«Ahora que tengo la habilidad para hablar es cuando más quiero contar mi historia», dice Val Kilmer, mientras en la pantalla se revela que el paso del tiempo en su vida ha sido duro. El actor que deslumbró a muchos por su actuación como el cantante de Jim Morrison en The Doors; el carismático compañero de Tom Cruise en la exitosa Top Gun y el hombre que filmó sin leer el guion de Batman Forever, «porque, ¿quién no quiere ser Batman?», se confesó en un impresionante documental acerca de soñar, tocar el cielo, ahogarse en las fauces de la fama y hasta ganarle una batalla a un cáncer que no se fue sin robarse casi toda su voz.
Val es el nombre de una producción que despertó a quienes parecían haber olvidado a un intérprete peculiar, meticuloso y un poco loco que llegó a ser uno de los actores más famosos de su generación, aunque parecía que siempre le faltaba un poco para llegar a ser la gran estrella que prometía su talento
«¿Kilmer no ha muerto?», se preguntaron muchos que lo conocieron en la gran pantalla. «No, para nada», respondieron otros. Quizás, esos fanáticos incondicionales que guardaron un recuerdo de su trabajo en películas como Súper secreto -cuando el actor de teatro asomaba la cabeza a Hollywood por primera vez-; esos mismos seguidores que en el documental (que ya se puede ver en Amazon Prime Video), lo acompañaban en giras y convenciones, en las que el actor se tomaba fotos, firmaba autógrafos casi hasta perder el conocimiento o se deprimía en un rincón de una zona desértica (como se ve en una escena de la producción) mientras cientos aplaudían al volver a ver Wyatt Earp, una de sus películas más queridas.
Val no es un documental de esos que succionan la brutal contradicción que persigue a muchas estrellas que pasan del cielo a tocar fondo en los pozos del olvido o el exceso. Kilmer y sus hijos, Mercedes y Jack Kilmer, trabajaron como productores del documental y Jack prestó su voz para narrar los recuerdos de un padre que solo puede comunicarse a través de una especie de micrófono conectado a su garganta.
De hecho, es un recorrido muy emocionante a partir de miles de grabaciones que el actor hizo desde su niñez, cuando le regalaron una videocámara. Kilmer grababa todo: a su familia, los descansos en los rodajes, las peleas en las filmaciones y sus reflexiones personales y momentos muy personales a través de su vida. Cuando era pequeño ya hacía películas con su hermano menor Wesley, quien tristemente falleció a los 15 años cuando se ahogó en un jacuzzi en su casa al sufrir un ataque de epilepsia. Val Kilmer recibió la noticia cuando estaba comenzando su carrera actoral en la escuela Juilliard, una de las más famosas de Nueva York.
«Hola, soy Val Kilmer», dice su hijo en una voz en off, mientras Val pone sus manos sobre un cuaderno lleno de recortes, con collages de imágenes de revistas y algunos coloridos trazos con marcadores y pinturas. Todo su apartamento está lleno de cuadros pintados por él, intervenciones a imágenes, recuerdos y joyas de su madre. Los libros aparecen tirados en un sofá mientras Kilmer mira de nuevo a la cámara para mostrarse sin máscaras.
En sus videos, aparecen unos jovencísimos Sean Penn y Kevin Bacon antes de salir al escenario, mientras él revela su paso por la actuación, la manera como exorcizó el dolor por la pérdida de Wesley y la llegada a la fama gracias a su papel de Iceman en Top Gun, en el que casi le roba el brillo a Tom Cruise. No estaba preparado para la fama que le dio esa película, pero aprovechó el momento para buscar propuestas más profundas.
Registró algunas ideas para proyectos propios que nunca se hicieron, hizo una veintena de videos para participar en Nacido para matar de Stanley Kubrick y hasta viajó para entregarle esas pruebas en video al director, pero no logró su objetivo.
El documental muestra además como el actor recorre algunos lugares que fueron importantes para su vida, a la vez que se descubre su deseo de conectar más con su madre y cómo la vida le cambió a su familia con la muerte de su hermano.
En 1995 consiguió el papel que soñaba. Fue en la película The Doors, dirigida por Oliver Stone. Su actuación fue impresionante y en Val reconoce que grabó muchos videos del cantante Jim Morrison para meterse en la piel del personaje. Muchos dicen que el trabajo fue tan profundo, que la gente en los cines decía que él era la reencarnación del famoso artista.
En la película de su vida deja entrever su amor a sus hijos, el impacto del divorcio de la actriz Joanne Whalley -que como dato curioso también lo acompañó en Willow-, sus altibajos emocionales, el mal genio, sensibilidad ante su estado actual y la fuerza ante una vida fuera de los focos de Hollywood y centrada en la nostalgia de quienes no lo olvidan.
Hay un par de escenas muy intensas en las que va a una Cómic Con a firmar fotos y objetos de sus películas a una extensa fila de fanáticos. «Vender fotos de Batman me ayuda a pagar las cuentas», dice antes de reconocer que no le da vergüenza hacer eso. Aunque el superhéroe de Ciudad Gótica si le causó grandes molestias en su momento.
Ya había pasado por la pesadilla de rodar una nueva versión de La isla del Doctor Moreau, que había sido un fracaso y en la que su actor favorito, Marlon Brando, apenas si le habló. Val Kilmer grabó un encuentro con esa leyenda del cine y lo único que hizo el protagonista de El Padrino, fue pedirle que lo meciera en la hamaca donde descansaba. Así que recibir el ofrecimiento del papel principal de Batman Forever fue algo grandioso, al punto que él dijo que sí sin leer el guion.
Metido en el traje del hombre murciélago confesó que casi no podía respirar, que no escuchaba nada y que no le hablaban. «Jim Carrey y Tommy Lee Jones se lucieron, mientras yo solo aparecía parado», recordó. De niño amaba a ese personaje y hasta estuvo una vez en el estudio donde se grababa la famosa serie protagonizada por Adam West y creó una animación cuando era niño con su hermano Wesley a la que denominaron Fatman, pero en Val se reconcilia un poco con ese superhéroe con un disfraz más cómodo, mientras Michael Kilmer lo acompaña convertido en Robin.
No se insiste tanto en su carácter fuerte y complicado que mostraba en sus rodajes. Aunque él reconoce que no era un actor fácil para los directores. La película muestra que antes de batallar con un cáncer y perder su voz siguió luchando por hacer algo más personal y profundo. Y claro que lo consiguió con el monólogo Citizen Twain, en el que le rendía un homenaje al escritor que siempre buscó su camino, tuvo un carácter difícil y eso lo alejó de muchos ámbitos del circuito literario de su época y quien al final tuvo que hacer giras por todo el país para tener dinero. Hay muchas coincidencias que conectan con la vida de Val Kilmer.
Ahora con Val, el actor recibió una nueva dosis de atención gracias a un proyecto en el que, como dice el periodista Steve Pond de The Wrap, «aparece un hombre que se ve forzado a hacer las paces consigo mismo y con su trabajo». Muchos están volviendo a ver sus películas y, de hecho, reaparecerá en la segunda parte de Top Gun de nuevo como el mejor amigo de Maverick (Cruise), y al que la vida no lo ha tratado tan bien.
«He vivido en la ilusión casi tanto como he vivido fuera de ella (…) Me he portado mal. Me he portado con valentía. Me he portado de manera extraña con algunas personas. No niego nada de esto y no me arrepiento porque he perdido, pero también he encontrado partes de mí mismo que nunca supe que existían», reconoce en un momento de Val, un Kilmer que sigue peleando y abriéndose camino.