Miles de ecologistas alrededor del mundo clamaban por la liberación de Keiko, la orca que inspiró la película Liberen a Willy en 1993.
La mítica película de los 90 recreaba el proceso de recuperación del hábitat natural de este animal, que fue capturado en 1979 en las costas de Islandia.
Lastimosamente todo fue cuesta abajo después de que Keiko fuera liberada en 1996: después de 20 años de encierro en un acuario, sus capacidades para relacionarse con el mundo exterior estaban casi que olvidadas.
Este factor afectó fuertemente su salud: no pudo relacionarse con facilidad con animales de su misma especie y le era sumamente difícil conseguir alimento por sus propios medios.
Llegada a Hollywood
Después de su captura, con tan solo dos años de edad, a finales de la década de los 70, la orca pasó por diferentes países antes de terminar en el mítico acuario donde se recreó la película.
Primero estuvo en un acuario de Islandia, su país natal, donde mantenía relación con más animales de su misma especie. Luego fue trasladada por corto tiempo a Canadá para ser exhibida en diversos espectáculos.
Finalmente Keiko fue comprada por Reina Ventura, un parque acuático en Ciudad de México donde empezaría su verdadero calvario.
Estuvo en dicho lugar desde 1986 hasta 1996, año en que fue liberada, pero por casi 10 años se mantuvo solitaria en un estanque.
Algunos productores locales y estadounidenses se interesaron en Keiko y la quisieron utilizar para grabar algunas películas y telenovelas.
En principio participó en Quinceañera, una telenovela producida por Televisa en 1987. Después llegó a Hollywood bajo la dirección de Hugo Stiglitz en la película Keiko en peligro.
Así llegó hasta los estudios de Warner Bros. Pictures, en 1993, para contar la historia de la supuesta liberación de Willy.
Esta idea, en principio, era meramente cinematográfica. Sin embargo, con el éxito de la película, colectivos ambientalistas y filantrópicos empezaron a exigir que la orca, de verdad, fuera liberada.
Más de 300.000 llamadas llegaron a los estudios de Warner y al parque de diversiones, donde se encontraba en cautiverio el animal, reclamando su liberación, según informaron varios medios en ese entonces.
Una liberación tortuosa
Tras los incansables esfuerzos de colectivos y ciudadanos que apoyaban la causa, Keiko fue liberada en 1996 en mar abierto, no sin antes adentrarse en un fuerte entrenamiento de readaptación a la vida salvaje.
Tuvo que someterse a una estricta dieta que le diera el peso ideal para sobrevivir en las congeladas aguas de Islandia. Pesaba 500 kilos menos de lo establecido por los organismos de control de fauna marítima.
Con la esperanza de su pronta rehabilitación, fue trasladada vía aérea a las frías aguas de la helada isla.
Allí tuvo capacitación para seguir manadas de orcas marinas que se acercaban a interactuar con ella, pero su falta de rendimiento para nadar en mar abierto y a altas velocidades la dejaban rezagada de sus pares.
Medios locales informaron que Keiko fue inspeccionada por científicos del Instituto de Recursos Naturales de Groenlandia. Ellos descubrieron que el animal no había podido conseguir comida por sus propios medios y que había fallado su proceso de aprendizaje con la manada de orcas con la que estuvo navegando.
Al parecer, los casi 20 años de interacción humana de Keiko borraron todo registro de su antigua vida antes de ser capturada. No pudo adaptarse a la vida salvaje y se quedó deambulando por la bahía de Noruega, donde interactuó con humanos que le daban de comer.
La protagonista de Liberen a Willy murió a causa de una neumonía severa en las costas noruegas en 2003 a la edad de 26 años.