“General a la derecha, VIP a la izquierda”, indicaba una joven cerca de la Concha Acústica de Bello Monte. Un río de personas se dirigía al anfiteatro, llamado formalmente Concha Acústica José Ángel Lamas. Una primera medición de temperatura le daba paso al siguiente punto: escanear los boletos. También se pasaba por un cubículo de desinfección hasta que finalmente el asistente decidía dónde ubicarse. Un cuento de Navidad ¡en concierto! es el tercer espectáculo que Lasso presenta en Venezuela desde su regreso a los escenarios en 2019. Se anunció el 26 de octubre y sería parte de una gira que también pasaría por Madrid, Miami y Ciudad de México. Semana y media después el concierto en su ciudad natal estaba agotado. En noviembre, ampliaron el aforo y también se agotó.
La capacidad máxima de la Concha Acústica, que la Alcaldía de Baruta recuperó y comenzó a usar con frecuencia a partir de 2019, es de entre 7.000 y 8.000 personas, pero es un aforo que los espectáculos aún no se pueden permitir por la pandemia de covid-19, pero cerca de 4.000 personas sí era una opción para los organizadores, que cada vez más ven este lugar como un recinto como ideal para realizar eventos con distanciamiento social y medidas de bioseguridad. Recientemente recibió a Venezuelan Sound System y a la Orquesta Sinfoníca Simón Bolívar, ambas agrupaciones de El Sistema. Ahora le dio la oportunidad a Lasso en medio de una situación excepcional, que él mismo reconoce: “He tocado bastantes veces en mi vida para públicos así de masivos, pero en festivales y eventos gratuitos. He tocado frente a 10.000 y 20.000 personas. Nunca había tenido un concierto tan grande vendiendo entradas”.
Una promesa y un precedente llamaron la atención en el flyer de un Cuento de Navidad: “un concierto que te llevará al pasado, presente y futuro de Lasso totalmente en vivo”.
El año pasado vendió 17.000 entradas en un concierto en streaming que combinaba sketches con actuaciones en vivo e invitados —como LAGOS (Luis Jiménez y Agustín Zubillaga, colaboradores habituales)— para narrar, a su manera, los altibajos en sus 10 años de carrera. Coescrito con Cesar Elster, quien también lo ayudó a conceptualizar su última y tercera producción discográfica, Cuatro estaciones, está inspirado en el cuento homónimo de Charles Dickens: “El cuento de Navidad surge por la necesidad de hacer un concierto streaming que fuese más valioso que simplemente venderle a la gente un link de YouTube. Queríamos que el concierto fuese realmente una experiencia diferente”, explica Andrés Lazo.
Pero lo que Lasso ofreció el sábado fue, como señala Lasso, “llevar el libro a la película”. No cambió el fondo, pero sí la forma. Luego de tres canciones del telonero Mario Puglia, las luces de la Concha bajaron y una gran pantalla daba inicio al cuento: un Lasso desaliñado juega FIFA, su amigo Nacho Redondo lo invita a una fiesta, dice que no, que tiene una cena con su novia. Corte: Lasso tocando la puerta de la casa de Nacho porque su pareja le terminó. Desanimado, dice que regresará a Venezuela al día siguiente. Pero un Lasso del futuro, con mejor temple, le hace un llamado de atención: “Si te regresas a Venezuela, vas a fracasar. Mejor vamos adonde todo comenzó”.
Y es entonces 2011 en la Concha Acústica, porque Lasso, con su corte de cabello emulando el de Justin Bieber y vestido de acuerdo la época, sale al escenario y canta su primer sencillo “No pares de bailar”, ese mismo que tocó en el concierto de Miley Cyrus y que disparó su carrera. Ese mismo que le permitió junto con “Sin otro sentido” sacar su primer álbum discográfico homónimo, que cumplió en marzo una década y que define como “mi ensayo y error de que sí se pudo tener una carrera en la música”.
Así entrelaza tres líneas narrativas: ver su pasado para recordar cómo comenzó, ir a un futuro alternativo en el que abandonó la música y el presente, donde finalmente lanzó una canción por la que todos a su alrededor apostaban, menos él. Echa su propio cuento, incluyendo partes personales: “Expongo la vulnerabilidad de pasarla mal cuando las cosas no están saliendo como uno quisiera. Creo que se romantiza mucho la carrera de artista y pocas personas realmente ven lo duro que la pasa uno entre la itinerancia y capricho de la música. Sin embargo, creo que el tono del cuento de Navidad es optimista”, cuenta.
Así cantó sus hits: “Sin otro sentido” y “Te veo”. Pero también les dio paso a esas canciones que en su momento no calaron tanto, pero que ahora el público igualmente corea como “De tú a tú”, “No me trates de olvidar” y “Cómo te odio”. El hilo conductor del concierto, el dilema de rendirse o seguir adelante, también ilustra el crecimiento de Lasso como artista: sus canciones pop al inicio, las baladas, pero después cuando comienza con las canciones más recientes “Odio que no te odio” —su segunda canción con Cami y que sobrepasó su éxito anterior—, “Tenemos que hablar” y “La lotería” —esta última canción era una especie de canción conocida entre fans porque solía llevarla a los conciertos y la lanzó finalmente fue el año pasado— se aprecian otras búsquedas musicales, otra forma de cantar; hay una evolución.
Invitó a Beto Montenegro, vocalista de Rawayana, para cantar “Subtítulos”, una canción que canta originalmente con Danna Paola y le siguió otra que también interpreta con la mexicana: “Ladrones”, pero esta vez con Elena Rose como invitada. Hasta que finalmente “Un millón como tú”, la canción que le dio un giro a su carrera -a su vida-, le puso punto final a un espectáculo de dos horas y 16 canciones. “Hasta ese día” fue el bonus track.
Al concierto asistieron personas que han seguido su carrera desde el comienzo como Sabrina Inojosa, de 22 años de edad, tachirense que vive en Caracas. “Siempre lo he seguido, pero me gustan más sus canciones más recientes. Me gustaría escuchar ‘Kamikaze’. Yo creo que ha crecido mucho como artista. Es muy cercano a sus fans y es lo que más rescato de él”. Cierto. Lasso interactúa constantemente con sus seguidores, sobre todo en Instagram y cuenta sus historias, prueba algunas canciones y dinámicas. “Afortunadamente, los artistas tenemos más medios propios de difusión y promoción que nunca, y tenemos que aprovecharlos al máximo. Yo siempre intento ser con la gente que me sigue como yo quisiera que fuese mi artista favorito conmigo”, dice el cantante al respecto.
Y aunque la cercanía e intimidad con el público puede ser un arma de doble filo, él tiene las cosas claras: “Tú decides qué hacer público y qué mantienes privado. Aprendí una valiosa lección sobre las relaciones y más nunca vuelvo a mostrar ese lado públicamente. Sin embargo, hay una parte de mi vida privada que sí quiero mostrar, y es la de los sacrificios y la de las cosas que giran alrededor de ser artista”.
Pero también asistieron otras personas que eran más cercanas al Lasso de estos últimos dos años, cuando su carrera dio un giro de 180° y lanzó más de 30 canciones, entre ellas al menos 13 colaboraciones con artistas variados como Micro TDH, Big Soto, Paty Cantú e incluye un disco conceptual de cuatro partes, Cuatro estaciones. Incluso algunos como María Machado, de 21 años de edad, vieron el espectáculo en streaming en diciembre pasado. “Fue increíble. Pero no fue tan divertido como estar aquí en vivo”.
¿Qué sigue para Lasso? “Mucha música el año que viene y un nuevo disco”, adelanta. Eso sí, sin dejar a los suyos detrás: “La familia es lo único que importa en el mundo. Es algo que atesoro y que valoro mucho, y amo cada segundo que puedo compartir con ellos”. No se olvida nunca del consejo de su padre Henrique Lazo: “Si hay viento navegamos y si no pescamos”.