Durante 15 años formó parte de la organización Miss Venezuela. Así que fue mucho lo que vio y escuchó. Desde hace cinco años, el fotógrafo Iván Dumont dejó de trabajar con el certamen. Ahora, ha decidido contar muchas de las historias de las que fue testigo.
Durante la cuarentena comenzó a revelar en su cuenta de Instagram alguna de las historias que cuenta en su libro Retratos de una corona, que comenzó a escribir en 2015 con prólogo de Osmel Sousa. Quiso retardar su salida para que no coincidiera con el fin de su etapa como fotógrafo del Miss Venezuela. «No siento resentimiento porque esa fue una organización en la que crecí y me hice un nombre. Siempre tuve muy claro que quería contar lo que la gente no conoce. Como soy periodista me planteé hacerlo como que si un comunicador social hubiese estado infiltrado en la organización durante todo ese tiempo», dice Dumont.
Cuando empezó a publicar los relatos en redes sociales, le preocupaba la reacción de los protagonistas de sus historias. Pero, para su sorpresa, hasta Osmel Sousa los ha celebrado. «Vi pasar misses de todo tipo, mujeres increíbles, unas que pasaron y se quedaron, otras que desaparecieron. Pero conozco al Miss Venezuela desde su ADN. Yo sabía que al empezar a contar estas historias, más de una miss iba a decir que no fue así. Pero me he encontrado con el respaldo de todos y se han divertido».
Y no piensa esconder nada. Dumont contará las alegrías y aprendizajes, pero también las cosas oscuras que vio durante su paso por el certamen. Asegura que no faltaban los egos, al igual que los malagradecidos. «Al principio Osmel me dijo que una de las cosas que tenía que entender es que no tenía que ser amigo de las misses porque muchas son malagradecidas. Y tenía razón porque por ejemplo, yo logré pulir a una niña que él ni veía e hice que le prestara atención. Me encargué de hacerle el look, el discurso, etc. Después fue Miss Universo y recuerdo, luego, que Ángel Sánchez me pidió a alguien para una campaña y me vino su nombre. Cuando comencé a contactarla no me contestaba los mensajes y de repente su asistente me dijo que le escribiera a su correo, que ella lo iba a considerar. Por supuesto no lo hice».
Tampoco tiene problemas en decir los nombres de las candidatas con las que tuvo menos empatía y relatará por qué muchas no consiguieron figurar en el Miss Universo. Pero también hablará de su relación con las que para él marcaron la historia del Miss Venezuela.
«De las tres Miss Universo que logramos mientras estuve en la organización, mi favorita es Dayana Mendoza por su autenticidad. Mezcla belleza, inteligencia y carácter. No cae en la prepotencia, es un alma libre. La miss con la que no volvería a trabajar nunca, sin duda, es con Marelisa Gibson. Y en el libro diré por qué no logró la tripleta», asegura.
Con la salida de Osmel Sousa de la organización fueron muchas las historias y rumores que se crearon. Sobre esto, Dumont tampoco piensa callarse. Asegura que las acusaciones contra su antiguo jefe no son verdad y que el trabajo que realizaron siempre fue ético. «En mi caso, nunca nadie me señaló porque no tenían razones para hacerlo. Durante los 15 años que estuve en el Miss Venezuela puedo decir que nunca vi un movimiento extraño dentro de la organización. Eso que dicen de que a las niñas las preparábamos en la quinta para que Osmel se las presentara a políticos y empresarios es mentira. El trabajo que hacíamos era muy profesional».
Hubo incluso quien intentó sobornarlo para que hablara en contra de Sousa. «Cuando se armó todo el escándalo en torno al Miss Venezuela hubo quien me ofreció dinero para que acusara a Osmel de proxeneta. La idea era acabar con él y con todo lo que representaba su legado».
Agregó: «Lo que afectó todo este tema fue que la crisis del país llegó al concurso. Entonces cada una de las candidatas debía llegar ya hecha con todo lo que se le pedía. Y de eso se encargaban sus managers. También hay que preguntarse dónde queda el rol de los padres y su familia, al ver que ellas empezaban a tener chofer o de la noche a la mañana comenzaban a tener ropa de marca. Es un tema de principios y valores».
Para Dumont, la nueva organización tiene el reto de retomar la belleza como uno de los principales atributos para alzarse con la corona. Para el fotógrafo, las historias de las mujeres que han pasado por el certamen demuestran que fue una empresa que las ayudó a ser exitosas.
«El Miss Venezuela fue una plataforma para muchas que pasaron por allí. Así como hay ‘loquitas’ que terminaron buscándose un hombre millonario, la mayoría de los ejemplos son de mujeres honorables que pasaron y terminaron haciendo carrera. Hasta una candidata presidencial llegamos a tener. Esto va mucho más allá”.
Y lo tiene claro: la belleza no es excluyente del empoderamiento. Recuerda que las Miss Universo venezolanas han sido exitosas. «Ese tema del empoderamiento es un cliché que está acabando con los concursos de belleza porque se le da más importancia que a la verdadera esencia de un certamen. Nadie puede decir que las Miss Universo venezolanas no son mujeres empoderadas. Por Dios, tuvimos a Irene Sáenz que casi fue presidente en una época en la que ese término de empoderamiento ni existía. Bárbara Palacios no puede ser más inteligente; Alicia Machado es una mujer que se planta ante cualquiera. Igual de inteligentes y empoderas fueron Dayana Mendoza y Stefanía Fernández. Es decir, han sido mujeres con criterio», señala.
A pesar de que no salió de la organización de la mejor manera, en el libro también plasmará lo que para él significó formar parte del Miss Venezuela, un «sentimiento nacional». «El Miss Venezuela es trabajo, pasión, compromiso y tramoya. Y sin duda también fue mucho aprendizaje, ese concurso ha sido la mejor universidad por la que yo he pasado en la vida».
La moda
Iván Dumont vuelve a tantear el mundo de la moda participando en un reto de la diseñadora Yliana Yépez. Y lo hace con un homenaje a la belleza venezolana, creando una «Miss mini Giovana» que participa en el #YYChallenge. El reto se realiza en vísperas del aniversario del bolso ícono Mini Giovanna. Y 12 inspiraciones se sumaron a la iniciativa que ha abierto la imaginación a diseñadores de todo el mundo y en el que participan venezolanos como Iván Dumont, Aura Marina Hernández (Blue) y Titina Penzini.
«Mi diseño es un homenaje a nuestra cultura pop. Es una oda al Miss Venezuela. Una propuesta, divertida y llena de color. Un guiño al pop art de Warhol y por lo tanto, una exaltación de las misses venezolanas que han vivido sus ’15 minutos de fama’ cuando han ganado el Miss Universo y que, además, han contribuido con la creación de una marca país», explicó Dumont.
Y aunque el reto llegó en medio de momentos de dificultad no solo para el mundo por la pandemia sino también para Dumont por la pérdida de su madre, fue una oportunidad para despejar la mente y motivarse. «Fue una inyección de emoción e ilusión contra la tristeza que me produjo la muerte de mi mamá. Ha sido un gran reto que llegó en plena cuarentena. Fue como despertar y desafiar a estos días grises con una buena dosis de color. Además de ser una bonita oportunidad para incentivar y mostrar el talento de otros que no tienen el mismo alcance en sus plataformas», comentó.
El fotógrafo hizo tres propuestas para el reto. Sin embargo, desde el primer momento supo que el inspirado en el Miss Venezuela tendría mayor atención. Y así fue. Luego de presentar los diseños, el que más gustó fue la mini Giovana, que realza el mundo del concurso de belleza.
«Para nadie es un secreto que 15 años de mi vida pasaron en el Miss Venezuela y allí logré alcanzar y conocer unas inquietudes artísticas que tenía, porque entré muy joven a la organización. Me realicé como profesional aprendiendo de los mejores, de personas como Osmel Sousa y Joaquín Riviera».
Agrega: «El Miss Venezuela es tan sentimiento nacional que construyó un imaginario colectivo que todavía permanece vigente y eso fue lo que tomé como inspiración para hacer esta mini Giovana».
Aunque al diseño no se dedica por completo, no fue difícil realizar la pieza, pues ya ha explotado en otras ocasiones su talento en el mundo de la moda. Fue, más bien, una oportunidad para volver a una de sus pasiones. Por ello, no descarta iniciar nuevos proyectos como diseñador.
«No estudié Diseño de Modas de manera formal, pero toda la formación estética que tengo me lleva a decir que conozco el mundo de la moda. Todas las inquietudes artísticas que tenía las fui canalizando hacia la moda. De hecho, mi carrera inició en ese mundo y trabajando en el Miss Venezuela, Osmel Sousa me dio la oportunidad de diseñar vestidos, trajes típicos, etc. La moda es una pasión para mí y cuando me hicieron esta propuesta, la acepté porque fue una manera de volver a algo que me apasiona y que siempre ha estado en mí».
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