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Incendio del Museo Nacional de Brasil se originó en el aire acondicionado

La institución, la más antigua de Brasil, que albergaba 20 millones de piezas, fue arrasada por el fuego el 2 de septiembre. El próximo paso de la investigación es determinar si el hecho fue premeditado o no

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La Policía Federal de Río de Janeiro explicó este jueves que el incendio de grandes proporciones que destruyó gran parte del Museo Nacional en septiembre de 2018, se originó en el sistema de aire acondicionado ubicado en el auditorio del edificio.

El Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo de Brasil y que albergaba aproximadamente 20 millones de piezas que datan de diferentes períodos, fue arrasado por las llamas el 2 de septiembre y acabó con una parte de la historia de Brasil y uno de los acervos más importantes de Latinoamérica.

El equipo de peritos que llevó a cabo la investigación y el trabajo técnico para concluir las causas del incendio presentó un informe explicativo, aunque aclaró que la investigación aun está en curso y no adelantó si hubo una acción culposa, una negligencia o una participación dolosa o criminal.

Los detalles del trabajo pericial fueron presentados por el comisario de la Policía Federal Paulo Telles, responsable de la investigación, y por tres expertos, José Rocha, del área audiovisual; Carlos Alberto Trinidade, del área de incendios, y Marco Antonio Zatta, del área de electricidad.

La investigación llevada a cabo por el equipo se centró en una primera fase en descubrir dónde había sido iniciado el fuego, por lo que se tomaron fotografías de la zona, se analizaron las imágenes de las cámaras de seguridad y se intentó reconstruir el momento del incendio.

Telles explicó que el equipo tuvo que enfrentarse a una serie de problemas a la hora de investigar el incendio: identificar el origen del fuego, trabajar rodeados de residuos y con las bases del edifico destruidas, la cantidad de personas que diariamente circulan por el museo y las enormes dimensiones de la estructura.

Las preguntas que intentaba responder eran conocer la causa del incendio y saber si existían medidas de protección y prevención, con lo cual se llegaría a una nueva fase de la investigación, que está ahora en proceso: descubrir si el incendio fue o no provocado.

Trinidade, el perito especialista en incendios, apuntó que la primera señal de humo fue registrada por las cámaras de seguridad a las 7:13 pm en el segundo piso y a partir de esta pista se concluyó que el origen fue en el auditorio de la estructura, situado en la planta baja. A partir de este momento, el equipo comenzó a realizar pruebas con los distintos materiales que se encontraban en el museo para identificar si había marcas que indicaran si se había utilizado algún material combustible propagador de las llamas. “No identificamos ninguna marca provocada por material propagador de llamas”, afirmó Trinidade.

A continuación, el equipo se centró en la parte eléctrica del edificio y se identificó un fallo en la instalación del sistema del aire acondicionado. Uno de los equipos no contaba con un conmutador individualizado para las tres unidades que poseía, sino que compartía un mismo equipo, por lo que no se seguía la recomendación del fabricante. A pesar de este detalle, ningún miembro del equipo usó la palabra negligencia para describir la situación y se limitaron a apuntar que las recomendaciones del fabricante no se cumplieron.

En cuanto a las medidas de precaución y prevención el museo contaba con extintores, pero no había mangueras de pared, detectores de humo, puertas cortafuegos ni señalización. La investigación para descubrir las causas del enorme incendio que devoró parte del museo sigue en pie y en el edificio, que todavía luce quemado, se encuentran escombros, vigas retorcidas por las llamas, muros derrumbados y una multitud de piezas que esperan ser recuperadas y restauradas.

Entre las reliquias recuperadas se encuentran fragmentos de Luzia, un fósil humano de 12.000 años, el más antiguo de Brasil y considerado la joya del museo; el meteorito Bendegó, un macizo de hierro y níquel de cinco toneladas que por sus características físicas sobrevivió al incendio; y algunos fragmentos del Maxakalisaurus topai, un dinosaurio herbívoro de 13 metros de largo que habitó la Tierra hace 80 millones de años y cuyos restos fueron descubiertos en el estado de Minas Gerais. Los restos de ese dinosaurio estaban expuestos en un salón del segundo piso, justo encima del lugar donde comenzó el fuego.

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