La entrada principal del Complejo Teatro Teresa Carreño está pulcra. Lucen las áreas verdes. Los pisos pulidos, las escaleras limpias y una gran máscara de El Cascanueces reciben a los espectadores curiosos de las primeras funciones -privadas-que se realizaron en el teatro, luego de haber iniciado un proceso de restauración el año pasado, tras décadas de uso político de los espacios, deterioro y abandono. Algunos compran las entradas de uno de los espectáculos más recordados del Ballet Teresa Carreño, que tiene firma del maestro Vicente Nebrada. Otros esperan a que den acceso a la sala. Es 4 de diciembre y celebran la gala inaugural de la José Félix Ribas, con la muestra de las seis agrupaciones estables del teatro y con aforo limitado.
Si la prioridad el año pasado para la directiva del Teatro Teresa Carreño era la recuperación de la Sala Ríos Reyna, este 2021 se dedicaron a otras áreas del complejo, entre ellas la Sala José Félix Ribas, la plaza Teresa Carreño y la plaza Vicente Emilio Sojo, así como la iluminación del estacionamiento y los sótanos del que fue considerado uno de los mejores centros culturales de Latinoamérica.
Desde el lobby de la sala se aprecia la inversión: hace frío por el nuevo aire acondicionado que independizó al Teresa Carreño de Parque Central, las paredes han sido recubiertas con mármol y los baños principales fueron remodelados. La sala tiene nuevas alfombras y las 347 butacas originales, hechas por el diseñador industrial suizo Paul Goehring fueron restauradas, afirma el director ejecutivo del teatro, Irvin Peña. También se cambió el sistema de iluminación original incandescente a uno LED, que está incrustado en el techo, la obra artística con funciones acústicas Pirámides vibrantes sobre progresión blanca y negra de Jesús Soto.
“[La sala] ha tenido un uso muy intensivo. Ese espacio de camerinos, las butacas… allí se presentaron distintas orquestas durante décadas. Fue sometida a diferentes procesos en el tiempo, pero esta es la primera vez que se hace una restauración integral. Una sin tocar ningún elemento original”, explica Peña sobre el proceso que inició en mayo en esta parte del complejo, que fue inaugurado el 12 de febrero de 1976, bajo el primer período presidencial de Carlos Andrés Pérez. Estuvo lista para celebrar el primer aniversario de la Orquesta Juvenil Juan José Landaeta, la agrupación fundadora de lo que hoy es El Sistema. De hecho, esta sala fue la sede del proyecto creado por José Antonio Abreu hace 46 años en sus inicios.
Desde el año pasado, cuando se dedicaron a hacer restauraciones parciales en la Sala Ríos Reyna, la José Félix Ribas para ese entonces solo formaba parte de la planificación de las refracciones que se le realizan en el complejo de Los Caobos, de más de 80.000 metros cuadrados. El 9 de diciembre de 2020, cuando El Nacional hizo el primer recorrido por las instalaciones, no se le dio el acceso a esta sala para verificar su estado.
Aun así, con las remodelaciones, la sala no está lista, pero puede usarse. “Hay otras etapas que aún no hemos culminado, que es un segundo nivel de camerinos y que representa cerca del 10% del área. Entonces esperamos que el año que viene podamos culminar ese segundo nivel”. Los trabajos faltantes están vinculados a una inversión “en tecnología de iluminación teatral y sonido”. “[La sala] está funcional en este momento con los equipos que ya se encontraban allí, pero ya sería necesario una modernización, ya que estos sistemas tecnológicos cambian rápidamente”, agrega el director ejecutivo.
Una reinauguración privada
La sala José Félix Ribas fue concebida como un espacio sinfónico para conciertos de cámara, dada la intimidad que aporta por su pequeño aforo. La directiva, con la programación, quiere reforzar este objetivo, pero “sin cerrarle la posibilidad que se presenten formatos experimentales porque una de sus particularidades es que tiene tres frentes, una sala tipo coliseo que da una perspectiva muy interesante. Seguiremos fortaleciendo su uso orquestal y acústico, pero también un uso experimental con agrupaciones tradicionales”.
Como ejemplo, está la Gala de reapertura, con hora y media de duración y que presentó a seis agrupaciones estables del teatro, dirigidos por Miguel Issa, el primer fin de semana de diciembre. La función del 3 de diciembre fue para trabajadores del Seniat. Los asistentes al 4 y 5 de diciembre son invitados del teatro, así como de miembros de las agrupaciones. Solo tiene disponible 40% de aforo y para marcar el asiento de por medio entre cada fila dispusieron de piezas de cartón con siluetas de personajes históricos como Simón Bolívar y Simón Rodríguez.
Teresa Danza Contemporánea abrió la muestra con 10 bailarines en escena y le siguió un muy aplaudido número de Teresa Danza Kalle que con el ritmo de “Teresita”, una pieza de la pianista que nombra al complejo, combinó pasos de hip/hop y breakdance sin romper la armonía. El Coro de Ópera Teresa Carreño hizo su entrada y usando varias zonas del teatro para su puesta en escena que incluyó varias arias de ópera, como Va pensiero, de Verdi. Dos solistas del Ballet Teresa Carreño ofrecieron un número breve, pero pulcro de Don Quijote y luego otros 10 bailarines de la compañía presentaron Waraira Repano, una coreografía de Mariela Delgado y puesta en escena de Adriana Estrada. El grupo musical Odila y Ubuntú, una agrupación que incluye a personas con movilidad reducida, llevó la gala al cierre, cuyo punto final lo puso el Coro con aguinaldos y villancicos.
“En el momento en el que me invitan para hacer la dirección artística de la gala, lo primero que tomé en cuenta fue el repertorio que cada agrupación estable del teatro poseía. Eso fue lo que me impulsó a realizar un guion general, de cómo ir alternando y crear una dinámica entre coreografías grandes, coreografías pequeñas, la música de Odila y la música del coro”, explica Issa sobre la concepción de la gala, que destacó la versatilidad del teatro al tener “lo clásico, como la ópera y el ballet, pero también latinoamericano y lo contemporáneo”.
“Es muy bonito esto porque tiene una gran amplitud para todos los gustos. Al que le guste la ópera, disfruta de la ópera, pero a la vez también de Danza Kalle, que a lo mejor no la ha visto. Este tipo de galas lo que hace es reunir, ofrecer a sus seguidores, pero también sensibilizarlos hacia otras tendencias del arte”, añade Issa, quien trabajó la idea desde hace tres meses, pues originalmente la gala estaba considerada para marcar la reinauguración de la Sala Ríos Reyna.
No es la primera vez que este docente, actor y bailarín trabaja con el Teatro Teresa Carreño. Él se considera un “testigo vivencial” de la construcción del teatro durante la época democrática y presenció los espectáculos que allí se realizaron cuando ya estaba completada. “Hay una relación de intimidad muy importante y tuve la oportunidad entre 2010-2013 de ser coordinador estratégico del Teatro Teresa Carreño e incluso coordinador general operativo”, indica el director artístico de la gala.
Agrega: “Cuando yo llegué aquí en el año 2010 ya el teatro venía con un deterioro de 30 años, porque son estructuras muy grandes, que requieren un gran mantenimiento y aquí, en Venezuela, yo nunca he visto la cultura del mantenimiento. Nunca. Aquí se inaugura una plaza, pero no hay un plan de mantenimiento de la plaza. Aquí se inauguró esta gran estructura y luego se cerró a los meses porque estaba incompleta. Ya esta estructura vino cojeando de una pata. Todos los mantenimientos eran como pañitos de agua tibia. Cuando yo entro en 2010, nos tocó una vaguada y no te puedo decir cómo estaba esto internamente deteriorado, que ya venía de años. Pero entendí, estando dentro, que mantener una estructura es muy difícil. Nada más el gasto de aceite de la tramoya es algo sumamente costoso”.
Destaca la gestión de Gustavo Arreaza, presidente de la Fundación del Teatro Teresa Carreño, e Irvin Peña, director ejecutivo, ambos entraron como parte de la Junta Interventora nombrada por Nicolás Maduro en 2013 y que luego se convirtió en Junta Reestructuradora en 2015. “Yo trabajé con presidentes que sentía que no querían al teatro, y yo siento que ellos lo quieren. Y lo quieren porque están aquí metiéndole el pulmón. Y no es que seamos amigos. Es una cuestión de respeto que me transmiten por la labor que están haciendo ¿Que no es fácil? No lo es. Limpias unas escaleras y al ratico ya están sucias. Y no es el teatro, es la gente que viene a hacer sus necesidades en la escalera. Hay demasiadas cosas que atender constantemente”.
Una programación con contenido propio
Declarada tanto la Sala Ríos Reyna como la José Félix Ribas operativas, ahora la tarea es armar una grilla de programación a la altura de un teatro como el Teresa Carreño. “Tenemos una línea de trabajo que es dinamizar los espacios debido a que tuvimos casi dos años cerrados por la pandemia. Pero en esa pausa comenzamos un proceso de restauración y rehabilitación de todas las áreas. Nos basamos en proyectos propios y en proyectos que ya habían presentado algunas organizaciones con las que tenemos alianzas, por ejemplo, la Compañía Nacional de Música”, explica el coordinador de programación, Augusto Melero Gómez.
La José Félix Ribas ya tiene su programación de diciembre lista: el 18 realizarán un homenaje al compositor Daniel Milano a cargo de la Orquesta Típica Nacional a las 3:00 pm y el 19 de se realizará el último evento con un concierto de Navidad realizado por la Orquesta Filarmónica Nacional, acompañado por el Orfeón de la UCV y el Orfeón Libertador, creado en 2020 por Erika Farías, como parte de su gestión en la Alcaldía del municipio Libertador de Caracas.
Aunque la sala Ríos Reyna recibió la obra Invicto del bailaor español David Morales en julio y presentaciones del Ballet Teresa Carreño, de la sede que está ubicada en el Teatro Alameda en San Agustín, su reinauguración formal fue con las 12 funciones de El Cascanueces que comenzaron el 10 de diciembre. Serán más de 100 artistas en escena y contará con la Orquesta Sinfónica de Venezuela, agrupación con sede en el teatro, y será dirigida por su actual conductor Alfonso López Chollet, junto con dos maestros invitados: Alfredo Rugeles y la directora de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, Elisa Vegas. Las entradas cuestan entre 6 y 33 dólares o bolívares al cambio.
“Queremos que en el teatro se presenten nuestras agrupaciones. Cada agrupación tiene algunas comisiones artísticas y evaluamos en conjunto la viabilidad de los proyectos. Estamos en constante evaluación de los proyectos. No es fácil a lo que nos estamos enfrentando, pero la intención es fortalecer la producción propia. También estamos abiertos a la articulación con otras instituciones culturales. Aquí hace vida el movimiento Notas en red, por ejemplo. Estamos en conversación constantemente con otras orquestas como la Gran Mariscal de Ayacucho, la Municipal de Caracas, El Sistema, que es una institución hermana y dependemos ambos del Despacho de la Presidencia”, indica el director Irvin Peña sobre el perfil de programación del teatro.
Agrega: “Creo que todos estamos unidos en función de darle contenido de calidad a estas salas y el Teatro Teresa Carreño se irá fortaleciendo con su propia producción, que también podamos hacer coproducciones con otras instituciones emblemáticas culturales y abiertos a otras producciones independiente. Nuestro perfil se está fortaleciendo más hacia el área académica, experimental y tradicional”.
No adelantan detalles sobre la planificación de 2022, solo Melero Gómez, a cargo de la coordinación de programación, dice: “El Ballet Teresa Carreño cumplió 40 años y lo vamos a celebrar. Con eso, te puedes imaginar la programación que estamos armando”.
¿Quién pone el dinero?
Aunque en Instagram y Tiktok exhiben el avance de las restauraciones semana tras semana, se mantiene en secreto las personas o instituciones que han puesto los recursos para estos trabajos. “Es un cúmulo de voluntades”, señala el director ejecutivo. “Esto comenzó gracias al gobierno nacional con la instalación del sistema de aire acondicionado, que fue una inversión bastante fuerte. Arrancamos con ese proyecto, que fue una instrucción de Nicolas Maduro, en la cual participaron cuatro instituciones del Estado para apoyarnos en el aspecto técnico-financiero y que se materializó con la independización del sistema de aire acondicionado”.
Al preguntarle específicamente si podía nombrar esas cuatro instituciones involucradas, respondió: “No lo sé, porque no estoy autorizado”. El teatro “lideriza el proceso de restauración y contamos con el apoyo del gobierno nacional”, enfatiza. Tampoco hay cifras del costo: “No me gustaría darte una cifra, porque ha sido una restauración bien particular. Hemos tenido la participación del personal del teatro y de muchas otras instituciones que han colaborado. Sería irresponsable dar una cifra de cuánto se ha gastado. Que, por cierto, es una cifra bastante increíble (risas), por lo bajo que ha sido”.
El cambio de adscripción podría arrojar luz sobre quienes están detrás de la restauración del Complejo Teresa Carreño. La Fundación Teatro Teresa Carreño estuvo adscrita al Ministerio de Cultura desde la creación del ente, pero el decreto presidencial N° 5.572 dejó la tutela del órgano rector del teatro al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno, que encabeza el militar Jorge Márquez.
Antes de la adscripción de la Fundación Teresa Carreño, el único ente cultural que dependía de este ministerio era la Fundación Musical Simón Bolívar, el órgano rector del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela (El Sistema). Tiene bajo su tutela, además, misiones sociales como la Negra Hipólita.
La Gaceta Oficial N° 42.092 que oficializa el cambio señala como una de las razones “que las actividades artísticas y culturales que le corresponde desarrollar a esta Fundación, como política que desarrolla el Estado Revolucionario, se han visto afectadas ante la ocurrencia de hechos y demás acontecimientos que han incidido en el cumplimiento de las metas y actividades programadas, los cuales afectan la realización del objeto para el cual fue constituida dicha Fundación”.
Sobre la adscripción agrega Gustavo Arreaza, presidente de la Fundación Teresa Carreño: “Pero el Ministerio del Despacho de la Presidencia tomó en consideración que había obras de infraestructuras que necesitaban apoyo directamente de la Presidencia de la Republica y convocar desde esa instancia superior a otras instituciones que pudieran apoyarnos. Decidieron el cambio de adscripción para nosotros y es bueno porque nos llegaron recursos«.
Y la política…
Las restauraciones continuarán el año que viene. “Son 88.000 metros cuadrados de construcción. Yo creo que tenemos 50% [listo]. Ya está funcional el teatro, pero hay unas intervenciones estructurales que demandan más esfuerzo, de mayor capacidad técnica, tendrían que intervenir empresas especializadas. Nosotros hemos podido recuperar lo que está a nuestro alcance”, señala Peña. “Todo ha sido reto tras reto. Pero también estamos conscientes de que debemos hacer más. Espero que esté proceso nos lleve el tiempo suficiente para dejar el teatro completamente modernizado”.
Pero también iniciará, según señalan, una programación que invite a los caraqueños a un espacio que fue el lugar de alocuciones tanto de Hugo Chávez como de Nicolás Maduro que contribuyeron a su deterioro. Tienen previsto inaugurar un lounge y además indican que se puede disfrutar de la oferta de Librerías del Sur y la red de arte. Se desconoce cuándo será la inauguración del salón protocolar Teresa Carreño, que tiene pertenecías de la pianista y que formó parte de los trabajos de este año.
https://www.youtube.com/watch?v=IcLIJmtOeck
Durante este año el teatro acogió algunos eventos de la cuestionada Feria Internacional del Libro de Venezuela, por tener un carácter políticamente marcado. El mismo Jorge Rodríguez bautizó su poemario Papeles del silencio en el foyer de la Sala Ríos Reyna en diciembre pasado y en noviembre de este año Nicolás Maduro hizo presencia en el mismo foyer lugar para hacer la entrega de reconocimientos del criticado regreso del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos y aprovechó para hacer un balance de la pandemia desde el lugar.
La posición de la directiva es que el teatro estará abierto para todos. “Mientras sean propuestas que estén acorde con el concepto del Teatro Teresa Carreño en este momento, claro que sí. Nosotros tenemos en El Cascanueces a 300 artistas y no nos importa su posición política. Lo que nos importa es que sean artistas. Entonces lamentablemente la farándula vive de la confrontación, de los comentarios, de la polémica. Nosotros somos un espacio cultural, eso de que estemos cerrados a la presentación de artistas por su tendencia política… eso no es así”.