El primer brote surgió en un hospital de Caracas. Pero rápidamente se extendió por todo el territorio nacional y pondría al país en cuarentena. Comenzó como una simple gripe y rápidamente avanzaba hasta que la persona dejaba de ser un humano: olvidaba quién era, no reconocía a sus familiares y allegados. La desinformación se hizo regla. En la radio y la televisión solo se escuchaba a un Nicolás Maduro declarando a Venezuela como una zona de paz, donde la revolución viviría por siempre.
Los saqueos y la incertidumbre llevaron al país a la ruina. La rutina fue anulada por la lucha constante por la supervivencia. Poco se sabía del virus, una rara mutación de la rabia. De lo único que se tenía certeza era de la debacle en la que estaba sumido el país desde que comenzó la epidemia.
Eso es Infección (2019), del director venezolano Flavio Pedota.
En una exhibición para prensa el realizador afirmó vía Skype desde México que no tiene muchas esperanzas de estrenarla en Venezuela. La denuncia que realizó hace un mes no ha avanzado. Su petición es sencilla: que el Centro Autónomo de Cinematografía Nacional (CNAC) le otorgue el certificado de obra nacional concluida a su película Infección (2019), para que pueda exhibirse en las salas de cine del país. El organismo continúa sin dar respuesta. El estreno está previsto para el 29 de noviembre.
Pedota no teme represalias por haberla exhibido a un grupo de periodistas. Las proyecciones no comerciales se pueden realizar sin tener el certificado de obra nacional.
El proceso comenzó en marzo. Entregó los requisitos estipulados en el artículo 42 de la Ley de Cinematografía Nacional: un guion escrito cuyo autor sea venezolano o escrito en su mayoría por un nacional, en español o lengua indígena, la mitad de los personajes sean interpretados por venezolanos, igual con el personal técnico.
Sin embargo, a Pedota le han solicitado permisos de la PNB para usar el logo, otro de Pdvsa por una bomba de gasolina que aparece en el filme; permiso de menores, entre otros que no establece la Ley. Y, a pesar de que han sido entregados, continúa sin obtener el certificado. Sabe que no se otorga por razones políticas.
No omite detalles sobre la crisis política, social, económica del país: la falta de información en momentos de gran conmoción social, el desabastecimiento en los anaqueles y las alusiones a la migración, que coincide con el número actual de venezolanos que se han marchado del país de acuerdo con cifras de la ONU.
Bolivia, Paraguay, México, República Dominicana, Colombia, Chile y Ecuador ya disfrutan del filme venezolano, realizado con coproducción mexicana. A Argentina llegará la semana que viene y en Perú se estrenará el 28 de noviembre.
En Venezuela aún no hay certezas. Están abiertos a realizar proyecciones en algunas universidades. Ya la UCV ofreció sus espacios, pero no hay nada concreto. En octubre un tribunal prohibió la exhibición en universidades nacionales y espacios públicos la cinta histórica Chavismo: la peste del siglo XXI, de Gustavo Tovar-Arroyo.
«Quién sabe, a lo mejor unos días antes otorgan el certificado», suspiró Pedota.