En aquella entrevista en la que Alec Baldwin aceptó hablar en público por primera vez, tras la muerte de la directora de fotografía Halyna Hutchins en el set de Rust, el actor y productor afirmó que fuentes cercanas a la investigación le aseguraron que no corría el riesgo de que se le levantaran cargos ni de ser detenido. Esas declaraciones, sumadas a sus dichos sobre las denuncias anteriores de miembros del staff de la película sobre cuestiones de seguridad, hicieron que no saliera muy bien parado.
Para que no quedaran dudas de que sobre Baldwin no opera ningún tipo de privilegios, el día después de que aquella entrevista saliera al aire, Mary Carmack-Altwies, fiscal que supervisa la investigación aseguró: «Todos los involucrados en el manejo y el uso de armas de fuego en el set tenían el deber de comportarse de una manera tal que protegiera la seguridad de todos los demás. Y parece que ciertas acciones y omisiones contribuyeron al resultado conocido. Una vez que haya tenido la oportunidad de revisar la investigación completa, es posible que ciertas personas sean consideradas penalmente responsables por sus acciones u omisiones en el set». El jueves, un nuevo revés sacudió al actor: la justicia pidió que entregue su teléfono celular.
Según informa Variety, la Oficina del Sheriff de Santa Fe obtuvo finalmente una orden judicial para registrar el teléfono celular del actor en un intento de encontrar pruebas que puedan ayudar a completar la investigación. A su vez, pudo saberse que la policía le había pedido a Baldwin con anterioridad que entregaran voluntariamente el teléfono, pero que él se negó.
Esta información surge de la declaración jurada de la detective Alexandria Hancock, que fue adjuntada a la orden judicial. Allí, Hancock indica que realizó una breve búsqueda en el teléfono de Hutchins y encontró conversaciones sobre la producción que se remontan al 14 de julio.
Esa declaración jurada incluye, además, detalles de la entrevista inicial de Baldwin que no se había hecho pública anteriormente. En aquella oportunidad, Baldwin declaró que había intercambiado correos electrónicos con Hannah Gutiérrez Reed, la armera de la producción, sobre qué tipo de arma usar. Ella le había mostrado varias opciones y él había seleccionado la Colt .45 que usaría en la película.
«Dijo que pidió un arma más grande y que ella también le mostró diferentes estilos de cuchillos para la producción», dice la declaración jurada. «A Alec le mostraron un Colt con mango marrón y mango de cereza, y finalmente eligió el que tenía el mango marrón», asegura.
La estrategia del actor de negarse a entregar su celular no es la misma que usaron otras de las personas involucradas en la tragedia: The Wall Street Journal informó el 10 de diciembre que Gutiérrez Reed y Dave Halls, el primer asistente de dirección, habían entregado voluntariamente sus teléfonos. Para justificar la decisión del actor, su abogado explicó que si bien su defendido estaba dispuesto a entregar el dispositivo si la justicia así lo requería, necesitaba que se le garantizara «proteger su privacidad en asuntos no relacionados».
El 2 de diciembre, Baldwin se sentó por primera vez en un set de televisión luego de la tragedia y expresó: «Alguien es responsable de lo que pasó, y no puedo decir quién es, pero sé que no soy yo». Además, explicó que no tenía ninguna razón para sospechar que podría haber una bala real en aquella arma que él manipuló en el set, en medio de un ensayo, en el Bonanza Ranch en Santa Fe, Nuevo México.
«Era solamente un ensayo en el que marcábamos la escena. Halyna me dice: ‘Sujeta el arma más abajo. Anda a tu derecha. Está bien, ahí mismo. Está bien, haz eso. Ahora muéstramelo un poco más abajo’, haciéndome colocar el arma en posición. Ella me estaba guiando para que sostenga el arma en este ángulo. Mantengo el arma como ella me había pedido, justo debajo de su axila», recordó en la entrevista que se emitió por ABC. Según contó, en un primer momento llegó a creer que Hutchins había sufrido un ataque cardíaco. Pero lo que ocurrió fue que había recibido un disparo en el pecho con una bala real. Joel Souza, el director del film, estaba ubicado detrás de ella y recibió la misma bala. Hutchins fue trasladada en avión a un hospital en Albuquerque, donde murió.
En la misma entrevista, Baldwin dijo desconocer, en su rol de productor, las demandas de parte del staff de la película por problemas de seguridad dentro del set, a pesar de que el mismo día de la tragedia varios de ellos no se habían presentado a trabajar.
El miércoles, se presentó una primera demanda ante el Tribunal Superior de Justicia de Los Ángeles. Serge Svetnoy, responsable del área de electricidad durante el rodaje, acusó a Baldwin (protagonista y productor del filme), al resto de los productores, al asistente de dirección Halls y a la armera Gutierrez-Reed de «negligencia generalizada» y comportamientos culposos. En la presentación pide un juicio por jurados contra todos ellos, además de un resarcimiento no especificado por daños y perjuicios.
«Este incidente fue causado por los actos culposos y la omisión de responsabilidades de cada uno de los demandados, así como de sus agentes, directores y empleadores. No había ninguna razón para colocar una bala real en ese revólver Colt. 45 o en cualquier lugar del set de Rust. La presencia de un bala en un revolver representaba una amenaza letal para todos los que se encontraban en ese lugar», señalan los abogados de Svetnoy.
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