Las primeras salas de cine comenzaron a cerrar en China en enero, país donde se originó el covid-19, enfermedad que mantiene en confinamiento a buena parte del mundo.
El pasado 13 de marzo Nicolás Maduro anunció el estado de alarma nacional que se extenderá, por ahora, hasta el 12 de junio. Los centros de entretenimiento, desde entonces, se mantienen cerrados. Así el país se sumó a un efecto dominó mundial que ha representado una pérdida de 7.000 millones de dólares de ingresos en taquilla hasta principios de abril. Estos cambios han supuesto miles de despidos, festivales retrasados o suspendido, rodajes y estrenos cancelados. La industria encontró en el crecimiento de los servidores de streaming y de Video On Demand una nueva amenaza.
Ya el cine venezolano vivía su propia tragedia antes de que apareciera el coronavirus. El confinamiento solo la magnificó. «En el ámbito internacional hay un antes y un después causado por el covid-19. Pero desde hace años el cine venezolano ya estaba en cuarentena, antes de que el gobierno tomara la decisión», aseguró el crítico de cine y columnista de El Nacional, Sergio Monsalve.
El sector vive una de sus peores crisis, pero la paralización de la industria del entretenimiento por la pandemia la acentuó. «Del 1 de enero al 12 de marzo de este año se vendió un millón de boletos menos en comparación con 2019, caída de 2.6 a 1.6 millones de espectadores. Durante la cuarentena, en promedio, se han dejado de vender 2.221.000 de entradas hasta el 15 de mayo», explicó Abdel Güerere, presidente ejecutivo de Asociación Venezolana de Exhibidores de Películas (AVEP).
Preocupación
Esta situación coloca a la industria del cine venezolano en una posición complicada. Para Cinex, cadena que cuenta con 26 complejos y más de 300 empleados, la cuarentena representa un nuevo golpe para su operatividad. «Recordemos que el cine es un negocio de 363 días al año, eso se traduce en un número muy elevado de funciones comerciales. Estar dos meses sin percibir ingresos nos ha pegado muy fuerte», dijo José Galarraga, director de programación de Cinex.
Por su parte, José Pisano, director general de Cinematográfica Blancica, indica que los distribuidores están a la expectativa. «Los grandes estudios de Hollywood han reformado su calendario de estreno de películas y la apertura de los cines depende de decisiones gubernamentales. Solo podemos especular sobre el desarrollo de la situación».
En el mercado internacional, miles de trabajadores fueron víctimas de la paralización del sector. Hollywood contabiliza, en promedio, 150.000 despidos. En Venezuela, en cambio, el Ejecutivo Nacional ratificó la inmovilidad laboral hasta el próximo 31 de diciembre. «Todos los empleados del sector conservan su puesto, no ha habido despidos y han cobrado durante los dos meses», afirmó Güerere. Sin embargo, las limitaciones económicas dificultan que las empresas mantengan su nómina intacta, en un mercado casi muerto. El presidente de la AVEP piensa que la ayuda del gobierno es decisiva. «Es necesario el apoyo financiero. Y aunque lo hemos pedido, aún no contamos con ninguna información sobre algún beneficio para las actividades creativas del país», dijo.
Estrenos y producción
En Hollywood numerosos filmes debieron reprogramar su lanzamiento, al igual que las película venezolanas. Producciones del cine venezolano como Dos otoños en París, Cine invisible, o Yo, Imposible no llegaron a la cartelera debido del cierre de las salas. El único estreno de este primer semestre que vio la luz fue Voy por ti de Carmen La Roche.
Sin embargo, realizadores venezolanos en el extranjero no se detuvieron y continuaron sus proyectos. Jonathan Jakubowicz estrenó directamente en plataformas digitales su tercera película, Resistance, el 27 de marzo. Por su parte Diego Velazco prepara una serie para Netflix, Social Distance, que no solo tratará sobre el confinamiento, sino que se rodará a distancia.
Lorenzo Vigas, cineasta venezolano ganador del León de Oro de Venecia por Desde Allá, cree que la cuarentena es una oportunidad para los creadores. «Considero que es un momento para aprovechar el tiempo, que no siempre se tiene. En mi caso estoy terminando de editar mi próxima película. Es uno de los beneficios de estar encerrado en casa», indicó.
Vigas también piensa que los rodajes tradicionales no se verán afectados a futuro. «En general, creo que se trata de un momento que va a pasar. Puede que los rodajes duren un tiempo y creo que se harán películas más pequeñas y controladas, pero el año que viene ya volverán a realizarse grandes producciones», dijo.
No obstante, quienes acuden a las salas de cine para difundir su trabajo, de igual forma se ven afectados al no poder proyectar sus películas. Monsalve explica que para muchos realizadores venezolanos llevar sus cintas a la pantalla grande es una forma de publicidad. «Los cineastas utilizan el teatrical no como un fin sino como un medio publicitario para conseguir otras oportunidades de negocio. Aprovechan la exposición del estreno para encontrar contratos con cableras o canales internacionales».
Salas seguras
El miedo al contagio en lugares públicos, como las salas de exhibición, obliga a los circuitos a tomar cartas en el asunto para no perder audiencia al levantarse el confinamiento. «Las cadenas de cine intentarán recuperar la confianza de sus clientes garantizando la salubridad para evitar contagios en sus complejos», dice Galarraga.
Cinex tomará medidas para garantizar protocolos de seguridad a su público. «El intermedio entre cada función tendrá una duración mayor, para que el equipo de limpieza haga un trabajo exhaustivo. Se garantizará la desinfección de salas y baños y se contará con gel antibacterial. Nuestro guías, que también acatarán las normativas, deberán asegurar que todos los clientes entren a las salas con tapabocas y se mantengan con ellos en las instalaciones», aseguró.
La empresa también adecuará sus butacas para hacer cumplir las normas de distanciamiento social. «Nuestra plataforma web para adquirir boletos permitirá la venta segmentada de butacas. Habrá separación entre filas y entre cada persona se dejará una distancia de metro y medio. Nuestros clientes podrán estar seguros de que no tendrán a nadie muy cerca de ellos», explicó.
Festivales
Prestigiosos festivales del mundo han tenido que reinventarse, suspenderse o cancelarse para evitar la propagación del covid-19. Karina Gómez, directora del Festival del Cine Venezolano, cree que esto no evitará que estos encuentros cinematográficos vuelvan a realizarse como antes y destaca su importancia.
«Los festivales deben continuar, son lugares que congregan gente para hacer crítica, ver, y saber que ocurre con las cinematografías de las naciones», dijo Gómez, que espera que el Festival del Cine Venezolano se pueda celebrar en septiembre.
Eventos como el We Are One: A Global Film Festival de Youtube, encontraron una alternativa en las plataformas digitales. En Venezuela el Festival Miradas Diversas se prepara para su realización en Internet. «Será una mezcla entre actos presenciales y en línea», asegura Bernardo Rotundo, que formará parte de la organización del evento. Karina Gómez indica que aunque los problemas de electricidad y de conexión en el país no favorecen la realización de festivales en línea, son proyectos viables.
Nuevas ventanas
La paralización del mercado audiovisual tradicional trajo consigo un incremento en la popularidad de los servicios de streaming. Netflix, por ejemplo, sumó 15,8 millones de suscriptores en lo que va de año. Un escenario que ha creado debates y preocupación en el gremio de las distribuidoras. Para Monsalve el crecimiento de las plataformas de streaming es un llamado de alerta para la industria. «El cine tiene que replantear su modelo de negocio y su estructura completa, y si no lo hace quedará como un recuerdo del pasado», dijo. Afirmó, además, que el único camino que queda será una alianza entre ambas partes. «El futuro debería ser un modelo mixto en donde se pueda estrenar la película tanto en cines como en plataforma digitales».
Sin embargo, la visión de la industria es diferente. Aunque conscientes del crecimiento de su rival, quienes trabajaban en el mercado del teatrical creen que el cine y el streaming no tienen el mismo objetivo. «Ir al cine es un acto social fuera de casa. Naturalmente peleamos con un gigante, pero el cine se mantiene por esos mismos valores agregados», dijo Galarraga. Postura compartida por Pisano: «Ese templo dedicado al séptimo arte no es igual que las plataformas digitales. Creo que son experiencias totalmente distintas. Las salas de cine van a mantener vigencia a medida que puedan ser visitadas por los espectadores».
Lorenzo Vigas también cree que el auge de las plataformas digitales no cambiará el curso de la industria. «Las plataformas digitales tomaron una importancia mayúscula en estos momentos de confinamiento. Pero creo que nunca van a morir las salas de cine porque cuando se acabe la pandemia la gente va estar desesperada por salir y socializar», comentó.
Autocines
Las medidas de higiene pueden convencer a los más ansiosos, pero para muchos la sensación de inseguridad está latente. En países como Alemania y Estados Unidos se registró un incrementado del interés por los autocines. Estas salas al aire libre parecen una alternativa para disfrutar de una película y con mucha distancia.
En Venezuela, el circuito Gran Cine, trabaja en un proyecto para ver cine en las calles. Pero no será una tarea fácil por las condiciones actuales del país. «Tenemos las dificultades, además de la pandemia, del suministro limitado de combustible, de la inconsistente energía eléctrica, entre otras cosas», dijo Bernardo Rotundo, director de la institución.
Rotundo es enfático: «No es viable en Venezuela. Para montar una infraestructura de autocine permanente se necesitan condiciones muy especiales y la estructura de costo es cuesta arriba», explicó. Gran Cine ya ha probado durante la cuarentena su pantalla móvil, con el fin de ayudar a las comunidades a sobrellevar el confinamiento. Esta experiencia ya se realizó en Los Palos Grandes y en Las Mesetas en Baruta.
Iniciativas
Actividades vía Internet también están planteadas. Es el caso de la IV edición de Fábrica de Cine, organizado por Gran Cine, que por las condiciones de distanciamiento se ha valido de e-mail y WhatsApp para culminar sus talleres. La Escuela Nacional de Cine estuvo a cargo de un concurso que se realizó en Instagram, Microcine en Cuarentena, donde los participantes realizarían un corto de un minuto con el confinamiento como tema.
Varios directores venezolanos, también, publicaron películas de su autoría en Internet. Entre ellas: Humanpersons de Frank Spano; Kora, senderos a la felicidad, Frida Ayala; Último cuerpo de Carlos Daniel Malave, Infección, de Flavio Pedota, y El vendedor de orquídeas de Lorenzo Vigas.
El Trasnocho Cultural, por su parte, renovó su página web donde ofrece cine foros para sus ávidos usuarios. Disponible desde el pasado 15 de mayo.