No hacer nada. Quedarse y luchar. Irse. Son las opciones que contempla un grupo de mujeres en una comunidad religiosa aislada, tras haber sufrido violentas agresiones sexuales por parte de los hombres de su colonia.
La historia es la trama de la película Ellas hablan (Women Talking) —a su vez inspirada en el libro del mismo nombre de la escritora Miriam Toews—, cuyo guion y dirección estuvieron a cargo de la canadiense Sarah Polley. Se lanzó oficialmente el 23 de diciembre en Estados Unidos y está nominada a Mejor Película en los Oscar.
Lo que se cuenta en esta cinta va más allá de las pantallas, pues aunque nunca se dice dónde transcurre, está inspirada en hechos ocurridos en Manitoba (Bolivia), dentro de una comunidad menonita, movimiento del que procede la propia Toews.
En agosto de 2011, ocho hombres de esa colonia —detenidos dos años antes— fueron condenados por violar a 151 mujeres y niñas entre 2005 y 2009. Para hacerlo, rociaban por puertas y ventanas un tipo de droga en spray que era usada para anestesiar animales; con esta, adormecían a todos los que se encontraran en las casas y abusaban sexualmente de las mujeres.
Ellas se despertaban confundidas, con moretones, sangrados, entre otros signos de violencia. La sustancia era tan fuerte que, si bien las víctimas aseguraban que algo había sucedido, no podían recordar qué con exactitud. Y por las creencias de esta comunidad, muchos decían que eran inventos para llamar la atención e incluso llegaron a pensar que se trataba de algún tipo de castigo o presencia del demonio. Esto fue así hasta que una noche uno de los hombres fue sorprendido irrumpiendo en una de las casas. Fue él quien delató al resto.
Debido al carácter ultraconservador de la colonia, los hallazgos fueron aún más impactantes. Así lo recordó Freddy Pérez, el fiscal del caso, según lo citó un artículo de la BBC en 2019.
«La imagen que tenemos de los menonitas en Bolivia es que trabajan desde las 6 a. m. hasta las 9 p. m., son muy religiosos y no bailan ni se emborrachan. Así que cuando recibí la llamada del oficial (que le informó de los hombres aprehendidos bajo acusaciones de violación) simplemente no lo podía creer», relató. Además, se cree que hubo víctimas que no denunciaron.
¿Quiénes son los menonitas? Se trata de una variante del cristianismo que surge en el marco de la reforma protestante del siglo XVI y tiene sus orígenes en Alemania, los Países Bajos y Suiza. Según el sociólogo Víctor Alarcón, investigador del grupo de estudios sociales de las religiones de la Universidad Nacional de Colombia, «es un movimiento pacifista, de una doctrina esencial, muy horizontales y de algún modo más democráticas».
En el caso boliviano, es una comunidad de bienes —que comparte tierras y labores— que vive aislada, lejos de las carreteras asfaltadas. Se oponen a cualquier muestra de modernidad, su principal transporte son las carretas arrastradas por caballos y, entre otras cosas, las mujeres deben llegar vírgenes al matrimonio. Esta es otra razón por la que es probable que muchas no denunciaron las agresiones que sufrieron, pues les podría haber significado el rechazo de los hombres.
En Ellas hablan, esta atmósfera conservadora es perfectamente retratada por las actrices Claire Foy (The Crown), Rooney Mara (Los hombres que no amaban a las mujeres) y Jessie Buckley (La hija oscura), principalmente. Reunidas en un pajar con otras mujeres y un hombre (Ben Whishaw, como August), que está allí para tomar nota de lo que se habla, discuten por horas sobre cuál es el rumbo que tomarán, que será también el futuro de sus familias, antes de que regresen sus agresores a la colonia.
Más allá de la crudeza de los hechos, según Polley, dirigir esta cinta la llenó de un sentimiento de posibilidad. «Es posible reimaginar las cosas; no quedar atrapados en estos roles de género insidiosos. Es posible hablar no solo de lo que queremos destruir y ya no soportamos, sino sobre lo que queremos construir y de cómo queremos reconstruir el mundo», cuenta en una entrevista cedida por Universal Pictures.
Incluso se podría decir que la película es un extenuante debate filosófico que pone a prueba la fe frente a la ira. Rezan, ríen, gritan, se contradicen, sufren ataques de pánico, hablan del perdón, de la violencia y de por qué Dios no las protegió. “Tiene el potencial de cambiarte y de afectarte”, dice Buckley, quien además asegura que es una enseñanza para todos. “Tanto hombres como mujeres deben desaprender ciertas cosas para aprender nuevas”, concluye.