… Quizás una nueva historia. Un nuevo proyecto profesional en el que pueda emplear todo lo aprendido en el Festival de Jóvenes Directores. Sigue el trabajo, eso sí. Sigue el teatro».