ENTRETENIMIENTO

Las cuitas y triunfos de la Sub-17 llegan al cine

por Avatar

Cuando las metas son grandes las excusas para lograrlas pueden ser muchas. El camino de la Vinotinto Sub-17 hacia Jordania en 2016 estuvo plagado de dificultades que fueron oportunamente dribladas. En Nos llaman guerreras, los directores Jennifer Socorro, Edwin Corona y David Alonso plasmaron las historias de las jugadoras de la selección nacional tanto dentro como fuera de la cancha.

La pasión por el objetivo y el amor al trabajo llevaron a las venezolanas al mundial a pesar de que algunas circunstancias personales jugaron en contra del proyecto. También los realizadores del documental tuvieron que enfrentar una carrera de obstáculos.

Las jóvenes proceden de distintos lugares del país. Daniuska Rodríguez vivía en un hogar muy humilde y a pesar de ello su familia decidió apostarlo todo a su pasión por el fútbol. Sandra Luzardo creció entre una madre que pensaba que debía ser modelo y un padre amante del balón. Yerliane Moreno se escapaba para cumplir con su necesidad de jugar, huyendo de quienes le decían que ese era un deporte para varones. Verónica Herrera ha contado con el apoyo de su madre y su abuelo. Gracias al fútbol, Deyna Castellanos fue a estudiar a los Estados Unidos.

El común denominador de sus historias fue que rompieron el estigma de que hay deportes para hombres y para mujeres, y lo hicieron incluso dentro de sus propios hogares. Y que el empeño genera frutos. Sin embargo, los directores no se remiten solo al deporte para observar el fenómeno, sino a otros aspectos de la realidad nacional. “La gente tiene que reencontrarse con la posibilidad de hacer cosas en este país. Que se vea ahí y por un segundo diga: ‘Yo vivo aquí. Sí es posible’. Al final, las mismas niñas lo expresan en la película, ellas hacen todo por amor al fútbol”, asegura Corona.

Socorro comenta que la lista de etiquetas que le asignaban al proyecto era infinita: “Nos decían: ‘Ustedes son unos desconocidos, unos chamos, una productora de bodas que no ha hecho otra cosa. Es cine venezolano y es documental, así que no se hagan muchas expectativas”. Corona piensa que en la pantalla no solo se puede ver la travesía de las muchachas, sino el recorrido de ellos mismos: “Ahí estamos nosotros, es exactamente nuestra historia”, asegura.

Alonso tuvo un accidente en Chile, en el que falleció, mientras realizaba otra película. Esto sucedió días antes de la partida de la selección y los otros directores a Jordania. “Pararnos allá sin él fue muy duro. Para mí realizar este documental con él fue una escuela y la perdí. Ese fue el reto más difícil al que nos enfrentamos”, recuerda Corona.

La realidad y la belleza no están peleadas. La película incluye imágenes de paisajes naturales de cada uno de los rincones venezolanos de los que salieron las jugadoras, de sus entrenamientos, de sus hogares y de los juegos. Al Agua Cinema es una productora especializada en el registro de bodas, así que para ellos este trabajo les planteó nuevos enfoques y aproximaciones a la imagen. Socorro asegura que encontraron un reto en esta narrativa. “Debíamos hallar un equilibrio entre hacer la mejor fotografía que pudiéramos, sin dejar en segundo plano la historia que era más importante”.

En abril estarán en el Atlanta Film Festival. Socorro considera que el argumento del documental es universal: “Hay un mensaje de cambio de paradigmas, de superación, de amor propio. Hay demasiadas cosas que trascienden fronteras”.