ENTRETENIMIENTO

«La masacre de Texas»: la cinta revolucionaria del cine de terror cumple 50 años

por Avatar AFP

Tras ser filmada con poco presupuesto y prohibida en varios países, Ed Neal dudó que «The Texas Chainsaw Massacre» (La masacre de Texas) tuviera éxito. Pero su papel como «Hitchhiker», hermano del sanguinario Leatherface, formó parte de un ícono del cine de terror del que aún se habla cincuenta años después.

La película independiente abrió el camino para lo que se conoce como el subgénero «slasher»: un psicópata con el rostro cubierto mata uno a uno a jóvenes temerarios o que la están pasando bien. Eso fue lo que hizo «Leatherface» (Cara de cuero, en español), de 1,95 m, con una sierra eléctrica y un martillo.

«Michael Myers [Halloween, 1978] tiene máscara, Jason [Viernes 13, 1980] tiene máscara. Pero Leatherface fue el primero. Creo que sentó un precedente sobre cómo serían las películas de terror«, dice el fanático Josh Hazard, de 40 años, vestido como Leatherface durante el Texas Frightmare Weekend en Irving, noroeste de Dallas, donde se conmemoró los 50 años de la película y varios de los actores se reencontraron.

Ed Neal, hoy de 79 años, interpretó a «Hitchhiker», un hombre perturbado que pide un aventón en la camioneta de los futuros asesinados, y que parece avisar de la masacre que desataría su hermano enmascarado.

Cuando Neal leyó el guion y las pocas líneas de su personaje, casi lo descarta. «Pensé que nadie la vería… y aquí estamos», reflexiona. Se estrenó como si estuviese basada en hechos reales y algunos lo creyeron.

«Los japoneses vinieron y me dijeron: este es un documental sobre gente que vive en Texas. Creyeron que era un video verdadero. Me preguntaron cómo se hizo para meter una cámara allí y por qué no se comieron al camarógrafo. Yo les dije, bueno, tal vez sí se lo comieron», cuenta Neal a la AFP.

Convertida en una franquicia, una decena de películas se han hecho después de aquella de 1974, entre secuelas, precuelas y remakes. Tiene un cómic, videojuegos y muchos seguidores que no habían nacido cuando el filme se estrenó.

«La gente se cansa de secuela tras secuela, y vimos el crecimiento de los filmes de terror indie o A24, porque la gente quiere algo diferente. Pero hasta ahora no hay una película como The Texas Chainsaw Massacre», considera Ronnie Hobbs, director creativo de Art Interactive, que lanzó un videojuego basado0 en el filme el año pasado.

«Ni las secuelas pueden capturar la fiereza y lo desagradable de la película original».

«Pudo ser real»

Dirigida por Tobe Hooper (1943-2017), la historia ocurre en una casa perdida en la inmensidad de los campos de Texas, en donde Kirk, Pam, Jerry, Franklin y Sally caen en manos de Leatherface, cuya familia vende la carne humana como embutidos y barbacoa. Solo Sally (Marilyn Burns, 1949-2014) logra huir.

«Pudo haber pasado. Esa es la parte que más miedo da. Se sintió tan real», dice la texana Jeanette Nolen, de 47 años, vestida también con el delantal de carnicero de Leatherface.

Huesos de animales, plumas e incluso un esqueleto humano usados en la película fueron reales.

«La necesidad es madre de la invención», considera Chase Andersen, director de operaciones de Exurbia Films, que tiene los derechos de la franquicia.

Una película independiente y de bajo presupuesto no tenía el lujo ni la utilería de ahora, explica Chase.

Recuerda que el actor Gunnar Hansen (1947-2015), Leatherface, tuvo que vestir el mismo disfraz durante toda la filmación, y al final de todo apestaba realmente.

Los actores vistieron las mismas ropas por semanas. El sudor en la película es real. «El calor y la humedad de Texas son casi personajes en sí mismos. Y algunos de los elementos rurales. Estos paisajes y el calor crean un ambiente único», agrega Chase.

Violencia «insinuada»

Teri McMinn, hoy de 72 años, fue Pam. La escena donde es seguida por detrás en contrapicado mientras camina hacia la casa en la que será colgada en un gancho para carne, es también emblemática. Pero no hay desmembramientos explícitos ni sangre a borbotones.

La película «está en el Museo de Arte Moderno [de NY] y es porque la violencia es insinuada, todo allí es insinuado. La escena más obscena es la mía caminando hacia la casa con la cámara allí, ya saben dónde», detalla Teri, quien más miedo le tuvo a que su madre o su tía la vieran así en la película.

«En aquellos años no hubo nada como eso. Fue prohibida en Francia por diez años, en Italia, en Suecia», recuerda.

«Fue un filme de pérdida [en términos fiscales] para los políticos de Texas o algo así. Fue muy loco, pero es maravilloso. Esta película disparatada me ha llevado por todo el mundo», agrega Ed.