ENTRETENIMIENTO

Jackson Gutiérrez lleva el conflicto de Romeo y Julieta a La Toma

por Avatar Isaac González Mendoza (@IsaacGMendoza)

El amor de Robert (Adrián Sosa) y Alexandra (Yiusmelis Delgado) es genuino y juvenil. Ambos se gustan y se quieren, incluso proyectan una vida juntos, pero un viejo conflicto familiar los separa.

Así como la relación de Romeo y Julieta no puede ser por las disputas entre los Montesco y los Capuleto, en La Toma una pelea entre Alejandro (Franco Bellomo), padre de Alexandra, y Tito (Jackson Gutiérrez), tío de Robert, amenaza tanto el amor de estos jóvenes como sus sueños.

Como es habitual en el cine de Jackson Gutiérrez, La Toma se desarrolla en una barriada caraqueña en la que hay mucho lenguaje popular, violencia y situaciones inverosímiles que van empujando a los personajes a conflictos sangrientos.

Mientras Tito y su banda son más flexibles con Robert, a quien le sugieren constantemente que se aleje, por su bien, de Alexandra, Alejandro y su grupo son más violentos, al punto de cometer asesinatos a mansalva. En ese contexto, los dos protagonistas, apoyados por sus respectivas amistades, se ven a escondidas, lo que va aumentando poco a poco la tensión de la historia.

Paralelamente, en la película se sigue el sueño de ser cantante de Robert, que, con ayuda de su amigo Coco, logra conseguir un productor interesado en impulsar su carrera. Gutiérrez vuelve entonces a apostar por resaltar los valores de la gente en medio de un espacio extremadamente violento, aunque con momentos en los que la trama se pierde por fallos en los diálogos y desvíos de la narración, como por ejemplo el innecesario golpe que Alejandro le da a uno de sus hombres por gritarle a su hija.

En muchas de las películas de Gutiérrez hay amor, pero en pocas como en La Toma, donde el sacrificio por una relación es el asunto central.

«La Toma se centra completamente en el amor, y rescata los valores sociales y culturales de las comunidades, incluso de nuestros hogares, porque muchos padres han perdido esa costumbre de motivar a sus hijos en las barriadas, por eso nuestros jóvenes a veces se van por un camino diferente», explicó el cineasta tras ser proyectada su película en el Multicine Las Tapias de Mérida en el Festival del Cine Venezolano, donde compite en la categoría Largometraje de Ficción.

«Robert incluso siempre tuvo un sueño, un camino, siempre tuvo un gran impulso por contar con una mano amiga. Siempre están los amigos», añadió.

Jackson confiesa que no fue adrede que La Toma se convirtiese en una versión urbana de Romeo y Julieta. Se dio, dijo, a medida que se realizaba la película. «No he visto Romeo y Julieta recientemente, pero quisimos bautizarla como una obra cinematográfica urbana inspirada en la obra, y en las comunidades mucha gente la ha bautizado así también. Creo que es algo que se debe respetar, esa forma de las personas de sellar las películas».

En cuanto al casting, compuesto tanto por actores jóvenes como por veteranos, el director afirmó que es también una forma de que los intérpretes que se están formando se sientan motivados. «Aquí hay muchos jóvenes que tuvieron su primera vez en una pantalla de cine. Hicieron un buen trabajo. Hubo una preparación, pues esto fue en primera instancia un taller cinematográfico y luego se convirtió en una película», recordó.

Como parte del jurado del festival, Jackson dice sentirse feliz de que el encuentro haya vuelto a Mérida y aseguró que ha visto muy buenas obras cinematográficas. «Para mí son todos ganadores. Nada más con presentar un proyecto, tener valor, constancia y disciplina, el tener esas ganas de hacer un audiovisual, ya son ganadores».