Nadie es ajeno a la política y José Antonio Abreu lo sabía muy bien. Venía de ese terreno y conocía cómo moverse en él para hacer realidad su ambicioso proyecto: el sistema de orquestas, que cumplió 45 años el 12 de febrero.
Además de su pasión por la música y su habilidad para la economía, el maestro participó activamente en cargos de Estado como diputado al Congreso y ministro de Cultura.
Fue Abreu un hombre que supo moverse en arenas movedizas. En vida no le faltaron las críticas por su relación con los gobiernos de turno. En especial, por su silencio durante las protestas de 2014 y 2017 en Venezuela contra el régimen de Nicolás Maduro y su estrecha relación con Hugo Chávez.
Antes de fundar y dirigir el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela en 1975, Abreu señalaba abiertamente su posición política, su visión del país; incluso, hablaba sobre su escepticismo respecto a la existencia de la izquierda o la derecha política.
«Rechazo por caduca y por absurda la distinción entre izquierda y derecha. Bajo la izquierda se han cobijado las ideologías más reaccionarias. El campo de la derecha es la miscelánea que abarca desde el absolutismo hasta las más audaces concepciones. No hay izquierdas ni derechas, ni izquierdistas ni derechistas», dijo el artista en 1966 luego de haber recibido el Premio Nacional de Música por la pieza de su autoría La cantata sinfónica. En ese momento era diputado al Congreso Nacional por el partido Frente Nacional Democrático, fundado por Arturo Uslar Pietri, cargo desde el que fue muy crítico con la política económica del gobierno de Raúl Leoni.
«No creo que la política influya o determine en modo alguno mi manera de ser como artista. En cambio, sí creo que es cierto lo contrario. Mi vida musical es un poderoso aliciente espiritual para desplegar otras actividades políticas y profesionales sin que este ejercicio heterogéneo ponga en peligro mi equilibrio humano. Para mí la música es motor y catalizador», agregó en aquel entonces.
Abreu consideraba que Venezuela vivía un drama: la lucha de un país empujado hacia adelante por la tensión de un pasado de grandeza. «Esta tensión está impulsada por la conciencia renovadora de las nuevas generaciones», decía. Imaginaba un país moderno, de economía autónoma y capaz de conducir el sentir histórico de América Latina.
Además, todavía como parlamentario, señalaba que el apoyo del Estado a la cultura era insuficiente: «Es notoriamente insuficiente».
Al año siguiente, durante una alocución en la que advirtió que se registraba un proceso inflacionario, afirmó que transitaba el país un período decisivo en la lucha de todos los estratos sociales por un cambio. «Un cambio que asegure a Venezuela el pleno disfrute de sus posibilidades y la conquista de su alto destino histórico. Nosotros estamos presentes en esa lucha, conscientes de que no se persigue un simple cambio puramente teórico en la orientación y objetivos del Estado. Lo que perseguimos es una transformación horizontal y vertical de la sociedad venezolana. Un cambio en la materia del espíritu de la acción del Estado que reivindique para el pueblo el imperio del derecho de la justicia, el desarrollo de la soberanía. Venezuela se acerca al borde de un estancamiento de su proceso de desarrollo», aseguró.
Abreu fue diputado al Congreso entre 1963 y 1969. En 1973 se anuló su postulación como candidato por el Distrito Federal porque «no aparecía inscrito en el Registro Electoral».
Al lado de CAP
Sus comentarios públicos respecto a la política nacional desaparecieron. Especialmente a partir de 1975, cuando se creó el Sistema, en aquel entonces la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil de Venezuela Juan José Landaeta. Desde el principio la institución tuvo una relación con los gobiernos de turno porque su fundación fue en parte gracias a que en 1964 se emitió un decreto oficial que estipulaba la obligatoriedad de la práctica para todos los estudiantes de las escuelas de música del Estado. De hecho, el primer concierto de aquellos primeros 80 músicos que formaron la orquesta se realizó en la Casa Amarilla, sede de la Cancillería, el 30 de abril de ese año.
Los titulares de la prensa, con Abreu a la cabeza, vaticinaban éxito para el Sistema en todo el mundo. Hoy día es un modelo que ha inspirado y se ha replicado en países de Europa, América, Asia, África y Oceanía.
En 1979, año en que se constituyó la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, Fesnojiv, el maestro Abreu fue consultado respecto a su posición política. Contestó que jamás había estado «en la cúspide, ni cerca».
«No soy estadista. Soy políticamente independiente, pero tengo el deber insoslayable de asumir la responsabilidad de los programas desarrollados por la ONJ (Orquesta Nacional Juvenil) ante el Estado, que aporta los recursos. Porque esta no es una empresa privada de naturaleza personalista, sino un programa público en el cual se invierten recursos fiscales, patrimonio de la comunidad; y yo tengo la responsabilidad indelegable de realizar todas las acciones pertinentes para que nuestra relación con la administración pública discurra en un marco de seriedad, de gestión y control, evolución continua y tarea prospectiva», indicó.
La relación con el ex presidente Carlos Andrés Pérez fue muy cercana. Al año siguiente de su fundación, el Sistema ofreció un concierto de Estado en el Museo de Arte Contemporáneo en homenaje al mandatario. Estuvo presente el entonces jefe del Ejecutivo junto a figuras de la vida política, artística e intelectual del país como su esposa Blanca Rodríguez, Gonzalo Barrios, Guido Grooscors, Sofía Imber y Carlos Rangel. Pérez, que al finalizar la actuación cantó el Himno Nacional con la orquesta, otorgó a Abreu la Orden Francisco de Miranda en su segunda clase.
«Ya sabía de ustedes y conocía el esfuerzo cumplido y del alto nivel de su arte. Ustedes salieron de Venezuela con un mensaje mío donde les expresaba orgullo por el país y mi satisfacción personal por lo que iban a hacer en la gira artística. Hoy cuando los veo y los oigo de manera tan directa, les digo que todos nos sentimos satisfechos y orgullosos», expresó el líder adeco.
Administrador de la cultura
En 1989, durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, Abreu volvió a la política. Designado presidente del Consejo Nacional de Cultura, impulsó un proyecto dirigido a apoyar las provincias y las áreas marginadas del país. Su idea era generar programas en esas zonas deprimidas con énfasis en los niños y los jóvenes. «La cultura se refiere a los hábitos de alimentación del pueblo hasta su expresión artística. Es esencia fundamental del pueblo y su juventud».
Al cabo de cinco años en el cargo, Abreu recibió más elogios que críticas en un país agitado política y socialmente luego del Caracazo y los fracasados golpes de Estado de 1992. De su gestión se destacó la descentralización de las instituciones culturales y el aumento del presupuesto del sector. Al llegar al Conac las asignaciones no superaban los 300 millones de bolívares. Al culminar su mandato, se aproximaban a los 10 millardos.
Tras anunciar su retiro, lamentó que desde que se asentó la República la cultura se marginó. «Jamás se admitía como relevante y prioritaria, confinada siempre a la noción de subsidio en su acepción. Marginalidad en cuanto al exilio de la cultura como sector precario y subalterno de la entidad orgánica del Estado, en permanente dependencia parasitaria respecto al sector educación».
Llegó la revolución
El maestro Abreu supo en vida aprovechar las ventajas de la comunicación, así como sus relaciones. Un hombre inteligente, pragmático, hábil. Tenía muchos amigos en la prensa y en el gobierno, de allí que su gestión en el Conac terminara sin escándalos ni críticas, de acuerdo con una semblanza publicada en este medio.
«Ninguno como él ha descubierto las bondades de las ruedas de prensa. Nadie como Abreu ha encontrado el secreto de estar ahí siempre listo en cada acto cultural, firma de convenio o agasajo por más mínimo que sea. No hay quien lo iguale en el número de equipos de prensa», lo describe la nota.
Usó la misma estrategia con la revolución bolivariana, durante la que, de acuerdo con la página de la Fundación Musical Simón Bolívar –órgano rector del sistema de orquestas-, se logró registrar un total de 1.012.777 niños y adolescentes hasta el año pasado. Además, para 2015 la institución recibió un aporte del Estado de 6,9 millardos de bolívares fuertes. El régimen se obsesionó con el Sistema. Y el maestro Abreu supo capitalizarlo.
La que hasta entonces había sido una institución de Estado, con el chavismo se politizó, en especial cuando se creó la Misión Música en 2007. Para Chávez era un punto de honor incrementar la cantidad de niños en el programa y superar el millón, cifra lograda, según el gobierno, a principios del año pasado. Ahora la meta que se puso Nicolás Maduro es la de alcanzar los 2 millones de pequeños inscritos para el año 2025.
La idea de la Misión Música era ampliar aún más el Sistema a través de espacios como el Centro Nacional de Acción Social por la Música, inaugurado en 2011 por Hugo Chávez junto a Abreu y Gustavo Dudamel, los centros comunales y las escuelas bolivarianas. «Cada consejo comunal, abóquese a la creación de los centros de música para crear el mejor sistema del mundo, marca venezolana, marca bolivariana», decía el fallecido mandatario.
Desde entonces las apariciones públicas de Abreu y Dudamel con Chávez fueron recurrentes. Hace ocho años el mandatario protagonizó con ambos un concierto por el Día de la Juventud de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. «Quiero felicitar primero a la juventud venezolana en su día, las niñas, adolescentes, estudiantes. También a la juventud acumulada, el maestro Abreu. Venga, maestro. Un aplauso para este joven eterno por su obra, su aporte. Gustavo Dudamel, un aplauso para esta gloria venezolana. ¡Cómo te queremos, Gustavo, gloria de la juventud venezolana, la generación de oro!», manifestó Chávez.
Las cifras para el Sistema han sido significativas desde entonces. El presupuesto del año pasado, por ejemplo, es de 65.909.327.888 bolívares.
De acuerdo con la página Fundamusical.com, el Programa de Apoyo al Centro de Acción Social por la Música (fase dos) recibe financiamiento gracias a un contrato suscrito entre el Estado y el Banco Interamericano de Desarrollo por 211 millones de dólares, de los cuales 61 millones corresponden al aporte local del país y 150 millones del BID. La idea de este último proyecto, que incluye la superestructura del Centro de Formación Docente, al lado del Centro Nacional de Acción Social por la Música, en Quebrada Honda, es mejorar las condiciones de los niños y de la formación del talento humano de la institución. La obra aún no ha sido terminada. El Sistema señala en su página oficial que tiene un avance de 52,75%.
Hace tres años Maduro aprobó que se les otorgara más de 12 millardos de bolívares para gastos en las actividades académicas y administrativas de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, 3,23 millardos para adquisición de instrumentos musicales, 4,32 millardos para los procesos de selección de los nuevos integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Venezuela y 9,87 millardos de dólares para las giras internacionales de la orquesta.
No era de extrañar, entonces, que el maestro Abreu y su alumno estrella, Gustavo Dudamel, callaran ante las actuaciones del régimen, lo que les valió muchas críticas y reproches.
En el velorio de Hugo Chávez, Dudamel dirigió un concierto en homenaje con presencia de Abreu, a quien un mes después le preguntaron en Telesur su opinión sobre el líder de la revolución bolivariana. Contestó: «Desde el punto de vista de la orquesta, él fue un impulsor decidido. El 6 de enero de 1999, lo recuerdo, un edecán de la casa del presidente electo nos anunció su propósito de visitar la orquesta. Hubo un encuentro inolvidable con los niños y jóvenes de los coros de la orquesta que llenó toda la explanada del Teresa Carreño. En ese primer encuentro él se comprometió con llevar la orquesta a sus últimas consecuencias artísticas y sociales. No lo hemos olvidado nunca».
Una de las actuaciones más cuestionadas fue la del 12 de febrero de 2014, cuando el Sistema celebraba 39 años con un concierto. Ese día, también, comenzaron las protestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Fueron asesinados Bassil Da Costa, Robert Redman y el líder colectivo Juancho Montoya. «Sabía que iba a haber una manifestación, pero estuve ensayando todo el día y no sabía nada de la violencia», dijo el director barquisimetano al diario Los Angeles Times en aquel entonces, que lo entrevistó a propósito de las fuertes críticas de sectores de la oposición en el país. «Venezuela es un país joven. Es como un adolescente y tiene los problemas asociados con ello», señaló el músico.
En el programa Times Talks, presentado por The New York Times en Internet, Dudamel también fue consultado sobre los sucesos del 12 de febrero. El director de orquesta respondió: «Es un momento difícil en mi país. Puedo decir, antes que nada, que creo en el derecho que tiene la gente de protestar. Para mí este último mes no ha sido fácil, pero al mismo tiempo he estado pensando y aprendiendo. Pensando en el porqué, cómo y cuándo. Es un momento en el que necesitamos el diálogo. Por supuesto que tenemos muchas cosas que mejorar. Condeno firmemente la violencia».
Pasaba el tiempo y la política extendía sus tentáculos en el sistema de orquestas. Uno de los actos más criticados por músicos y personal de la institución en conversaciones de pasillo ocurrió en octubre de 2016, cuando Carolina Cestari, en ese entonces viceministra de la Suprema Felicidad, dijo en medio del escenario de la imponente sala Simón Bolívar del Centro Nacional de Acción Social por la Música: «¿Usted no está de acuerdo con el proceso revolucionario? Sea coherente con su posición política y busque trabajo en otro lado».
El quiebre
La tensión creció en 2017, año en que se creó la asamblea nacional constituyente, compuesta solo por chavistas, y murieron más de 100 personas, la mayoría jóvenes, protestando en las calles. Una de esas víctimas fue Armando Cañizales, violinista del Sistema de 17 años de edad. El 4 de mayo cayó herido en el puente que comunica Las Mercedes con la autopista Francisco Fajardo y falleció cuando era asistido. Un grupo de 50 personas, entre músicos y personal administrativo, protestó en la entrada del Centro Nacional de Acción Social por la Música para denunciar la represión y la violencia.
Dudamel, esta vez, sí se pronunció de manera categórica. Era la primera vez que lo hacía. «Levanto mi voz en contra de la violencia y la represión. Nada puede justificar el derramamiento de sangre. Ya basta de desatender el justo clamor de un pueblo sofocado por una intolerable crisis. Históricamente el pueblo venezolano ha sido un pueblo luchador. Pero jamás violento», dijo en un comunicado publicado en su página en Internet, así como en sus redes sociales. Agregó: «Hago un llamado urgente al presidente de la República y al gobierno nacional a que rectifique y escuche la voz del pueblo venezolano. Los tiempos no pueden estar marcados por la sangre de nuestra gente».
En su página oficial, el Sistema publicó un texto en homenaje a Cañizales, quien formaba parte de la fila de violas de la Orquesta José Francisco del Castillo. «Fuiste ejemplo de nuestra juventud pujante que crece y se desarrolla con valores, sentimientos y llena de sueños. Siempre comprometido, puntual, estudioso, organizado y perseverante. Que tu recuerdo perdure por siempre y que nuestro lema, “Tocar, cantar y luchar”, sea llevado hasta el cielo para que desde arriba nos guíes y acompañes en lo que siempre hemos hecho: música».
El 19 de julio, Dudamel fijó su posición de nuevo. Pidió detener la constituyente en un artículo publicado en los diarios The New York Times y El País de España. Ha sido, hasta la fecha, su mensaje político más frontal.
«Tengo la obligación como ciudadano venezolano de pronunciarme contra la decisión inconstitucional del gobierno de convocar una asamblea nacional constituyente, que no solo tendrá el poder de reescribir la Constitución sino de disolver a las instituciones del Estado. Esta decisión solo exacerba el conflicto ya existente y las tensiones sociales. Nuestra Constitución no está siendo respetada».
Significó el divorcio de Dudamel y el gobierno y, en consecuencia, de su indirecto destierro del Sistema.
La respuesta de Maduro fue reprocharle que, a pesar del apoyo de su gobierno al Sistema, decidiera el director «meterse a político».
«Le envío mi saludo a Gustavo Dudamel aunque no nos comprende. Se ha vuelto un incomprendido (…) no importa, vamos a seguir trabajando por los niños y niñas de Venezuela», dijo Maduro en cadena nacional. «Bienvenido a la política, Gustavo Dudamel», advirtió. «Pero actúa con ética. No te dejes engañar y no ataques a quien ha sido el artífice de la expansión de este movimiento hermoso de niños y jóvenes. Es muy fácil creer la mentira fresca, la mentira fácil y lanzársele al presidente Nicolás Maduro encima. Está bien, Gustavo Dudamel, que Dios te perdone por dejarte engañar», dijo.
https://www.youtube.com/watch?v=QOmSj63Y0IE
Tres días después el Despacho de la Presidencia, ente al que está adscrito el Sistema, canceló la gira de Dudamel por Estados Unidos con la Orquesta Sinfónica Infantil de Venezuela. Tenían pautadas presentaciones en septiembre de ese año en Wolf Trap en Virginia, en el Ravinia Festival en Illinois, el Hollywood Bowl en Los Ángeles y el Teatro Griego en Berkeley, California.
El director barquisimetano lamentó la decisión en su cuenta de Twitter. «Me rompe el corazón la cancelación de la gira por cuatro ciudades estadounidenses de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela. Seguiremos tocando y luchando por una Venezuela y un mundo mejor».
En 2014 no hubo ninguna declaración por parte del maestro Abreu. Al año siguiente, durante un concierto por los 40 años del sistema de orquestas, apareció al lado de Maduro en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, llevado en una silla de ruedas por Gustavo Dudamel. Después, por problemas de salud, fueron muy pocas las ocasiones en las que se le pudo ver públicamente. Falleció el 24 de marzo de 2018. Un mes después, Delcy Rodríguez y Nicolás Maduro Guerra –formado en el Sistema– se incorporaron a la junta directiva de la institución, integrada además por Ana Abreu Anselmi, Xavier Moreno y Eduardo Méndez, director ejecutivo que ocupa el cargo desde 2009. Antes también habían sido parte de la junta Temir Porras y Jesse Chacón.
El riesgo de lo que supondría la llegada del chavismo al poder lo advirtió el propio Abreu cuando era presidente del Conac. Para la historia quedó registrada su declaración como miembro del gobierno de Carlos Andrés Pérez, un día después del intento de golpe de Estado de febrero de 1992, liderado por el entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías. «Durante toda la jornada que hemos vivido de 24 horas de angustia, he tenido la profunda satisfacción de un ininterrumpido contacto con el mundo cultural en todos sus sectores, y he sentido en su palabra y en su gesto solidario la renovación trascendente de mi compromiso como ministro y como artista venezolano. Quiero terminar estas breves declaraciones con una frase sobre la que debemos reflexionar: cultura y totalitarismo son términos irreconciliables».
4/5 Este es el cuarto reportaje de un seriado sobre el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela con ocasión de su 45 aniversario:
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