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Ira Fronten: Hollywood es mi razón de vida

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Irma Medina, mejor conocida como Ira Fronten, desciende de un linaje de mujeres fuertes. Ella lo es también. Lo reconoce y está orgullosa de sus ancestros. Pero también viene de una familia que ha ayudado a construir el país. Con un tatarabuelo que luchó en la Toma de Güiria en 1813, la actriz, modelo, locutora, productora y guionista demuestra en Italia lo que significa ser venezolana desde que llegó a ese país en 2006.

Con 42 años de edad, la actriz oriunda de San Félix, estado Bolívar, ha trabajado como VJ del canal MuchTV, presentadora de El Gourmet y en diversas series y filmes italianos, argentinos y colombianos. Entre otros: Il ministro (2017), Un fidanzato per miamoglie (2014), All human rightsforall (2008); series como L’amore non basta quasi mai (2016), Un passo dal cielo (2011), Due mamme di troppo (2009), Don Matteo 6 (2008). En español, Fronten ha participado en Quiero vivir a tu lado (2017), Frontera sur (1998), Amor a la plancha (2003) y El sodero de mi vida (2001). Y el 24 de noviembre, la modelo debutará en Hollywood con el filme House of Gucci, del director Ridley Scott.

En septiembre, Ira Fronten recibió el premio Cine en la cumbre de The Last 20 en Molise por parte de las autoridades de la ciudad. Para ella este reconocimiento, cuya entrega fue inesperada, posee un significado especial, particularmente como mujer venezolana y afrodescendiente. «Tiene una importancia profesional grandísima porque es el primer premio que recibo como actriz de cine en Italia; como mujer que se dedica al cine y no por un trabajo específico ni por asociarme algún movimiento o ideología», destaca. Además, la actriz agrega que este premio responde a su labor como activista en favor de las actrices extranjeras en Italia.

Pero también, la modelo deslumbró en el Festival de Cine de Venecia donde entregó el premio Sorriso Diverso y asistió a la gala del Cartier Glory. Esta experiencia la resume como fantástica. De hecho, no tenía previsto asistir a la alfombra roja sino acudir a La Mostra como espectadora. Sin embargo, varios eventos la llevaron a la ciudad de los canales. De pronto, la actriz reactivó todas sus redes, reunión a su equipo y se fue a Venecia.

«Con el tiempo he aprendido a escuchar los mensajes de mi ángel de la guardia, de Dios, de mi corazón. Y había una magia especial en esa alfombra roja. Allí estaban grandes celebridades. Fue un momento de gloria, yo me sentí feliz. Y cuando me tocaba pasar, la cámara de la RAI, que es el canal oficial del festival, se fue sobre mí. ¡Me está siguiendo solamente a mí! Es como una bendición de Dios, porque yo he rezado mucho al Señor para que me dé ese lanzamiento internacional por el que durante tantos años he trabajo», puntualiza.

Italia fue uno de los países más afectados por el covid-19 durante 2020. Y para mitigar la pandemia, el el gobierno implementó una serie de confinamientos. Y si bien todos los sectores se vieron afectados, el cultural sufrió considerablemente. Sin embargo, para Ira Fronten surgió una oportunidad que, en retrospectiva, ve como una locura por su importancia: House of Gucci le permitiría compartir pantalla con artistas como Lady gaga, Adam Driver y Salma Hayek. Y, además, ser dirigida por Ridley Scott. Por motivos legales no puede compartir demasiado sobre la producción ni sobre su personaje. Pero cuando habla sobre su experiencia se emociona y su rostro se ilumina.

El camino que la llevó a House of Gucci comenzó gracias a la directora de casting Teresa Razzauti. Fue ella quien le consiguió un papel importante en una serie de televisión italiana. Años más tarde, y tras reconocer el potencial de Fronten, la invitó a realizar una audición para el filme de Scott. «Primera vez que me llega un casting con mi nombre en la primera página, como le llega a las estrellas. Tres meses después me enviaron la respuesta: ‘Ira ha sido elegida para la película, y una de las escenas es con Lady Gaga’. Yo dije ¡noooo! El resto fue la emoción, la preparación y los nervios. Era mi primer set en inglés. Y recé tanto que Dios en un momento me dijo: basta, cállate», dice entre risas.

A modo de anécdota, Fronten recuerda un momento con Lady Gaga: «Fue hermoso.  Ella se dio cuenta de que estaba un poquito nerviosa, tenía la cámara al frente, me iban a hacer close-up. Lo intuyó, es una persona muy profunda Stefani Germanotta. Aprendí allí que a ella no le gusta que lo llamen Lady Gaga en la vida real. Ella salió del set, me tocó la espalda. Y cuando volteo, la tenía cerquita, detrás de mí. Mirándome con esos ojos profundos que tiene, me dijo ‘creo en ti, confía en ti, pequeña’. Y se devolvió. Ese es el regalo más bello que esa mujer pudo darme porque una de las cosas en las que más he trabajado es la fe en mí», recuerda.

Pero no solo la cantante estadounidense le dio palabras de aliento. Ira Fronten comenta que Ridley Scott reconoció su trabajo en tres oportunidades. «Antes de irme quise despedirme de él. Pensé: ahora sí puedo meter la pata porque ya grabé. Esperé un ratico y me acerqué a saludarlo y dijo ¡Oh, Ira. Buena, buena. Excelente actriz. Eres una actriz muy buena’. Llegué a mi casa llorando. Que un director de su calibre le diga eso a esta venezolana que viene del barrio La gallina de San Félix, que hizo crecer junto con su mamá a sus hermanas y está acá echándole bolas es el mejor regalo de la vida».

Foto Valentyna Ryan

La experiencia en un set internacional todavía emociona a Fronten. Fue allí cuando superó la prueba del inglés, un idioma al que ha dedicado mucho tiempo de estudio y que todavía desea mejorar. La actriz invita a ver el producto final, pero más que eso, quiere compartir la satisfacción y alegría que siente con todos sus compatriotas. Por otra parte, su paso por el Festival de Cine de Venecia y House of Gucci equivalen a un Oscar para ella, pues ha recibido un tratamiento especial por parte de los venezolanos. La actriz explica que aún no procesa todo el cariño y mensajes de apoyo. Se sabe feliz con todo lo que ha hecho.

De pronto, Fronten se vio sorprendida frente a la pregunta ¿qué significa Hollywood? «La primera respuesta que me vino me pareció exagerada, pero es mi razón de vida. De dónde viene esto, no lo sé. El Señor sabrá lo que tiene preparado para mí. Yo estoy tratando con los recursos que Él me ha dado». Más emocionada, dice: «La alegría que yo siento cuando estoy filmando, cuando actúo, cuando te llega un texto a las manos, no lo sé…Hollywood es una marca, es un estandarte, pero representa el querer llegar a un nivel muy alto en la carrera. No es solo alfombra roja y luces, es poder hablarle a mucha gente. Y sea como actriz, como ser humano, para mí representa mi razón de vida».

La pasión por actuar la conoció desde muy joven. Fronten regresa a su época en bachillerato para explicar que, entonces, se sentía acomplejada por su altura y porque pocos la escuchaban. Pero eso cambió un día cuando su profesor de Literatura le pidió a todos los alumnos que contaran cómo habían sido sus vacaciones. Así, inventó una historia sobre un viaje a Maturín. Todos seguían con atención lo que decía y al final el salón completo la aplaudió. Sin embargo, el profesor se dio cuenta de que era ficción cuando dijo que el avión había frenado en el aire. Eso, empero, no importó: Ira Fronten había descubierto su vocación.

En San Félix asistió a clases de actuación en la Fundación La Barraca y, luego, partió a Caracas. En la capital estudió modelaje en la academia de Rita Córdova. Y siguiendo su pasión por actuar, obtuvo un papel secundario en una telenovela de Radio Caracas Televisión. En 1993 entró al Miss Venezuela, pero de allí la sacaron sin razón aparente. Fue tras aquel momento desagradable cuando decidió mudarse a Argentina para estudiar actuación.

Una vez en Buenos Aires trabajó en algunas series y como modelo. Además, allí fue donde obtuvo su nombre artístico. «Un día, un importante productor de moda que se llama Héctor Vidal Rivas me llamó para un desfile. Preguntó mi nombre. Respondí Irma, y me dijo ‘ay no. Te voy a llamar Ira porque Irma es de vieja’. Le dije que no había problema. Después pensé que no me molestaría porque todos olvidaban mi nombre, y en el mundo artístico si no se acuerdan, nunca iba a trabajar. Fronten es el apellido de mamá. Ella me ha apoyado en todo. Es un homenaje a ella y al matriarcado de mi familia porque tenemos una historia femenina muy importante», añade.

Más tarde, se mudó a Colombia para continuar con su carrera. Y en 2006, tras enamorarse y casarse con un italiano, se mudó a Europeo. Una vez establecida en Roma, la actriz obtuvo roles en filmes y series, como presentadora y locutora. Sin embargo, aquel matrimonio terminó en un complicado divorcio: «Me casé con un hombre muy malo y él me canceló, hizo de todo para que yo no tuviera la ciudadanía italiana. Tuve que presentar una causa al Estado para reconocer mi derecho. Me la negaron de nuevo», manifestó Fronten, quien además bromea y dice que, de ser italiana, se habría dedicado a la política.

Como mujer venezolana afroamericana se ha dedicado a velar por la igualdad de las actrices en Italia. Actualmente forma parte de la asociación Amleta junto con otras colegas italianas. Desde allí tratan los abusos que existen contra las mujeres, estudian la desigualdad en la industria y cuentan con la atención del Ministerio de Educación, en la Mesa Permanente de Espectáculo. Además, realizan actividades y manifestaciones. Este año, Amleta recibió el premio Arte e Diritti Umani (Arte y Derechos Humanos) por parte de Amnistía Internacional.

De aquel Miss Venezuela que le cerró las puertas, y el rechazo por su color de piel, Ira Fronten opina que hoy la situación ha cambiado. Sin embargo, rescata el hecho de que, de niña, le habría gustado ver a personajes de color en la televisión. «Hay gente que se molesta y dice ‘ustedes con esa vaina, para nosotros son todos iguales’. Y gracias por decirnos eso, pero lo importante es que se traduzca en oportunidades de representación y de trabajo iguales. Ya será Dios quien diga si será en Hollywood o dónde, pero con lograr mis objetivos puedo transmitir ese mensaje a muchos niños, especialmente a los humildes y de piel oscura. Pueden creer y aspirar a más», reitera la actriz.

En su carrera ha trabajado en diferentes áreas, sin embargo, se siente más a gusto como actriz. Afirma que es el rol en el cual quisiera vivir más horas del día. Uno de sus sueños es encarnar personajes protagonistas. Y no se trata de un tema de vanidad, cree que esos papeles cuentan las historias más importantes. Por otra parte, gracias a la actuación ha podido fungir de consejera emocional para sus colegas y, además, reconocer sus propios errores.

La necesidad de ayudar al otro no es nueva. Desde adolescente colabora con la economía de su familia. La actriz cuenta que era muy lúcida y que quería asistir a la universidad, tenía en mente estudiar Relaciones Industriales o Psicología. Sin embargo, sabía que eso sería difícil dada su situación económica en su casa. Todo empeoró cuando su padre, un trabajador ferrominero, se fue de casa. Desde entonces, su madre, una costurera, crió a Fronten y a sus seis hermanos.

«Salí a buscar trabajo, un día llegué a mi casa y mi papá se había ido. Allí fue cuando llegó la pobreza real. No era solo la cuestión material, era la falta de un padre. Gran parte de mi sueldo de niña de 16 años que va a trabajar a una perfumería se lo daba a mi mamá. No supe lo que era ir a discotecas, sí tuve noviecitos, pero ya pensaba como una mujer grande. Tenía que llevar dinero a la casa. Traté de estudiar en una universidad de noche, pero fue imposible».

Desde 2019 Fronten no visita Venezuela, cuando, tras 10 años afuera, viajó por 15 días para participar en la grabación del largometraje El salto de los ángeles del director José Miguel Zamora. Ese reencuentro significó mucho para ella. Por una parte, por el emotivo reencuentro con su ciudad, pero además porque pudo hacer lo que más le gusta, actuar. Ese mismo año, en diciembre, regresó para pasar más tiempo con su madre, a quien considera su razón para vivir.

«Tenía 10 años que no veía a mi mamá y no estuve casi con ella por la película. Y pobrecita, se quedó con rabia. Entonces, pensé que esas navidades las pasaría con ella y gracias a Dios pude ir y estar casi 2 meses. En aquel momento ni siquiera había gas o leña para hacer una torta de cumpleaños. Volví justo antes de la pandemia. Y menos mal, si no, habría pasado todo este tiempo y ella con ese dolor… No veo la hora de volver. Me hace mucha falta mi mamá. Antes era más fuerte. Ahora me pega mucho cuando la pienso, cuando siento que me hace falta abrazarla, tenerla cerquita», relata Fronten.

Actualmente la actriz se encuentra escribiendo un guion para una película. Ama escribir. Y quiere contar historias que lleguen a la audiencia italiana y latinoamericana. «Quiero hablar de lo que conozco. Es una comedia negra que cuenta la historia de una latina en Roma. Presento personajes que parecieran invisibles, pero que están aquí. Y mi película tiene que ser eso, un viaje a Latinoamérica dentro de Italia. Hablar un poco de la inmigración alegre de este país», comenta. Fronten también considera que, por su experiencia personal y profesional, representa a la mujer latina.

En cuanto a proyectos, dice que todavía no han llegado, pero sabe que están allí. Adelanta que tiene una participación en una serie de Amazon Prime. En lo personal, le gustaría viajar a Estados Unidos para perfeccionar su inglés, anhela que el amor regrese a su vida y que, el año que viene, pueda llevar a su madre a Italia. Profesionalmente, espera que House of Gucci la dé a conocer en otros círculos actorales. «Soy una persona feliz y sé que el Señor me va a mandar lo que le estoy pidiendo». Mientras tanto, sigue estudiando y preparándose para los roles que vienen; además, sigue siendo una devota al cine.

«Venecia me abrió una puerta a mi país. Siempre he sufrido por no sentirme considerada por los venezolanos. Ahora, gracias a una entrevista por una periodista de mi ciudad, me siento aceptada. Los mensajes, las bendiciones todo esto me está dando una fuerza y energía tremenda que necesitaba. Llega un punto en el cual necesito ese empujón para seguir avanzando. Quiero trabajar más en Latinoamérica, en Netflix. Conozco mi trabajo, puedo dar para mucho más y no quiero seguir haciendo personajes que dicen dos pendejadas. Me dicen que soy buena, y yo me considero, con todo el respeto, una Viola Davis venezolana. Yo puedo interpretar roles como los que hizo ella, pero en español», finaliza.

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