Las orquestas de música tropical y salsa resisten los cambios y los tiempos. Siguen ahí, fuertes, con sus sonidos, sus instrumentos y sus cantantes. Como la Billo’s Caracas Boys.
Son, como dice Jaime Andrés Monsalve, jefe musical y cultural de Radio Nacional de Colombia, «esos colectivos de más de siete músicos en los que predominan los vientos y la percusión, y que son los preferidos para ponernos a bailar en época de fiestas».
En la América Latina rumbera hay grandes nombres de orquestas, que pasaron de los salones de baile y los teatros a la radio y la televisión. Y, lo más importante, se volvieron infaltables de ferias y fiestas de ciudades y poblaciones.
La Fania, Los Van Van, la orquesta de Elio Revé, Los Melódicos, entre los extranjeros, y los grupos Los Ocho de Colombia, Fruko y sus Tesos, los grupos de Lucho Bermúdez, Pacho Galán y Edmundo Arias, cada uno con su estilo; El Joe Arroyo y La Verdad, Los Hispanos, Los Graduados, El Combo de las Estrellas, Guayacán y Niche que han hecho historia.
Entre todos ellos hay una orquesta que es admirada y querida en Colombia, la Billo’s Caracas Boys, que nació hace 81 años en Venezuela y siempre ha estado presente en la fiesta colombiana, con una hermandad inquebrantable.
Este grupo, creado en 1940 por el dominicano Luis María Frómeta en la isla caribeña con el nombre Santo Domingo Jazz Band, llegó así a Venezuela donde luego de una disolución y de un reencuentro, se empezó a llamar Billo’s Caracas Boys.
Y como la tradición de tener al grupo en Colombia en estas épocas debe seguir, es uno de los invitados a La noche de Radio Nacional, la fiesta de Navidad y Año Nuevo que se emitirá el 24 y 31 de diciembre de 8 a 12 pm por Señal Colombia, Canal Institucional y las 67 frecuencias de Radio Nacional.
El grupo es reconocido por interpretar música caribeña, entre la que se cuenta la caraqueña, la costeña colombiana y la cubana, y tienen en su repertorio porros, guarachas, boleros y merengue dominicano y merengue caraqueño.
Pero la fiesta no solo tiene a la Billo’s. También están invitados el cartagenero Juan Carlos Coronel y los grupos Canela y Toño Barrio.
Esta fiesta es un homenaje a las orquestas cuyas canciones suenan mucho por esta época. Amado Frómeta, a cargo de la orquesta e hijo del maestro Billo, cuenta que a su padre el interesó mucho cantar música colombiana y componerle a nuestro país.
«Macondo es un tema que aquí lo tocamos muchísimo. Lo sacó Billo en un disco llamado El pajarillo. Él solía ser un cronista musical tanto de Venezuela como de Colombia, y Daniel Camino Diez ‘Canseco’ hizo la letra. Se basaron en Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, y realmente la versión con la voz de Cheo García dejó huella».
Otra de sus canciones, «Año Nuevo», se volvió casi imprescindible en sus presentaciones decembrinas. Y así sucede con otros temas interpretados por diferentes artistas que están relacionados con el fin de año.
Estas fiestas no serían lo que sin «Cantares de Navidad» (Rodolfo Aicardi), «Aires de Navidad» (Héctor Lavoe), «24 de diciembre» (Lucy Figueroa), «El ausente» (Pastor López), «Parranda de Navidad» (Tania de Venezuela), «Adonay» (Rodolfo con Los Hispanos), «Aires de Navidad» (Hector Lavoe y Willie Colón), «Yo no olvido el año viejo» (Tony Camargo) y «Faltan cinco pa’ las 12», cantada por varios artistas, que son las infaltables en estos días.
Para Luisa Piñeros, realizadora y conductora del programa El atardecer de Radio Nacional, «estas canciones están presentes siempre, incluso desde septiembre ya se escuchan, y se piensa que uno va a estar agotado de oírlas, pero no. La música de diciembre es tan importante que hoy estamos hablando de ella y la seguimos bailando».
Por su parte, Willy Vergara, realizador y productor de espacios como Música maestro y Parrandeando, también de Radio Nacional, dice que aunque “durante el año la gente se olvida de ellas, al llegar diciembre vuelven. Son canciones que todo el mundo lleva en su disco duro, desde pequeños se oyen en reuniones familiares o de amigos, en las Novenas y en lugares de vacaciones. Uno se sabe la letra, las sabe cantar, sabe cuándo comienzan, cuándo viene el coro, están dentro para siempre: crecieron con uno, van con uno y seguirán con uno”.
Y para Robert Téllez, escritor y creador del programa Conversando la salsa, “en Colombia, diciembre no sería diciembre sin esa música. Sería como no estar con la familia, los seres queridos, la comida o las tradiciones. Es sinónimo de alegría, jolgorio y mensaje social también”.
Que siempre sea la misma, se debe, según Piñeros, a que “en el siglo XXI ha primado lo urbano y las letras de antes se escribían desde otro lugar. Esas canciones viejas nos están recordando siempre quiénes fuimos, cómo es Colombia, cómo son nuestras familias, nuestra idiosincrasia, por qué somos tan coloquiales. Por eso nos gustan tanto, porque nos identificamos con la noche, el guaro, el buñuelo, la abuela, los recuerdos, la nostalgia, con el ausente”.
Vergara agrega que cambiarlas sería “tener otra Navidad. Siempre son las mismas costumbres, la misma historia, la misma reunión, la Novena, la misma comida, casi todo es igual y eso es bueno porque nos recuerda quiénes somos”, afirma.
Y Téllez agrega que aunque géneros como la salsa han intentado otras canciones en tiempos recientes (Gilberto Santa Rosa, Víctor Manuelle y Rey Ruiz, entre otros), “siempre recurrimos a los clásicos porque es un poco como eso: la comida, la nostalgia, la alegría”.
Piñeros, para ponerle más sentido colombiano, comenta que la música decembrina es como una telenovela “que nos repiten y no importa, igual nos gusta y la volvemos a ver donde estemos”.
Más invitados a la fiesta
Juan Carlos Coronel es uno de los más importantes cantantes y productores colombianos, es famoso por sus discos, pero especialmente por la canción «Patacón pisao».
Canela, grupo que nació en la Feria de Cali hace 29 años, hace fusiones con la cumbia y el currulao, este último, ritmo madre del Pacífico colombiano.
Y Toño Barrio hace parte de la nueva sangre de la música fiestera, con una salsa explosiva a la que le pone jazz y reguetón. Sus integrantes son hijos del barrio San Antonio, uno de los más tradicionales de Cali.