La salud mental está en el centro de Black Flies, película presentada este viernes en Cannes, con Sean Penn y Tye Sheridan. La historia sigue la vida diaria de dos paramédicos en Nueva York y mete al espectador en una vorágine de violencia y ruido con una intensa realización y una música muy presente.
«Hace ya como 12 o 13 años que estaba interesado en este tema», explicó Penn en la rueda de prensa de presentación de la película dirigida por el francés Jean-Stéphane Sauvaire. La cinta compite por la Palma de Oro de Cannes.
Para preparar el filme, tanto Penn como Sheridan trabajaron con el servicio de bomberos y de urgencias de Los Ángeles. La experiencia les permitió conocer de primera mano los problemas de salud mental en general y los que afectan a estos profesionales sometidos a una presión extrema.
«Me interesé por el trabajo de todas estas personas», dijo Penn, que resaltó que en la proyección oficial del filme que hubo anoche y a la que asistió todo el equipo. Allí pudo constatar «que el público apreció el trabajo que hicimos y que toca el alma».
La película sigue el día a día de estos dos profesionales que trabajan con los bomberos en la atención de urgencias en barrios violentos de Nueva York, con víctimas que suelen ser hispanos, personas de raza negra, drogadictos o pandilleros.
«Será interesante ver cómo la comunidad de este sector reacciona a la película», dijo Penn, para quien es importante que Black Flies ponga en el centro del debate público el tema de la salud mental. “90% de lo que mostramos en el filme corresponde exactamente» a la realidad.
La salud mental como problema
Otro de los aspectos que destacó el actor es el hecho de que los profesionales que cuidan de la salud mental están «afectados por el juego político que les impide ejercer su trabajo en mejores condiciones». La película utiliza muchos elementos del cine documental para aportar aún más realismo a la historia.
Al respecto, el realizador señaló que la salud mental «es un verdadero problema» en Estados Unidos, especialmente para los paramédicos, «que afrontan una gran violencia». Tanta que hay «muchos suicidios en esta comunidad porque es muy difícil mentalmente trabajar frente a esa horrible violencia».
«Sean y yo estuvimos con profesionales que hacían turnos continuados de 36 horas«, resaltó Sheridan, que aseguró que le apasiona su personaje y las diferentes caras que muestra.
Y agregó que lo que le interesa es «trabajar con realizadores que me gustan» y uno de ellos es Sauvarie. «Estoy obsesionado con su visión de las cosas».
El director alabó también a sus protagonistas porque tuvieron que trabajar mucho, no solo para aprenderse el guion y asimilar sus personajes, sino además desde el punto de vista físico.
Una historia con una apuesta clara por el estilo documental, tanto que fuera de los protagonistas -Penn, Sheridan, Michael Pitt y Katherine Waterston- el resto del elenco eran actores no profesionales. Además de una colaboración de Mike Tyson.
«Siempre he hecho esta mezcla de ficción y documental y lo que me interesaba en este trabajo era la gente de Nueva York (…) capturar la realidad de la vida», explicó Sauvaire.