Por Janina Pérez Arias
En la recientemente concluida edición del Festival de Málaga, coincidieron dos cineastas venezolanos en la programación, la directora Ximena Pereira presentando el cortometraje La diosa quebrada, así como el cineasta Miguel Ángel Ferrer con La sombra del sol. Ambos representan el cine venezolano gestado desde afuera pero rodado en el país, narrando historias que además se centran en la realidad y en las «venezolanidades».
Precisamente La diosa quebrada, una coproducción venezolana-chilena que tuvo estreno mundial en la cita malagueña, se enmarca en esa venezolanidad, ya que gira en torno al mito de María Lionza para retratar a su vez la polarización política y social del país, eso sí desde el punto de partida personal de Ximena Pereira.
«María Lionza en un alma de la Venezuela profunda y quería hablar desde el significado de la venezolanidad, por eso la tomé como un símbolo y un estandarte», cuenta la cineasta en el Festival de Málaga. Pereira recuerda cuando presentaba este proyecto en diferentes laboratorios cinematográficos: «La gente no concebía esa imagen de una mujer desnuda espectacular con los senos al aire, símbolo de la feminidad, del poder femenino ancestral».
Esta realizadora que cuenta con una larga trayectoria en el audiovisual, con cortometrajes reconocidos como Blanco antifaz (2001) o Espacio moneda (2013), ve concluido un proceso que le tomó dos décadas.
La diosa quebrada había sido primero concebida como un largometraje, pero dejándose llevar por los avatares del documental, y tras conversaciones con sus productores, entre ellos Carolina Dávila, terminó optando por moldearlo de otra manera, tanto en forma como en punto de vista en primera persona.
«Tenía la preocupación de que dejara de ser vigente, de que resultara una historia del pasado», comenta la también docente Pereira. «Tuvimos que hacer milagros, pero nos ayudó lo poderoso que es un relato breve, ajustando las diversas capas que conforman la película, incluyendo el tema de la migración, lo cual le otorgó contingencia». En 20 minutos Ximena logró la proeza de condensar dos décadas, relacionando su capacidad de síntesis con «la obsesión de hacer la película».
Hacer cine sobre un tema venezolano en el extranjero, a Ximena Pereira -nacida en Chile, criada en Venezuela y actualmente asentada en aquel país del cono sur-, le fue posible primero por el acuerdo bilateral de coproducción entre estos dos países, luego por su doble nacionalidad. «Pude trabajar desde Chile y acceder a la industria cinematográfica de ese país», comenta la fundadora de la productora Ximena Films.
«El cine chileno goza de bastante importancia a nivel mundial, sobre todo en el género documental», profundiza. «He podido beber, más que de un tema económico, culturalmente de esa industria cinematográfica, por lo que La diosa quebrada está muy alimentada por esa cinematografía aun siendo una historia venezolana».
Antes del estreno mundial en el Festival de Málaga, donde tuvo una calurosa acogida, se había empezado a gestar el futuro recorrido internacional de esta película que apenas inicia sus andanzas.
Concretamente en noviembre del año pasado La diosa quebrada participó en Docs for Sale, el mercado de distribución del prestigioso Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), asegurándose así la selección en el Festival Internacional de Cine Documental de Canadá Hot Docs, que constituye el evento más grande y relevante del documental en Norteamérica.
«Esperamos también estrenar en festivales tanto en Venezuela como en Chile», pone la mirada en el futuro próximo la cineasta Ximena Pereira.
De los llanos para el mundo
Otro ejemplo de que la venezonalidad traspasa fronteras es La sombra del sol, escrita, dirigida, editada y coproducida por Miguel Ángel Ferrer. La que fuera la representante de Venezuela en los Oscar a Mejor Película Internacional, tuvo estreno europeo en el Festival de Málaga en una sección no competitiva.
Sin dudas la opera prima de Ferrer está teniendo un gran recorrido, muy acorde con su génesis. Cuenta Miguel Ángel que algo se le empezó a mover por dentro a raíz de unos viajes a través de los llanos, específicamente por Acarigua (Portuguesa), cuando estaba haciendo producciones de comerciales y videos musicales junto al co productor Will Romero, entre el 2020 y 2021.
«Me reencontré con mi país, con mi gente», cuenta Ferrer, asentado desde hace 17 años en Los Ángeles. «Vi el calor y la fuerza que tiene el venezolano del interior, de los llanos, para salir adelante día a día, persiguiendo el sueño de lograr una vida mejor».
Miguel Ángel Ferrer se propuso transmitir toda esa energía a la pantalla, y así fue armando la historia de los hermanos Leo (Carlos Manuel González) y Álex (Anyelo López) en lo que terminó titulando La sombra del sol, una película que habla de la resiliencia y la esperanza, apelando certeramente a la diversidad a través de un actor y rol principal con deficiencia auditiva e incluyendo temática LGTBQ.
La historia de estos hermanos a quienes les reiteran que no vale la pena luchar, afirma Miguel Ángel Ferrer que»refleja el espíritu del venezolano que no se rinde, al que no importan los obstáculos porque están dispuestos a echar para adelante, le echamos un camión y llegamos a nuestra meta, ya sea algo del día a día como conseguir leche o un sueño imposible como hacer una carrera de cantante, ser cineasta o tener una casa».
«Todo venezolano se va a ver reflejado en la pantalla, y va a decir ese soy yo, ese es mi hermano, esa es mi madre… no importa si están en el país o fuera», asegura el director.»Y se van a dar cuenta de que si le echan ganas, son invencibles».
El cineasta venezolano estuvo en el Festival de Málaga con el productor español Álvar Carretero y los intérpretes Camila Curtiz y Anyelo López, con quienes presentó la película en sala llena dejando una muy buena impresión en la audiencia.
Remontándonos a la prehistoria de este filme, quizás Carretero fue una de las primeras personas en detectar la posibilidad de trascender fronteras y culturas a pesar de tratarse de una historia muy venezolana.
El experto en relaciones públicas, o más bien publicista, como se le denomina en inglés, «lobista de premios», como él mismo se califica, es dueño de una larga y sólida trayectoria profesional en Hollywood. Apartando las querencias que posee como coproductor, no duda en describirla como»una película fantástica y universal».
En Álvar, Miguel Ángel Ferrer tuvo al perfecto aliado para lanzarse a la arena de los Oscar, aunque por conflictos de intereses no pudo encargarse directamente de la campaña. Sin embargo, en tiempo récord, «hicimos un campañón», asegura Carretero, y es que una de las máximas cuando te seleccionan como candidata, es lograr a toda costa y coste que los miembros de la academia vean tu filme.
«Somos una película independiente, es decir, no contamos con todos los recursos», afirma Álvar Carretero con Miguel Ángel Ferrer a su lado suscribiendo sus palabras con gestos afirmativos que hace con la cabeza. Agrega que «una cosa de la que estamos muy orgullosos, porque nos va a levar a otros proyectos, es que contamos con el apoyo casi incondicional de Troy Kotsur, ganador del Oscar a Mejor Actor de Reparto por su rol en CODA [de Sian Heder, 2021]».
El relato del coproductor es vertiginoso. Que en su momento le enviaron el filme, que a Troy le encantó, que se atravesó la huelga de actores pero que cuando se acabó el actor sordo fue a Los Ángeles para participar en un evento con ellos.
«Estamos hablando de la posibilidad de un remake en inglés de esta misma historia, y creo que eso es lo más bonito que sacamos de la campaña», deja caer Álvar Carretero sin entrar en detalles.
«Al enseñársela a un publico estadounidense constatamos que era una historia universal, que podía ir más allá del llano venezolano y hasta de nuestra propia comunidad hispanohablante», asevera Carretero.
Antes de que se concrete el remake, a La sombra del sol, que además es una coproducción venezolana-estadounidense, y al director Miguel Ángel Ferrer, le quedan aún mucho camino por delante.