La familia es una de las pequeñas tribus que conforman la sociedad. Pero en el hogar de Billy, un joven con discapacidad auditiva, el lazo que los ata es aún más fuerte. Sus padres cuidaron muy bien, quizás en exceso, de él. Desde niño le enseñaron a leer los labios de otros y a hablar. Sus hermanos se aseguraron de que tuviera la mejor infancia. Pero algo faltó.
Tribus, dirigida por Rossana Hernández y escrita por la dramaturga inglesa Nina Raine, representa al Reino Unido en el Segundo Festival de Dramaturgia Europea, Estación Europa, organizado por La Caja de Fósforos. Billy es interpretado por Cristian González; Rafael Monsalve y Martha Estrada dan vida a los padres, y los conflictivos hermanos recaen en Sara Valero y Raoul Gutiérrez. Fuera de esa tribu aparece Claudia Rojas.
En el hogar de Billy se vive en los extremos: son seres muy cálidos y cercanos o extremadamente fríos y hostiles. “No sabemos qué son los sentimientos si no los ponemos en palabras”, dice Christopher con altivez a su esposa e hijos. ¿Acaso ser sordo impide que los sentimientos sean expresados? Para el joven, los gritos son más que vocales en los labios de sus padres y hermanos. Las palabras dependen de gestos y miradas para que tengan un significado verdadero. Es lo único que Billy conoce, la autenticidad.
La trama se enreda cuando Silvia, una joven que se está quedando sorda, entra al grupo y lleva al joven, sordo de nacimiento, hacia otra tribu. Ella le enseña el lenguaje de señas, le muestra un mundo nuevo y un código inédito: el amor. Aún después de estos descubrimientos, Billy hace uso de la habilidad que guarda desde pequeño y consigue un trabajo como intérprete de asuntos legales. Su problema reside en dejar que la moral se imponga frente a la verdad.
Para Hernández, esta obra habla sobre la pertenencia, es decir, sobre un tema complejo: ¿es la familia la única tribu que existe? “Nina Raine habla sobre la aceptación de las diferencias entre los grupos sociales en esta pieza. Allí, en la tolerancia, se encuentra el color de la vida, aunque para este grupo la vida es gris”.
El proceso de montaje tomó dos meses. Pero, más allá de la escenografía o el vestuario, lo más difícil fue la preparación de los actores para representar un núcleo tan complejo, dice la directora. Cristian González y Claudia Rojas recibieron clases de lenguaje de señas y se involucraron con personas que viven con discapacidad auditiva total. “Yo me enamoré de e––sta obra desde que leí el libreto. Por ello, busqué que se hiciera un trabajo de mucho rigor, entrega y cariño. Me parece que conseguí lo que buscaba. Por ejemplo, los movimientos de los actores, en especial de Billy y Silvia, son intensos y exagerados porque así ocurre en la realidad”.
Sobre la relación que guarda la obra con la realidad del país, la directora apuntó: “En la sociedad venezolana la palabra ha perdido valor. El lenguaje ha decaído y, creo, se ha empobrecido, comenzando desde el poder hacia abajo. La obra cuestiona si las emociones solo dependen del lenguaje oral, o si es necesario hablar para poder sentir. Probablemente no sea así. Tribus nos enseña los efectos de la falta de comunicación en las familias: independientemente de si gritan o no, son sordos de sentimientos”.
Tribus
Espacio Plural, Trasnocho Cultural
Desde el 18 de mayo hasta el 16 de junio
Viernes 5:00 pm
Sábado y domingo 4:00 pm
Entrada: 11.600 bolívares