Cada vez más cobra sentido el hecho de que las plataformas digitales determinan la agenda musical en el mundo. TikTok, por ejemplo, se ha convertido en el espacio donde se vuelven relevantes y masivas las nuevas producciones de los artistas. Eso lo sabe y lo reafirma Lasso, el cantante y compositor venezolano que se volvió viral en esta plataforma con una de sus más recientes canciones: “Ojos marrones”.
La canción forma parte de su próximo álbum. Según ha contado en redes sociales y revela en una entrevista para el medio colombiano El Tiempo, al principio no la consideraban la principal de la nueva producción. Sin embargo, varios usuarios en TikTok crearon una tendencia con un fragmento para referirse a las relaciones amorosas del pasado que han marcado a cada persona. Desde entonces todo ha sido una especie de bola de nieve que ha crecido con el tiempo. Hasta la fecha, “Ojos marrones” de Lasso se usó en 280.000 videos en la plataforma. En YouTube, el video oficial acumula 6,9 millones de reproducciones.
Andrés Vicente Lazo es su nombre de pila. Debutó en 2011 con su música y se ha convertido en uno de los artistas de pop más reconocidos de Venezuela. En 2021, su disco Cuatro estaciones, en el que participan artistas como Danna Paola y Ana Guerra, fue un éxito. La fórmula en gran parte está resumida en la incesante actividad en sus redes sociales. A diario publica contenidos en sus plataformas y está pendiente para responder mensajes de sus seguidores.
Su reconocimiento ha sido tal que con su gira Algodón World Tour ha visitado países como Estados Unidos, España, Portugal e Inglaterra. Esta semana estuvo en Bogotá y Medellín.
—¿En qué está en este momento de su vida?
—Estoy en un súper buen capítulo. Están pasando muchas cosas, muchos cambios, mucho movimiento. Soy una persona con mucha ansiedad y movimiento, y el hecho de estar viajando y estar tocando en varios lugares me hace feliz. No creo que estaría igual de satisfecho estando en mi casa encerrado como nos tocó hace unos meses por la pandemia.
—¿Cómo va la reactivación tras la pandemia?
—La pandemia fue algo muy loco porque de repente nos dicen que todo se cerró. O sea cancelan la liga de fútbol y tú sabes que es algo grave. Entonces, quedamos todos encerrados en casa y nos preguntamos qué íbamos a hacer en ese momento. No había conciertos ni espectáculos en vivo. Entonces, nos adaptamos. Mi papá siempre había dicho una frase: “Cuando hay brisa navegamos y cuando no, pescamos”. Y es que hay que adaptarse a lo que tengas. No es quejarte. No podíamos tocar en vivo, entonces sacamos un millón de canciones. Hice Cuatro estaciones, de 20 canciones. Sacamos uno al mes con video y todo. Hice un podcast y después, conciertos por videollamadas. Cambió el mundo. Cuando se acaban las restricciones, anunciamos la gira y comenzamos las presentaciones en varios países.
—¿Qué tanto de esa versatilidad en lo digital le quedó?
—A mí eso me hizo fortalecer una relación con la gente que me sigue en redes y que me acompaña hasta el sol de hoy. Tengo un grupo de fans en todos lados, y les escribo y hablo con ellos. Eso es lo más lindo que me dejó la pandemia: aprender a conectar realmente con demasiada gente en el mundo.
—Lasso vivió un cambio rotundo desde “No pares de bailar” hasta “Ojos marrones”. ¿Cómo ha sido el camino?
—Ha sido un cambio orgánico. Uno va creciendo y van cambiando los temas de conversación. Cambian las cosas que gustan y se pierden muchos miedos también. Cuando yo hice ese primer disco tenía mucho miedo de decir cosas y de escribir lo que sentía. Me faltaba mucho trabajo como artista. Era bastante ingenuo. Ese miedo ya no lo tengo y eso se nota con “Ojos marrones”. Han sido cambios positivos.
—¿Cuándo decidió dar el salto al vacío?
—En mi carrera como músico he dado varios saltos al vacío. La primera vez fue cuando decidí dedicarme a la música y estaba estudiando Ingeniería de Sistemas. El segundo gran salto fue cuando dije que necesitaba internacionalizar mi carrera. ¿A dónde me iba? México. Y me fui a empezar de cero. Después pasó algo curioso: había una tendencia muy grande de hacer reguetón. Entonces, hice reguetón. Más tarde hice una pausa y me había dado cuenta de que no había escrito varias canciones seguidas para un álbum entero, entonces me puse a escribir a ver qué tal me iba. Y uno de los últimos saltos fue hacer una gira internacional. Sabía que tenía que llevar mi música lejos y así lo hice. De eso se trata todo.
—¿Cuál es su norte?
—Me encantaría vivir de la música por el resto de mi vida. Me gustaría estar viejo, en una casa en Alicante y mirar mi vida para atrás y haber hecho un millón de discos y haber colaborado con gente nueva. Pero también sueño montar una disquera con artistas nuevos de mi país y participar en la música que se está haciendo. A mí me apasiona la música. Es algo que no te puedo explicar. En algún momento intenté dejarla, pero no pude. Es algo que puede ser ingrato y complejo en ocasiones, con varios momentos arriba, pero es lo que me encanta. Es una relación tóxica.
—¿Qué aplica de su faceta como actor a la música?
—El arte se conecta siempre. Hay algo interesante de la actuación que veo siempre en las personas que lo hacen bien: usar las expresiones para transmitir. Actuar es transmitir en todo el sentido, incluso sin hablar. Es una habilidad que yo no tengo tan fácil, pero que he aprendido a desarrollar para los videos y mis presentaciones en vivo. Todo comunica.
—Actuar es crear un personaje, es otra piel. ¿Con su música hace lo mismo?
—Sí, es construir un conflicto y una historia con cada canción. Hay un tema de conversación puntual y se desarrolla sobre eso. En “Ojos marrones”, por ejemplo, es una canción que te habla de entrada de una imagen: sus ojos. Trata de que alguien está saliendo con alguien nuevo, le gusta y cree que es una persona perfecta porque a todo el mundo le cae bien, hace reír y es espectacular. Pero no es la persona con la que en ese momento se quiere estar. Yo me puse en esa situación. Necesitaba conectar con sentimientos reales. Cuando las canciones son honestas, las personas se identifican con ellas.
—Y la clave estuvo en eso, ¿no? Por eso le fue bien en TikTok con un fragmento de segundos…
—Es lo mejor que me ha pasado en mi vida. Yo no era alguien que participaba mucho en redes sociales. Subía un video de vez en cuando. No formaba parte de mi esencia como artista. Descubrí TikTok y me gustó cómo funcionaba la plataforma porque pone por encima el contenido de las personas sobre la superficialidad. No importa cómo te veas o vistes. Me di cuenta de que la gente empezó a usar “Ojos marrones” para mostrar amores del pasado, entonces reaccioné a los videos y se volvió una tendencia. Ha sido algo bastante especial.
—¿Cree que eso es bueno para la música?
—Ciento por ciento. El otro día escuché un podcast sobre la irrupción de TikTok en el medio y se hablaba de que esos cambios han pasado desde siempre: el teatro y la televisión, la radio y los videos musicales y ahora las plataformas de streaming. Siempre va a haber gente que va a estar en contra y hay otra que se adapta. Yo creo que nunca nadie había escuchado tanta música como ahora. Es cierto que en TikTok se usa solo un fragmento de las canciones nuevas y se vuelven tendencias, pero también ha sido una plataforma que le ha permitido escuchar a las nuevas generaciones grandes éxitos del pasado que desconocían. Con TikTok se ha revivido la música. Es un tema de que las cosas cambian y todos debemos cambiar y adaptarnos. Si te quedas atrás, pierdes.