No le teme a decir lo que piensa. La libertad de expresión es uno de los valores que más defiende y aunque no sabe cómo llegó a convertirse en escritor, la literatura le permite profundizar en los temas que cree necesario. Eso es lo que Jaime Bayly hace al abrir los misterios de una historia real para contar, desde su visión, por qué acabó la amistad entre Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.
Bayly no sabe por qué escribió Los genios, novela que parte de lo ocurrido en febrero de 1976 en un hotel de México, cuando Mario Vargas Llosa le dio un puñetazo a Gabriel García Márquez -que había sido su amigo durante años-. «Ni siquiera sé por qué soy un escritor. Todas las novelas que he escrito me han elegido a mí. Ellas se imponen sobre el escritor y lo ponen a hablar», dice Bayly.
Lo que sí recuerda Bayly fue el momento en el que sintió aún más curiosidad por conocer más sobre Mario Vargas Llosa y su vida privada. Ocurrió cuando conoció a Álvaro Vargas Llosa, quien había abandonado sus estudios en Princeton porque quería dedicarse al periodismo. En ese momento su padre lo había expulsado de la casa familiar en Lima porque quería que volviera a la universidad. Y un día Mario Vargas Llosa citó, según Bayly, a su hijo en un parque de Miraflores. «Él fue y volvió con el ojo morado. Mario le había dado un puñetazo. Ese puñetazo ocurrió seis años después del que le había dado a García Marquez. Ahí pensé: Mario es un personaje literario, es un genio volcánico».
Desde ese momento se propuso dar a conocer los detalles de aquel episodio que tuvo como protagonistas a Vargas Llosa y García Márquez. Pero ninguno de ellos quiso hablar con Bayly sobre lo ocurrido. Pero hubo un consejo. El periodista colombiano le recomendó que hablara con sus amigos. Y así lo hizo, lo cual le permitió llegar a Los genios, en donde habla del acontecimiento. Eso sí, como en toda buena novela, hay algo de realidad y un poco de ficción.
Para Jaime Bayly eso es la literatura: abrir un misterio y exponer los elementos que hay. «Creo que la literatura está para abrir el armario y ver qué elementos hay allí. Los genios trata de explicar qué le hizo Gabo a Patricia. Yo solo puse mi visión literaria de lo qué pasó».
Pero esa no es su única intención. El periodista peruano también quiere mostrar a dos grandes íconos de la literatura, premios Nobel, como personas que en su intimidad y privacidad pueden ser muy diferentes a lo que el público conoce. «Los genios lo que pretende mostrar es que los grandes genios, que en su vida artística son dioses, en su vida privada pueden ser monstruos: que defienden las peores ideas políticas y que dan puñetazos».
Jaime Bayly presentó su libro en Madrid, en un evento que fue moderado por Miguel Henrique Otero, presidente editor de El Nacional. Y aprovechó el momento para destacar su admiración por el fundador del periódico, Miguel Otero Silva. Para él, uno de los mejores escritores de la historia.
Bayly ha sido un ferviente defensor de la libertad e impulsor del retorno de la democracia a Venezuela. Es una de las voces más firmes para denunciar la violación de derechos humanos en el país y de las primeras en alzarse cuando los ciudadanos han estado en las calles. Eso no ha cambiado. Entiende y denuncia que el régimen de Hugo Chávez y Nicolás Maduro copió muy bien la estrategia de los Castro para perseguir, amenazar o matar a cualquier opositor. Eso que Bayly describe como el modelo cubano, que solo funciona a sangre y fuego. «Luego de 2002, Chávez y Maduro comprendieron que debían ponerse en manos de la inteligencia cubana para mantenerse en el poder y eso es lo que han hecho».
El periodista peruano insiste en que no se debe negociar con Nicolás Maduro y que Venezuela es un país con una guerra declarada, en la que, sostiene, el gobierno chavista está atacando a la ciudadanía.
«No tengo claro cuál es la salida, lo que sí tengo claro cuáles no lo son. Yo creo que negociar con Maduro es una estupidez, una tontería que le da oxígeno al régimen. Es imposible pensar que el régimen saldrá por unas elecciones libres. Yo digo que justifica usar la violencia para sacar al dictador. Esto debido a que el régimen está usando las armas de la República para masacrar al pueblo. La pregunta es cómo usar la violencia por el bien y la libertad».
Resalta que la crisis venezolana es algo que involucra a toda la región y que no es una situación que solo atañe a los venezolanos. Explica que un problema de América Latina es que no tiene como prioridad la defensa de la libertad. «Tengo la impresión de que la cultura de nuestro tiempo se ha vuelto frívola. La gente está viendo TikTok y no está pendiente de cómo salvar a Venezuela de una dictadura. La resignación es la derrota moral. Esto no es solo un problema de los venezolanos, esto es algo que nos atañe a todos».
En ese sentido, se refiere a la situación en América Latina. Lamenta la crisis en su país natal, Perú, y dice que Pedro Castillo intentó ser como Hugo Chávez, pero no lo logró. También habla de Colombia y alerta sobre las últimas acciones de Gustavo Petro. «Elegimos a quienes nos han hecho daño. Usan el poder para dinamitar la democracia».
«Petro viene de la izquierda pistolera. Ha sido terrorista. Tiene una sombra. No parece tener un compromiso real con la democracia. Va por mal camino porque gobernar es tomar decisiones y elegir a tus colaboradores más cercanos es una decisión en la que no te puedes equivocar, y él se equivoca frecuentemente», agrega.
Insiste en que los hispanos deben pensar en su futuro y no seguir optando por líderes que llegan al poder para acabar con lo democracia. Por ello es enfático en que los defensores de la libertad deben unirse. «El buen político liberal tiene que ser capaz de desatar las pasiones. Los líderes de derecha que veo en América Latina no desatan pasiones, a excepción de algunos como Javier Milei o Álvaro Uribe. Los malos juegan en equipo, los buenos no lo hacen. Es importante entender que la política es una cuestión sentimental».
El escritor peruano reconoce el sentir de los migrantes que salieron de su país en busca de un mejor futuro, pero es tajante al afirmar que la patria va más allá de un territorio. «Puedes estar en Madrid y sentir que esta patria es tuya también. Nuestra patria es la libertad, las ideas de libertad».