Fue por una invitación. Hace ocho años un amigo de John Fabio Bermúdez lo convocó a formar parte de la incipiente Academia de los Premios Pepsi Music. Al radiodifusor con casi cuatro décadas de experiencia en el negocio de la radio le tomó por sorpresa la convocatoria. Pero no dudó y aceptó de inmediato.
Bermúdez es un apasionado de la música, sobre todo de la hecha en Venezuela. Se incorporó primero como académico. Se encargaba, junto a sus compañeros, de evaluar cada una de las piezas para seleccionar las que estarían entre las nominadas. Dos años después, en 2016, se convirtió en presidente de la academia que este año cumple una década. Una labor que desempeñan con mucha responsabilidad, pero sobre todo pasión, dice.
John Fabio Bermúdez es un hombre de radio. Se ha desempeñado como locutor, productor, gerente y director de los proyectos radiales, como Circuito Mega, Circuito Éxitos, «La X», Victoria FM, Circuito Rumba, Circuito Planeta, Circuito Nacional Ven FM. Actualmente es el director de Cadena Digital FM.
Formar parte del equipo de los Premios Pepsi Music, dice, ha sido una experiencia satisfactoria tanto en lo profesional como en lo personal. «Dirigir una organización tan poderosa y con tanta gente brillante ha sido un camino de aprendizaje, una experiencia maravillosa y una responsabilidad cada vez mayor».
En estos diez años, uno de los cambios más importantes que destaca el presidente de la Academia de los Premios Pepsi es la coincidencia de los galardones como premiaciones internacionales. Muchos de los ganadores de los Pepsi han sido nominados al Grammy. «Estamos concordando con la perspectiva de otros premios fuera de Venezuela que le han dado al artista una credibilidad en el mercado de la música».
Aunque no se ve como presidente de la academia en los próximos diez años, a Bermúdez le gustaría seguir involucrado en una iniciativa que apoye la música nacional.
—¿Qué le ha aportado estar al frente de la Academia a su carrera?
— Yo no fui presidente hasta hace seis años y ha sido una experiencia satisfactoria en todos los aspectos, profesional y personalmente. Ver crecer estos premios ha sido un reto y dirigir una academia tan poderosa, con tanta gente brillante, ha sido un camino de aprendizaje, una experiencia y una responsabilidad cada vez mayor. Dirigir la academia ha sido un compromiso gigante con Venezuela.
—¿Cuando aceptó la posición pensó en que estaría al frente de la Academia durante tanto tiempo?
— Nunca lo pensé (risas). Todavía lo pienso. Antes era solo un académico y las reuniones eran súper divertidas; ahora son un poco más serias, pero igual nos divertimos mucho. Volver otra vez, sobre todo en esta edición, que nos volvimos a reencontrar tras la pandemia, ha sido muy bueno. Hemos compartido de nuevo en persona. Todo cambió desde que llegué a la presidencia, no por nada malo, hay más responsabilidades.
—¿Por qué nace la Academia? ¿Una manera de darle mayor rigurosidad y reconocimiento a los premios?
— Sí, creo que mientras la calidad de los académicos sea incorporada mayor prestigio tendrán los premios. Por eso sigue creciendo el respeto hacia los premios y hacia los académicos. Esa es una parte fundamental.
—¿Cómo ha sido la evolución de la Academia? ¿Cuáles considera son los cambios más significativos?
—Ha habido muchos cambios, pero me voy a referir a esto por lo importante que han sido los premios ¿Qué quiero decir con esto? Los premios cada vez han sido referencia en el país, los únicos reconocimientos musicales que hay en Venezuela. Ver crecer a un artista, visibilizarlos siendo conocidos o nuevos ha sido un compromiso. Hemos visto su trayectoria, cómo han evolucionado. En estos años hemos tenido una gran curva de aprendizaje. Hace un par de años nuestros ganadores estaban nominados a los Grammy, estamos concordando con la perspectiva de otros premios fuera de Venezuela, que le han dado al artista una credibilidad en el mercado de la música. Tener un Premio Pepsi es algo muy importante que significa mucho en la carrera de un artista. La seriedad de los premios va de la mano con el crecimiento de los artistas.
—¿Cuántos miembros tiene la academia? ¿Cuál es el perfil que deben tener las personas que la integran?
—La academia está compuesta por más de 100 académicos que se dividen por grupos de acuerdo al género musical. Ellos se encargan de evaluar cada una de las obras, que ha sido súper complicado y que en la pandemia lo fue aún más. Las reuniones fueron virtuales, agotadoras, pero una oportunidad de contar con académicos que no estaban en el país, lo que fue un punto a favor para los premios. Tienen que ser personas que conozcan la materia, especialistas, y nos hemos encargado Otto Ballaben (vicepresidente de la Academia de los Premios Pepsi) y yo de tener lo mejor en cuanto a miembros. Los premios han ido creciendo y de esas categorías que se incorporan siempre es un reto decidir qué personas pueden evaluar esas obras. Es un reto, tiene que haber unos criterios realmente claros para poder evaluarlas, las reglas muy claras porque, al fin y al cabo, no es una obra tuya, es una obra que vas a evaluar. Es súper delicado, siempre apuntamos a que sean los mejores en cada género. Lo que se busca con los perfiles de los académicos es una visión 360 sobre todo el género. Tiene que haber productores involucrados, periodistas que estén siguiendo esos géneros, gente de radio, músicos que trabajen con estos géneros que tengan credibilidad.
—¿Cuántos y quiénes fueron los primeros académicos?
—Cuando yo comencé en la academia el número de académicos era mucho menor, no tengo las cifras, pero el grupo era mucho más pequeño. Creo que eso es algo con lo que se ha avanzado en la academia, los criterios, porque evidentemente desde hace 10 años la música ha evolucionado, hay nuevas categorías que se han adaptado a nuevos géneros. Todavía están muchas de las personas con las que comencé. De hecho, la primera presidencia fue compartida, estábamos Álvaro Paiva Bimbo y yo. Fue una experiencia muy divertida porque éramos dos personas muy diferentes y creo que después de cada discusión en la que no nos poníamos de acuerdo, había un reto aún mayor. Lo recuerdo con mucho cariño.
—Con relación a las categorías, ¿cuánto han crecido con el paso de los años?
—Muchísimo. Las nuevas categorías, por ejemplo la de Cantautor, que nace… Todos los nuevos géneros que se incluyen vienen de sugerencias desde la academia, de alguien que dice: ‘Mira hay una corriente, hay una movida, creo que esto ha crecido demasiado’. Ese puede ser el caso de Cantautor, que nace casi del rock en el que había obras o artistas que no podíamos clasificar como completamente rock. Así nació también la categoría Alternativa, que se convirtió en una súper fuerte. Con la de Cantautor pasó algo peculiar porque un cantautor puede ser rock, pop, urbano o de otros géneros.
—¿Cómo es el proceso de selección de postulados? ¿Crece considerablemente con los años el número de postulantes a las nominaciones?
—Este año se recibieron 2.800 postulaciones. Los académicos tienen que escuchar y ver cada obra para evaluarla. Siempre vamos a evaluar la obra original, su desempeño y el del artista. Sin embargo, los criterios varían según el género; no puedes tener ese criterio en Jazz o Música Clásica porque puede estar postulado alguien que hizo una nueva obra de Mozart. Lo que aplica para la música clásica no aplica para la popular. Siempre vamos a evaluar el desempeño del tema y del artista en un año.
—La academia entonces selecciona los proyectos que competirán en cada categoría en función de la calidad y talento. Y en cuanto a lo que se mide y premia en la gala, ¿es la popularidad o el talento?
—Los artistas top siempre van a estar allí, siempre van a ser los más populares. Estos son unos premios que salen para que la gente vote, un premio público y, obviamente, la tendencia será votar por los artistas favoritos. Si el nominado es grande tiene más oportunidades de ganar. No se pueden obviar esos trabajos porque son fenomenales. Allí está la academia para investigar qué otros artistas, no tan grandes, puedan estar nominados. Todas las categorías son importantes, hay unas que son más fuertes que otras en el sentido de popularidad, pero también se premia Jazz, Música Clásica, Música del Mundo, Cantautor, Música Electrónica. Son categorías no tan populares como pueden ser el pop o el reguetón. En todas, desde las medianas a más grandes, nos fijamos en el talento, por eso en estos premios ser Mejor Nuevo Artista es lo máximo, te abre una puerta de un concurso para que puedas salir adelante. Sixto Rein y Corina Smith vienen de ahí. Entonces, cuando ves la trayectoria de estos artistas reconocidos en los premios y los sabes triunfando afuera dices que hubo un equilibrio. Sí, los artistas más grandes tienen un porcentaje más alto de que la gente se incline a votar por ellos, pero también dentro de ese espectro de artistas vas a ver nuevas estrellas. ¿Los premios son del agrado de todos? No, ni estos ni el Oscar ni el Grammy, siempre habrá alguien que no estará de acuerdo, lo cual respetamos mucho. Siempre habrá críticas, que tomamos con todo el cariño del mundo; siempre habrá detractores de los premios, lo que aceptamos porque es imposible poder satisfacer a todo el mundo. Al final es el público el que decide.
—Con el paso de los años el número de categorías ha aumentado, se han incorporado apartados para cada género musical e, incluso, para contenido digital; sin embargo, como en otros premios hay categorías principales, las cuales suelen destacar más que otras. En este caso, ¿cree que los premios le dan la visibilidad que prometen a los proyectos o artistas menos conocidos que ganan en las categorías que, quizá, pasan desapercibidas?
—Evidentemente en cada premiación hay alguien que brilla y la marca empieza a seguir su carrera y los apoya. Hay ejemplos como Caramelos de Cianuro o Desorden Público, que han trabajado junto a la marca desde el día uno. Pero también creo que la marca siempre ha apoyado al artista formado y al nuevo artista. Cuando le ponen el ojo a ese artista tratan de guiarlo y apoyarlo en una carrera tan complicada y costosa como la música. La marca, haciéndolos visibles, los ayuda no solo con que sean reflejo de Pepsi, sino con que otras marcas se interesen en ellos. Creo que es un ganar-ganar para el artista y la marca. Aunque no soy vocero oficial de la marca puedo decir, desde mi experiencia, que Pepsi no solo apoya al artista nuevo sino que también ha seguido apoyando a los artistas consagrados. Que no sea visible y no sea popular no significa que no se apoye, eso creo que es parte fundamental de lo que ha pasado desde la academia. Cuando digo que hay académicos especializados es porque la movida del jazz o la música tradicional es muy rica. Siempre se va a apoyar y en ese subgénero, mayor o menor, porque al final de la evaluación no tenemos qué género es mejor. Todo es lo mejor, lo que sale de ahí, tiene que ser superior. Eso de alguna forma visibiliza.
—Además de la visibilidad, ¿qué más ofrece la marca a los ganadores de las categorías? ¿Todos obtienen las mismas oportunidades?
—Esto es una competencia, una de grandes ligas y de pesos pesados. Que puedas estar o tener un galardón por encima de tus colegas, donde han estado rankeados todo el año, sigue siendo una recompensa que crea 10.000 historias, pero siempre es interesante ver cómo los artistas consagrados han ido pujando por ser los mejores. Por eso es tan importante el desempeño del artista a la hora de la evaluación, qué ha hecho y cómo se ha manejado en sus presentaciones, en la difusión de sus temas. Tú ves que en estos diez años los artistas se han exigido más, tienen una recompensa que es su premio. Pero ha sido una lucha difícil por llegar allí. ¿Qué resume todo esto? Nosotros damos un menú de lo que consideramos son los mejores trabajos del año, pero se lo damos al público, eso significa que el artista a través de su desempeño ha convencido a su fanaticada de que vote por él. Eso es algo que te exige como artista, seguir trabajando. Los artistas grandes también tienen que luchar muchísimo por ganarse un premio.
—¿Podría considerarse que los Premios Pepsi Music, además de premiar, apoyar y descubrir al talento nacional, son una estrategia que durante un tiempo posiciona en las redes de los artistas a la marca? Es un premio, pero también una gran estrategia de publicidad gratuita hecha por los artistas.
—Es un ganar-ganar, no solo gana el artista, también gana la marca. Pero también hay que ver el apoyo que ofrece la marca al talento nacional. Estos premios y mover toda esta maquinaria cuesta mucho dinero, el cual se invierte en el talento nacional. Nunca nadie va a estar contento 100% con unos premios, pero lo que ha hecho esta empresa por la música venezolana es muy difícil que lo veas en otro lado. Tener esto durante años es una locura y doy gracias porque vamos a hacer los Premios Pepsi. No tienes idea de lo significativo que es para un artista poder participar, todo lo que lo ayuda; más allá de que la marca esté atrás, para el artista es importante la proyección, es parte de la convivencia del mundo de la música. Todo el mundo quiere un Grammy, que no es una marca, pero sí tiene un fin comercial también. Ojalá exista el premio por mucho más tiempo y ojalá surjan otras iniciativas.
—En estos diez años ¿cuál ha sido el mayor reto al que se han enfrentado la academia de los Premios Pepsi?
—El mayor reto para los Premios Pepsi ha sido el país; no es un secreto lo que vive Venezuela. Que esto haya perdurado, que se haya sacado adelante, con más o menos presupuesto, es algo increíble. Hemos pasado por todo, por pandemia, crisis económica y aquí siguen los premios. Los artistas estuvieron encerrados un año y produjeron música y se les reconoció. Eso es bonito y es bonito resaltar también que siempre está la esperanza y el estímulo de la marca.
—Y en los próximos años, ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta la Academia para continuar?
—Creo que la barra siempre se pone más alta, las exigencias siempre serán mayores, siempre hay que tener el tacto del ritmo de lo que está ocurriendo, estar actualizado y estar en tendencia en cuanto a la música, géneros, nuevos artistas, tener tu radar abierto, contar con los mejores especialistas, que es el mayor reto de esta empresa.
—¿Se imagina al frente de los premios en los próximos 10 años?
—No lo sé (risas). Yo disfruto mucho lo que hago, creo que personalmente ha sido uno de los mayores aportes que le he dado a mi país y a la música hecha en mi país. Eso me llena de orgullo. La academia está en buenas manos, no soy indispensable para los premios. Si un día no estoy por cualquier motivo hay gente lo suficientemente capacitada para llevar esto adelante. No sé qué pasará de aquí al próximo año, pero hasta lo que llevo estoy completamente satisfecho. Lo que sí sé es que siempre me gustaría seguir formando parte de algo que apoye a la música venezolana
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional