Perla se asoma a través de la pantalla con los pelos revueltos. Está en brazos de su mejor amiga, la escritora chilena Isabel Allende, que la llena de besos y caricias. Negra, con algunos mechones blancos, la perra tiene nueve años y convive con la autora en Los Ángeles, Estados Unidos, desde que tenía pocos meses.
«Es valiente, atrevida, simpática, muy regalona y me sigue a todos lados. Es una perrita fantástica», dice Allende orgullosa y revela con gesto cómplice que no tiene problema alguno en que Perla y su otra mascota, Dulce, compartan su cama. «Yo duermo en un costadito y no me muevo en toda la noche para no molestarlas. Son mis compañeras. He tenido perros toda la vida, así que estoy acostumbrada a la relación con los animales».
La presentación formal de Perla a medios latinoamericanos, a través de una conversación por Zoom, no es casual. La perrita es la protagonista del primer libro de una saga para el público infantil de la autora que a sus 81 años de edad se estrena en un «territorio desconocido», con Perla, la súper perrita, que saldrá a la venta el 30 de mayo en todos los países de habla hispana.
En este aborda el tema del bullying en la infancia y para escribirlo se inspiró en una anécdota real que refleja la personalidad del animal y cómo puede cambiar una situación cuando uno se anima a defenderse.
«La idea del bullying surgió a partir de un episodio que sucedió en el parque con mi perra. Un día fue atacada por un perro mucho más grande y ella, en lugar de asustarse, lo enfrentó. El perro dio media vuelta y echó a correr y ella corría detrás para morderle las pantorrillas porque, como es de tamaño chico, no llegaba más arriba», contó entre risas.
Y agregó: «Al igual que la perrita del libro, Perla tiene dos cualidades que son los superpoderes que aparecen en el cuento: es tan adorable, que cualquiera la quiere, hasta el más duro de corazón se derrite con ella. El otro poder es que ladra y gruñe con voz de perro grande porque tiene un problema con las cuerdas vocales. Si tú no la ves y la oyes gruñir, crees que es un Pastor alemán».
En la presentación, la autora de La casa de los espíritus respondió diversas preguntas relacionadas con esta nueva obra y señaló que la idea de escribir libros «para niños chiquititos» le ha estado rondando durante años, así que una vez decidida a materializarla lo hizo con el objetivo claro de presentar «oportunidades» -en vez de mandar un «mensaje»- para que los más pequeños vean que, ante problemas como el acoso infantil, hay otros niños que los sufren y no son los únicos.
Porque eso es lo que le sucede a Nico -personaje que toma el nombre de su hijo-, quien padece el acoso de un compañero y encuentra en los consejos de la perrita Perla la manera de decírselo a sus padres y enfrentarse a su agresor.
«Hay tantos niños asustados que quisiera decirle que todo va a estar bien, defiéndete, habla, comparte, busca amigos, pero es tan difícil (…), eso tienen que tratarlo los padres y los profesores tienen que estar observando; si el niño no se atreve a hablar hay que darle la oportunidad para que lo haga», indicó.
Así que se unió con Perla, que enseñará a Nico sus dos «superpoderes», enfrenarse a su problema: «son el poder de hacerse querer con amabilidad y el poder de defenderse rugiendo como un león, o sea, enfrentando las cosas con valor y sin violencia».
Además, comentó que «cuando uno enfrenta a los abusadores, escapan, siempre abusan del más débil del más pequeño y si pueden tienen una pandilla, tienen dos o tres que los ayudan, solos no se atreven, entonces el mensaje de esto es que el abusador es un cobarde y hay que enfrentarlo».
«Y yo quería hacerlo sin estar predicando, los niños igual que los adultos quieren descubrir la verdad, no quieren que tú se los machaques en la cabeza. Yo traté de que escribir esta historia desde el punto de vista de Perla. Yo no tengo nada que enseñarle a un niño, lo único que puedo mostrarle es el camino, por eso la voz de Perla era importante que no fuera la voz mía contándole el cuento».
—¿Por qué decidió volcarse a los pequeños lectores a esta altura de su carrera?
—Fue un desafío, sin ninguna duda, porque yo estoy acostumbrada a escribir novelas complicadas con muchos personajes que transcurren en períodos largos de tiempo y ocupan muchas páginas. Lo primero que tuve que entender al escribir para niños es que la historia debía ser sencilla y con pocas palabras. A mí me cuesta mucho sintetizar porque me gusta describir todo un universo, pero mi editora me dijo que eso no era necesario porque las ilustraciones reemplazan lo que no se describe. Entonces, fue un trabajo de colaboración íntima con la ilustradora, Sandy Rodríguez.
Por una parte, eso facilita mucho y, por otra, también lo complica porque hay que trabajar en verdadera coordinación. Además, traté de escribir un libro que no fuera paternalista. Por eso aparece la voz de Perla: está narrado en primera persona por la perrita. Yo lo único que hago es traducirlo, pero ella lo escribe.
—Este es el primero de tres libros para niños (Perla y el pirata y Perla y la princesa) y, más allá del tema de la amistad entre los humanos y las mascotas, aborda la cuestión del bullying. ¿Por qué eligió ese problema como eje del cuento?
—Es algo que les pasa a muchos niños, en las escuelas, en la calle; a veces, incluso, en la casa si hay un hermano mayor que tortura a los menores. Entonces, si los padres o los maestros no están atentos, el problema se profundiza porque el niño no dice nada porque siente vergüenza y miedo. Mi idea era poner el tema sobre la mesa. Los otros dos libros tienen la misma intención: hablar de algo que le afecta al niño de lo cual rara vez habla. Me interesaba, también, que los superpoderes de la perrita fueran algo que el niño puede tener: que no fuera un manto de invisibilidad o una escoba para volar, sino algo que el niño puede adquirir, que no está fuera de sus posibilidades. Si el niño se defiende, aunque tenga miedo, no lo van a victimizar con tanta facilidad.
—¿Qué es lo más cercano a lo que hoy llamamos bullying que vivió en su vida?
—Yo nunca sufrí abuso físico ni de ese tipo y en la época en que yo era chica por supuesto no existían las redes sociales, pero yo era hija de diplomático y nos cambiábamos de país a cada rato y cambiábamos de amigos, de lengua, de colegio. Yo siempre era la niña nueva y no tenía amigas. Era tímida, no me atreví a acercarme, siempre me sentí excluida, me refugiaba en los libros, estaba muy sola y muy excluida. Creo que eso duele casi tanto como el bullying
—¿Está trabajando en algún otro libro para el público adulto?
—Tengo ya para publicar el próximo año una novela histórica. Ahora estoy leyendo la traducción al inglés y está en la etapa de últimas correcciones. Me imagino que saldrá alrededor de septiembre de 2025; el título provisorio es Yo soy Emilia del Valle. El 8 de enero pasado empecé una memoria, pero no creas que me está yendo muy bien. Estoy medio atorada con eso. Para mí es mucho más fácil escribir ficción porque en la ficción puedo inventar lo que quiera. Me meto en un universo que se va armando solo pedacito a pedacito, palabra a palabra.
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