El director y cellista finlandés Klaus Mäkelä asumirá, con apenas 28 años, el cargo de director de la Orquesta Filarmónica de Chicago, una de las más importantes del mundo, lo que representa el punto máximo, al menos de momento, de una carrera en la que la que ha seguido las huellas de una familia de músicos.
El padre del nuevo director de la Filarmónica de Chicago es el celista Sami Mäkelä, su madre la pianista Taru Myöhanen-Mäkelä y su abuelo Tapio Myöhanen es violinista.
La hermana menor de Mäkelä, además, es bailarina del Ballet Nacional de Finlandia.
Mäkelä estudió en la Academia Sibelius. Su profesor de dirección fue Jorma Panula y sus profesores de cello Marko Ylönen, Timo Hanhinen y Hannu Kiiski.
Desde los 12 años Mäkelä formó parte del coro de la Opera Nacional de Finlandia y ya entonces se empezó a interesar por la dirección. Según dijo en una entrevista publicada por la Filarmónica de Berlín, durante una representación de Carmen se sintió «completamente arrebatado por la fuerza de la música» y pensó en el trabajo del director en el foso de la orquesta.
«Quería ser capaz de hacer lo mismo. Durante cinco años soñé con ser director hasta que al fin fui admitido en la clase de Jorma Panula», dijo entonces.
«La gente puede decir que a los 12 años el cerebro musical no está todavía completamente desarrollado. Pero cuando empiezas pronto, dirigir se convierte en algo completamente natural», agregó.
Panula, nacido en 1930, es una leyenda como formador de directores de orquesta y siempre se interesó mucho por jóvenes talentos.
Una de las cosas clave que le enseñó fue que tenía que ser la misma persona, independientemente de si estaba dirigiendo o no.
«Si tratas de ser alguien distinto cuando tienes una batuta en la mano la cosas no funcionan», explicó.
Mäkelä dirige ya la Orquesta Real del Concertgebouw de Ámsterdam y fue director jefe de la Filarmónica de Oslo y de la Filarmónica de París y dirigió como invitado diversas orquestas como la Orquesta Nacional de España, la Filarmónica de Berlín o la Filarmónica de Londres.
Cuando, en una entrevista con la emisora alemana BR, se le preguntó acerca de cómo afectaba su juventud su trabajo como director respondió en la música la edad no tiene papel ninguno.
«Desde el punto de vista musical la edad no existe. Piense en Herbert Bloomstedt que a los noventa y tanto años sigue abriendo cada partitura como si fuera la primera vez», dijo.
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