La Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) otorgó la orden Andrés Bello en su única clase a Virginia Betancourt, Jacobo Borges y Baltazar Porras. El reconocimiento se entrega anualmente como parte de la Feria del Libro del Oeste de Caracas, que este sábado 30 de noviembre le pone fin a su novena edición.
Al Aula Magna de la casa de estudios acudieron las autoridades encabezadas por el rector Arturo Peraza junto a los tres homenajeados presentes. La institución destacó los aportes de Betancourt en la promoción de la lectura en el país, la labor social, política, eclesiástica y literaria de Porras y la vasta carrera artística de Borges.
Según las actas de cada uno de los homenajeados, leídas por la secretaria Magaly Vásquez, la fundadora del Banco del Libro sembró la “lectura en el corazón infanto-juvenil de Venezuela”, el arzobispo emérito de la Arquidiócesis de Caracas ha dedicado su vida “al servicio de la Iglesia, su pueblo y la labor docente” y el artista plástico “ha plasmado huellas indelebles en la historia del arte venezolano y latinoamericano”.
Las primeras palabras por parte de los reconocidos fueron de Betancourt, quien hizo un breve repaso de su larga labor en la consolidación del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas, en el Banco del Libro y en la Biblioteca Nacional, entre otros.
“Estoy agradecida con todos los que nos acompañan, especialmente los que vivimos en la allende Caracas. Recibo agradecida esta orden UCAB en homenaje, esta vez, a los pioneros del Banco del Libro. Comparto con ustedes esta experiencia de la lectura, porque ahí aprendí a ejercer la ciudadanía”, expresó la promotora de 89 años de edad.
La fundadora del Banco del Libro recordó proyectos como la primera red de bibliotecas públicas para niños, asentada en Guayana en 1964, los bibliobuses para llevar libros a zonas desfavorecidas, la creación de la editorial Ekaré en 1978 o su designación en 1974 como directora de la Biblioteca Nacional por parte del expresidente Carlos Andrés Pérez, una experiencia que llamó en broma un “desliz”.
Al cargo llegó, explicó, porque la directora de entonces estaba fuera del país y le habían indicado de un problema en el sistema eléctrico. Resultó que a la promotora no le tocó solo resolver ese problema sino que había que hacer un edificio nuevo. “Gracias a que a los venezolanos nos gusta innovar, pudimos terminarlo. Y más importante que eso: su contenido”.
Porras, quien admitió que no sabía que debía ofrecer un discurso, dijo que hoy en la mañana estuvo leyendo textos sobre Andrés Bello del padre Pedro Pablo Barnola que le hicieron pensar en la realidad de millones de venezolanos fuera del país. El gran intelectual venezolano, recordó el sacerdote, estuvo más de 50 años lejos de Venezuela y, sin embargo, su añoranza siempre fue volver.
“Me hizo recordar que siendo estudiante de bachillerato, antes de la caída de Pérez Jiménez, el padre rector nos llevaba a los bloques de Los Mecedores y nos leía poesía de Bello para ver cómo se debe amar el terruño. Eso es una enseñanza para nosotros”, afirmó.
También mencionó que ha recibido mensajes de amigos y conocidos de países latinoamericanos que agradecen por el éxodo venezolano porque son personas que trabajan “con alegría”.
“Nosotros a veces nos valoramos tan poco. Tenemos que ver ese sentido de identidad. Lo que anhelamos todos que no se quede solo en un deseo”, reflexionó.
Borges recordó su niñez en Catia y cómo empezó a formarse gracias a la lectura porque su mamá, cuando él estaba en sexto grado, le dijo que no podían financiar sus estudios posteriores. En una oportunidad, en una biblioteca, un trabajador le dijo que le prestaría un libro si el artista prometía devolverlo. Aceptó y el título era la colección biográfica Vidas paralelas de Plutarco, el primer libro que leyó pero que no entendió.
Eso no lo detuvo. Comprendió más bien que la lectura puede abrir a las personas a un mundo aunque al principio cueste entender: “Leía cada vez más. Además con una costumbre malísima: acostado. No me levantaba un domingo o sábado. Estaba ocho horas leyendo en la cama y consumía todo lo que aparecía”.
Recordó también que en la plaza Pérez Bonalde, en Catia, solía reunirse con personas que hoy son figuras de la cultura venezolana como Alejandro Otero, José Ignacio Cabrujas, Oswaldo Trejo o Darío Lancini. “(En esa) plaza se iba construyendo un grupo de estudiantes que pensaban en el destino del país. Yo no estudiaba aún. Pero los otros conversaban y yo dibujaba mucho”.
Para Borges, recibir la Orden UCAB hoy es una manera de cerrar un ciclo y abrir otro, a los 93 años de edad. “He cerrado una etapa en el oeste y la he abierto otra vez. A mis 93 años sigo explorando (…) Trabajo todos los días con inmensa intensidad y estoy vivo porque imagino nuevos mundos. Gracias por este cierre y apertura en mi vida. Por la UCAB, que es la expresión del oeste y del sueño que siempre tuve”.