Desde joven buscó un espacio en la televisión, pero en los canales venezolanos no entendían su proceso. Participó en varios castings, pero nunca se hizo con ningún personaje. Su apariencia era la de una mujer, pero se vestía como un hombre. Insistió hasta que alguien le dijo que se presentara para ser extra. Así comenzó su carrera en la actuación. Ahora, con 28 años de edad, Isabella Santiago conquistó la televisión colombiana. Desde hace dos semanas protagoniza, junto con el actor Ricardo Mejía, Lala’s Spa, una telenovela producida y transmitida por RCN Televisión.
Interpreta a una atractiva peluquera trans que vivió en París, donde hizo su transición de Lalo a Lala, pero regresó a Colombia para ayudar a su mamá a pagar las deudas que contrajo cuando convirtió su peluquería en un spa.
Antes de Lala’s Spa participó en la serie Nadie me quita lo bailao, producida por Fox también para RCN. En 2014 se convirtió en la primera mujer trans venezolana en ganar el concurso tailandés Miss International Queen.
Isabella describe a Lala como una mujer hermosa, un ser humano transparente que da la mano cuando la gente la necesita. Una mujer poderosa que ama a su familia por sobre todas las cosas. Hubo momentos de inseguridades que le hicieron pensar en abandonar las grabaciones. Lloró el último día de casting porque pensó que no podría con el papel. Se había encontrado con actores que tenían una larga trayectoria y no era fácil para ella, que solo había participado en una serie, asumir una protagonización.
Esa noche, luego de mucho llorar, recibió una llamada del canal para informarle que quedaba otro día de casting. Pensó en no ir, pero asistió. Eso sí, sin arreglarse mucho, con poco maquillaje. Y, asegura, esa fue la escena que convenció a los productores y le dio el papel protagónico.
Ahora no tiene dudas de que cuando se tiene un sueño y se trabaja por él, se puede lograr a pesar de las dificultades. Para Isabella Santiago ya nada es difícil. Confiesa que no fue sencillo alcanzar lo que se había propuesto con poco dinero. Pero agradece haber tenido un techo y comida. «Logré mantenerme con lo que tenía ahorrado de mi trabajo como modelo y actriz. Viví con poco. Pero no fue difícil, esas son mentiras mentales», dice.
Mucho más segura de sí misma, agradece el apoyo que ha recibido del público y los aplausos de la crítica. Y a pesar de que muchos aseguran que su papel es un logro para la comunidad LGBTI, no le gusta que las personas solo se enfoquen en eso. Aunque es la primera mujer trans latinoamericana en protagonizar, para ella la historia de Lala es de inspiración para todas las mujeres.
“Me di cuenta de que era la primera mujer latinoamericana trans en protagonizar ya cuando había salido la telenovela y quedé en shock. Tener ese título no fue algo que busqué. Y sé que mucha gente está conectada con eso, pero es el momento para dejar los estereotipos a un lado. Es Isabella Santiago quien tiene la oportunidad de contar la historia y punto”, sostiene.
Lamenta que algunos medios de comunicación se hayan enfocado solo en que es una mujer trans, lo que generó una reacción en el público que la lastimó. “Estoy un poco cansada de que los medios solo hablen de eso. Yo soy Isabella Santiago, la protagonista de una telenovela. Si se le vende a la gente solo ese título, se imaginan lo peor porque soy trans y muchos se niegan a aceptarme. A veces ni siquiera me decían mujer sino trans y no fue chevére”.
Recuerda los papeles que hizo como extra en Venezuela. De allí, rescata que pudo conocer a actrices como Gledys Ibarra, quien se ha convertido en un referente en su carrera. Valora y espera, en algún momento, tener el reconocimiento y la entrega de la actriz.
Además reconoce que, al igual que Lala, su historia es la de una mujer que ha luchado por sus sueños. Tiene claro que ha logrado lo que se ha propuesto por su trabajo y constancia.
Su proceso de cambio fue silencioso. Recorrió sola un camino con el objetivo de educar a su familia para hacer su transición más sencilla. “Investigué mucho para vivir esa experiencia y también viajé. Mi plus para tener éxito es trabajar de una forma honesta y respetuosa, siempre teniendo muy claro qué es lo que quiero. Todo lo que he logrado, lo he hecho visualizándolo», asegura.
Realizar este cambio en Venezuela, a los 18 años, no fue sencillo. Pasó por situaciones desagradables y traumáticas, pero prefirió enfocarse en proyectar respeto a su familia y las personas que la rodeaban. Su novio y su familia fueron el mejor apoyo en esa etapa de su vida. «En Venezuela pasé experiencias difíciles. Pero yo siento que cuando mi familia pasó por esta situación, para mí mamá fue difícil aceptar el cambio, yo decidí educarla. Yo proyecté respeto y la gente lo recibió. Me trataron como mujer y toda mi vida me han tratado de esa manera».
En su adolescencia lo más complejo fue enfrentar el bullying en el colegio. Pero agradece todo lo vivido porque le ha hecho ser la mujer que es hoy. Isabella recuerda que fue una niña feliz. «Sigo siendo la misma persona. Solo hubo un cambio físico. No hay un antes y un después. Sufrí bullying, pero eso no me afectó para dejar de ser feliz».
La actriz sabe que ha sido mucho lo que han luchado las mujeres trans para hacer oír sus voces. Sin embargo, es enfática en que ser trans no define su personalidad ni quién es. Son historias de mujeres luchadoras las que quiere contar. Siempre se debe imponer el talento y el trabajo. No quiere ser referente en el activismo LGBTI: con profesionalismo y trabajo hace valer sus derechos.
«Yo no formo parte de ningún estereotipo de ninguna comunidad. Yo formo parte de este mundo y ya. Todos somos hermanos. El mejor trabajo que una persona puede realizar es el interior. Es el despertar de la conciencia. Ya soy un referente sin buscarlo. No soy una activista que lucha por nuestros derechos. Ya hay quienes se dedican a eso. Desde mi lugar estoy haciendo lo mismo, pero de otra manera».
Pero, a pesar de esa posición, reconoce que en Venezuela hace falta que el Estado vele por los derechos humanos de las personas LGBTI. Aunque es conocida como Isabella Santiago, en sus documentos de identidad sigue apareciendo como Kreiban Carballo Santiago, su nombre de nacimiento. No le reprocha a la sociedad los comentarios en contra de la comunidad y responsabiliza al Estado porque no ha fomentado el respeto y no ha educado a la ciudadanía. Pero también está consciente de que el país tiene otras prioridades que hacen parecer que la lucha por los derechos de la población LGBTI no son prioridad.
Cree que se debe seguir trabajando y realizando producciones como la censurada por Televen. Se refiere a la eliminación de una escena romántica entre dos hombres de la telenovela Eneamiga, cuyo capítulo final transmitió el canal hace dos semanas. Espera que en algún momento la situación cambie y las personas LGBTI tengan espacios.
Agradece a los colombianos por el recibimiento y el apoyo. A ese país emigró hace 4 años, aunque salió con la intención de solo viajar, pero se dieron oportunidades de trabajo y decidió quedarse. Vive en Bogotá y sobre las declaraciones xenófobas de la alcaldesa Claudia López en contra de la comunidad venezolana, dice que no existe tal sentimiento de rechazo en la sociedad. O, al menos, ella no lo siente. «No sé si es mi energía, pero yo estoy agradecida de llegar aquí porque los colombianos han sido generosos conmigo. No me han faltado el respeto. Ni una queja tengo de alguien en el canal. Me han abierto las puertas del teatro, de la televisión. No tengo nada que decir. Yo llevo el mensaje de que aquí en Colombia no existe esa negatividad. Estoy agradecida con este país».
Isabella tiene metas claras. Quiere llegar a Hollywood y está segura de que lo va a lograr. Para ello está enfocada en hacer una carrera en el cine. Espera pronto iniciar sus estudios en cinematografía. “Quisiera estudiar, aún no sé, si en Estados Unidos o Europa. Pero quiero tener mi título en cinematografía. Yo quiero estar en esa pantalla grande y en el Festival de Cannes. Quiero estar en la entrega de todos los premios del cine en el mundo».
Sabe que, como ella, muchos jóvenes están soñando con lograr su transición. Y otros están persiguiendo sus sueños. En ambos casos, les sugiere perder el miedo, enfrentar su realidad y no detenerse hasta lograr lo que quieren. «Mi mensaje para los jóvenes es enfrentar la situación, reconocer a la persona que quieren ser, dejar a un lado el miedo y el temor que no nos dejan avanzar. Uno tiene que confiar en uno mismo. Querer ser uno mismo y educar a la familia. Leer, prepararse, conocer historias, indagar y no dejarse llevar por lo que dicen alrededor”.