ENTRETENIMIENTO

Juan Díaz-Faes muestra todas las caras de su obra en Faes to Faes

por Avatar Alba Freitas

Líneas, círculos y figuras geométricas. Sobre el lienzo blanco van surgiendo, bajo el firme trazo del artista español Juan Díaz-Faes, las caras geométricas realizadas a partir de “dos círculos y un palo”, como las describe el también muralista, ilustrador, diseñador y escultor de 41 años de edad. Su estilo, caracterizado por el uso del blanco y negro, es característico sin importar la técnica que aplique. Aunque se define como un artista alegre y nervioso al que le gusta terminar sus obras, cuando crea su pulso es firme. Aprieta con seguridad el envase de tinta negra mientras su mano se mueve con soltura sobre la superficie. No hay espacio para la duda. Tampoco se detiene a pensar qué línea trazará a continuación. Se enfoca solo en dibujar con naturalidad y experticia. En un par de minutos, el lienzo está culminado.

Díaz-Faes

Foto Ezequiel Carías @ezevisual

A Díaz-Faes le resulta sencillo crear una obra de arte: dibujar es una actividad que ha realizado desde que era niño. Nacido en Oviedo, España, en 1982, creció viendo a su padre trabajar con hierro. También le gustaba, en su tiempo libre, imitar en una hoja blanca los cómics que leía. De allí que su trabajo sea, principalmente, monocromático con un foco importante en el uso de la línea para crear figuras. Egresado de la carrera de Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, sus reconocidas “caritas” han llegado a París, Miami, Austin, Hamburgo, Seúl, Madrid…

Icónico y sencillo. Así define su estilo gráfico el artista que también destaca su curiosidad natural por probar otras técnicas, aprender y descubrir cosas nuevas en el proceso.  “No me gusta complicarme con imágenes demasiado complejas. Quiero que haya un gran impacto visual potente primero y que luego puedas investigarlo en caso de que la obra tenga otras capas”, comenta.

Díaz-Faes

Foto Ezequiel Carías @ezevisual

El 21 de agosto, Juan Díaz-Faes llegó a Caracas como parte del programa de residencias de la CerquoneGallery ubicada en La Castellana. Lo primero que hizo fue “romper el hielo” con un mural en una pared que tiene pensado cubrir por completo con dibujos. Luego, pintó toda una habitación de la galería con un segundo mural que le tomó tres horas. “Eso sí me llevó más tiempo porque tenía que parar para mojar la brocha”.

Tras una semana en el país, el artista ya realizó un par de murales en la galería, dos cuadros y  40 dibujos de pequeño formato. También tiene algunos skates, dibujos en mediano formato con otras técnicas e incluso pintó un mural en el barrio San Blas de Petare. Díaz-Faes está concentrado en crear, de esta forma, las piezas que se exhibirán en la muestra Faes to Faes.

“El número de obras que mostraré está más o menos pensado pero yo soy bueno y malo a la vez con la flexibilidad. Así que  vamos improvisando un poco. Puedo trabajar más si encuentro más inspiración”, explica. La exposición, que se inaugurará el 7 de septiembre en CerquoneGallery, mostrará las piezas que conciba durante su estadía en el país antes de regresar a España el día 9. Allá volverá a encerrarse en su taller para seguir creando: antes de finalizar el año su obra llegará a Dubái y Japón.

Díaz-Faes

El primer mural que el artista realizó en Caracas | Foto Ezequiel Carías @ezevisual

Faes to Faes

Es la primera vez que Juan Díaz-Faes está de visita con una exposición en Caracas aunque su trabajo ya se conoce en otros lugares del mundo como el Centro Point Éphémére de París y el Centro Cultural Conde Duque en Madrid. “Me está gustando mucho estar en Caracas, la verdad”, confiesa el artista. Su estadía surgió durante una conversación casual entre él y sus amigos de la galería que por segundo año realiza este intercambio cultural de artistas entre Caracas y España. Luego de conocerse en Madrid y darse cuenta de que se llevaban muy bien, Díaz-Faes cuenta que poco a poco se fue forjando la idea del proyecto. “Cuando nos dimos cuenta ya estaba aquí en Caracas”, comenta. Aunque no puede especificar cuánto tiempo estuvieron planificando, sí revela que todo surgió de manera natural.

“Hablábamos y tomábamos una cerveza, alguien dijo: ‘ah, un día hay que ir a Caracas’. Otro día dije: ‘oye, ¿eso de Caracas sigue en pie?’ Yo creo que fue un poco de manera natural. Luego sí cuando pusimos fechas sobre la mesa nos pusimos un poco más serios y lo planificamos mejor”, relata.

El artista español ha realizado 40 dibujos, hasta ahora, en el país | Foto Ezequiel Carías @ezevisual

Así surgió la muestra Faes to Faes, un nombre que no solo hace referencia a su apellido sino que también implica un juego de palabras. “Sé que aquí utilizan mucho los anglicismos. A lo mejor alguien lo lee y piensa que dice ‘face’ como si dijese cara en inglés. Yo utilizo mucho la iconografía de una cara así que el nombre responde a un juego de palabras para intentar enseñar muchas caras de mi trabajo”, explica Díaz-Faes.

En la exhibición, continúa, intentará mostrar distintos estilos dentro de su línea de trabajo y presentarse en Venezuela, donde, admite, no es tan conocido. La gran mayoría de la obra la está produciendo en la galería, así puede tener presente durante el proceso de creación el sitio donde se va a exponer. “Me dejo influenciar un poco por la experiencia que he tenido en Caracas, eso va generando un poco el discurso de la exposición”.

El segundo mural que realizó | Foto Ezequiel Carías @ezevisual

Al principio, el artista tuvo que enfrentar algunas limitaciones técnicas. Al viajar a otro continente, no dispone de todas las herramientas que suele usar en Le Cluf, su estudio y espacio de creación situado en Castanedo, un pequeño pueblo de Cantabria, España, que vio nacer la primera “carita” que pintó. Tampoco tenía la misma rutina. Estar lejos de casa, sin las mismas herramientas y rodeado por otro itinerario, confiesa, lo ha obligado a hacer cosas nuevas. “Eso me gusta”.

Como artista, a Díaz-Faes le gusta mucho “meterse donde no lo llaman y probar muchas técnicas”. Hasta ahora ha hecho cuadros, dibujos, murales, textiles, esculturas e incluso joyas y ropa. No sabe, admite, cuál de todas las técnicas le costó más. Sin embargo, está seguro que todas las disfrutó porque en cada una de ellas vivió un proceso de descubrimiento. Actualmente, por ejemplo, está tratando de aprender a forjar en hierro aunque no tiene formación como joyero. No tiene pensado desistir, incluso muestra con orgullo los dos anillos que hizo y lleva puestos porque para él todo es válido cuando se trata de crear un objeto con su lenguaje.

Foto Ezequiel Carías @ezevisual

“Al final, cuando ya sabes lo que tienes que hacer, o sabes lo que harás mañana, empiezas a perder la ilusión. A mí las técnicas difíciles que desconozco me resultan muy interesantes porque me obligan otra vez a enfocar la energía, a aprender y disfrutar el proceso, que me parece más importante que el resultado. Con el proceso se transmiten las cosas”, reflexiona.

Díaz-Faes

Foto Ezequiel Carías @ezevisual

Otra manera de vivir

Una de las experiencias que más han marcado a Díaz-Faes desde que llegó a Venezuela tuvo lugar este fin de semana cuando acudió al barrio de San Blas de Petare para pintar el mural. La obra le tomó dos días intensos de trabajo bajo el sol. “Pero con cervecita, así que estuvo muy bien”. Para él, asegura, fue muy especial. El mural se pintó gracias al apoyo que brindó la organización Uniendo Voluntades.

“Estoy acostumbrado a pintar murales en muchos sitios pero nunca había ido a una zona así. Ya estoy en un lugar diferente a mi país, siempre es bonito pintar en cualquier sitio, pero pintamos en la comunidad del barrio de San Blas, en Petare. Fue mucho trabajo, pero lo que más me gustó fue convivir con las personas del lugar”. En el inclinado muro de color gris de la comunidad ahora sonríen cinco de sus icónicas figuras geométricas. “Es verdad que después de pintar en Petare, vivir esa experiencia con el barrio, la gente, descubrir otra manera de vivir, me está cambiando. Está afectando cómo estoy pensando los otros proyectos. Todos los viajes son interesantes y este también está resultando ser así”.

Díaz-Faes

Mural en Petare | Foto Facebook Juan Díaz-Faez

Como artista a Díaz-Faes le interesa,  primero, que la gente se acostumbre a la imagen. A su juicio, actualmente hay mucha cantidad de imágenes y no todas están estéticamente correctas. Por ello, como creador, lo primero que busca es llevar la atención del espectador a la imagen. Luego, desea que este se acostumbre a ver “dos círculos y un palo bien compuestos que pueden atraerlo y preocuparlo”.

A Díaz-Faes le gusta mucho, confiesa, que a partir de esa imagen o figura abstracta o abierta, el espectador genere y termine la obra. “Me gusta que se monte películas y piense cómo termina. El otro día la gente de Petare montó su propia visión del mural y eso me parece maravilloso, al final es un trabajo conjunto. Tú haces las cosas con una intención pero luego la gente lo interpreta de otra y lo disfruta, es muy válido para mí. No todo el mundo tiene que saber de arte, no todo el mundo tiene que ser crítico, pero sí todos podemos disfrutarlo”.

Parte del proceso del mural en Petare | Foto Cortesía

Además del mural en Petare, el 5 de septiembre pintará un mural en el Caracas PadelClub. El 6 tendrá un evento en el edificio Wawe, ubicado en La Trinidad, donde mostrará las NFTs o tokens no fungibles (Non Fungible Token en inglés) que ha realizado como diseñador gráfico.

“Soy muy analógico, pero me gusta hacer arte digital y la inteligencia artificial la estoy utilizando, por ejemplo, para generar ideas. Le digo que se ponga a tirar ideas sobre un boceto que hice y lo mezclo con iconografía indígena. Soy yo quien decide qué camino me apetece seguir o dejarme influenciar por la IA, capaz descubro algo que no había pensado y puede ser útil. Empiezo a copiar los trabajos que hizo la IA y al hacerlo descubro otras partes del proceso o cosas que me gustan. Creo que es como todo, no es malo pero si lo utilizas mal efectivamente es un problema”.

Foto Ezequiel Carías @ezevisual

Una icónica carita

Ya sea por “suerte o desgracia”, Díaz-Faes es bastante flexible con su proceso creativo. Para él no hay un método al momento de crear. Sí admite ser nervioso. Bastante alegre y con ganas de divertir al espectador con su obra. Sin embargo, durante el proceso es cuando realmente se da  cuenta de lo que puede hacer. “Hay cosas que más o menos tengo planificadas, pero cuando estoy descubriendo lo que el propio trabajo te pide. Aquí estoy interviniendo libros antiguos y estoy empezando a hacer dibujos un poco a lo loco para generar trabajo que tenga relación con el país”, explica. Sobre su mesa de trabajo hay un ejemplar de Las aventuras de Tom Sawyer u otro libro titulado 150 formas de jugar solitario.

De esos dibujos en las amarillentas páginas desgastadas del libro están saliendo unas imágenes que el artista ya tiene pensado utilizar en otros cuadros y formatos. “El proceso creativo que me pongo como norma para no salirme o irme a lo excesivo es trabajar siempre en blanco y negro. Utilizo también el elemento figurativo, pero me gusta siempre dejarme llevar”, comenta. Es precisamente por su gusto por lo figurativo que surgió la “carita” sonriente.

Foto Ezequiel Carías @ezevisual

Hubo un momento, confiesa, que intentó romper con su manera de trabajar. Quitó toda la información del color y comenzó de cero un lenguaje. “Al ser figurativo lo que es obligatorio al hablar de un ser vivo son los ojos y la boca. En el momento en que le pones una carita a cualquier objeto, este cobra vida. Ni siquiera le digo  boca, si de repente el palo es recto ya tiene una expresión, si es curvo ya tiene otra y si le añades dos círculos son los ojos de una cara. Eso hace que con ese objeto, como una silla por ejemplo, seas capaz de pensar o disfrutar qué historia tiene y darle pie a la imaginación del espectador”.

Alegre por naturaleza, se dio cuenta de que su trabajo no lo era tanto por la ausencia del color y el uso de formas muy poligonales. A medida que creaba, la gente le iba pidiendo más piezas alegres, con sonrisas. Él hacía imágenes neutras o tristes pero allí se dio cuenta de que, aparte de que esas no se vendían tanto, a la gente le gustaba la imagen alegre. “Les apetece ver sonrisas, vivimos en un mundo muy a gusto, pero no siempre es maravilloso. Una sonrisa o una imagen alegre se agradece. Soy flexible y me voy adaptando a lo que veo. Mucha gente me pide que haga trabajos con sonrisas y a mí me gusta escucharlos y complacerlos”.