Tras haber pagado más de 2 millones de dólares a sus demandantes, James Franco habló públicamente sobre las acusaciones de conducta sexual inapropiada que realizaron en su contra dos exestudiantes de su antigua escuela de actuación, Studio 4.
En un extracto de la entrevista en concedida a The Jess Cagle Podcast que podrá verse en su totalidad este jueves, se escucha al actor confesando que fue alcohólico durante su adolescencia. Y que, cuando a los 17 decidió que quería mantenerse sobrio, comenzaron a sucederse otros problemas.
«Cuando era adolescente era adicto al alcohol. Me metí en muchos problemas, pero me volví sobrio a los 17 años. Tres años después, estaba en un programa de televisión y me sentía genial. Era algo nuevo, una nueva fuente para llenarme, como cuando era joven. Era como si simplemente no supiera cómo llevarme bien en el mundo. No sabía cómo hablar con la gente y el alcohol era la mejor solución», expresó.
«Cuando no pude usar alcohol para llenar ese agujero, fue como: ‘¡Oh! ¿Éxito? ¿Atención? Esto es genial’. Y así, de una manera extraña, me volví adicto a la validación, supongo, o al éxito. Y luego, otra cosa que sucedió a lo largo del camino de tratar de tener éxito y escalar a lo alto de esa montaña fue que la atención y el éxito con las mujeres también se convirtió en una enorme fuerte de validación para mí. El problema con eso es que, al igual que ocurre con cualquier droga o adicción, nunca es suficiente», confesó el actor de 43 años de edad.
A su vez, reveló que pudo reconocer su adicción luego de leer un libro que le regaló su cuñada, Iris Torres, y que hablaba sobre el sexo y la adicción al amor. «Cuando leí este libro, sentí como si me hubieran pegado un balazo. Dije: ‘Oh, Dios mío, ese soy yo», recordó Franco. Y agregó: «Es una droga muy poderosa y me enganché a ella durante 20 años. Tuve novias, pero le fui infiel a cada una de ellas. Las engañé a todas hasta que llegó Isabel [Pakzad, su actual pareja]», agregó.
En 2019, Sarah Tither-Kaplan y Toni Gaal alegaron que Franco las obligó a ellas y a otros estudiantes de Studio 4 a filmar actos sexuales explícitos. En aquella demanda se acusaba al actor de «sexualizar su poder y fama dando la oportunidad a aspirantes a actores de empleo en cine y televisión a cambio de desnudez explícita, sexo y, como él mismo expresó, ‘empujar los límites».
A finales de junio, con un acuerdo extrajudicial, Franco y sus dos socios en la escuela de actuación aceptaron pagar más de dos millones de dólares a Tither-Kaplan y Gaal. En su denuncia, las dos jóvenes habían expresado que al inscribirse en la academia que Franco encabezaba tanto en Los Ángeles como en Nueva York, se les prometía a los estudiantes que tendrían posibilidades de formar parte de los proyectos del actor y director, pero que en realidad la única audición que les ofrecieron fue paga y suponía la participación en un taller llamado «Escenas sexuales». «Lo que nos hicieron hacer fue desnudarnos e interpretar escenas sexuales cada vez más explícitas sin quejarnos», explicaron las denunciantes en una entrevista con la emisora NPR cuando junto con un grupo de compañeras de estudios decidieron dar a conocer la situación y entablar la demanda.
«La decisión de nombrar uno de los cursos de la escuela como ‘Clase magistral: escenas de sexo’ fue una de las cosas más estúpidas que hice», concedió el actor en un tramo de la entrevista, y describió esa iniciativa como «un pobre intento de ser provocador».
Sin embargo, el actor negó una vez más las acusaciones de haber usado su escuela como una «tubería de mujeres jóvenes» para la explotación «en nombre de la educación», aunque confesó que tuvo relaciones sexuales consensuadas con estudiantes.
«No me acosté con nadie en esa clase en particular. Pero en el transcurso de mi enseñanza, me acosté con estudiantes y eso estuvo mal. No fue para eso que fundé la escuela. Yo no era el que elegía a las personas que iban a participar de la clase. No fue un plan maestro de mi parte», reflexionó. Y agregó que en ese momento lo que pensaba era: «Si es consensuado y entre adultos, creo que es genial».
En el acuerdo alcanzado a finales de junio, ambas partes emitieron un comunicado en el que Franco negó todas las acusaciones de mala conducta. «Si bien los demandados continúan negando las acusaciones de la demanda, reconocen que las demandantes han planteado cuestiones importantes; y todas las partes creen firmemente que ahora es un momento crítico para enfocarnos en abordar el maltrato a las mujeres en Hollywood», expresa aquel comunicado.
Más allá de aquel texto, Franco no se había referido al tema hasta ahora, y desde que se conocieron los detalles de la demanda, se alejó de la vida pública y profesional e incluso algunos de sus antiguos amigos y colaboradores decidieron no volver a trabajar con él. Seth Rogen, por ejemplo, indicó que el vínculo personal entre ellos había cambiado y aseguró que no volverá a compartir el set con quien fuera uno de sus compañeros más cercanos desde la época de la serie Freaks & Geeks.
Al respecto, Franco indicó: «No estamos trabajando juntos en este momento, y no tenemos planes de volver a hacerlo. Fue doloroso, pero lo entiendo. Tuvo que responder por mí, porque yo estaba en silencio. Es una de las principales razones por las que quería hablar hoy… No quiero que Seth, mi hermano o alguien más tenga que responder por mí».
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