La producción teatral se ha convertido en un acto casi milagroso debido a las dificultades económicas que atraviesa país. Los productores se enfrentan a un presupuesto que cambia en cuestión de horas; y los directores intentan encontrar la manera de plasmar, del modo más fidedigno posible, el texto que han decidido presentar con una notable puesta en escena. Solo la pasión por el oficio y la creatividad en tiempos de crisis ha hecho posible sortear los obstáculos.
“Hasta en las condiciones más ideales existe la dificultad de llevar una obra a escena que conmueva. En nuestro caso, se suma la variable económica”, afirma Héctor Manrique, actor y director de teatro. “Por eso, quien dirige debe tener su imaginario muy consciente de la realidad, para que no se convierta en un proceso de frustración”.
Manrique indica que la puesta en escena debe ser coherente con el contexto social, y toma un ejemplo de la obra que actualmente dirige, Los hombros de América. “A mí me hubiese gustado cortar un chorizo y tener varios bowls llenos de aceitunas en el escenario, pero me parece un irrespeto tanto con la audiencia como con el elenco”, dice el director. Así también, imaginaba que los actores sacaran de sus maletas turrones traídos de España en una escena. “Ahora lo que hacemos es que simulamos los paquetes”, agregó.
Sin embargo, estos son solo detalles. Manrique asegura que lo que no tolera es algo mal hecho. “Este país está intoxicado de mediocridad. Tenemos un gobierno que hace mal las cosas, y la peor noticia para un mediocre es que otro trabaje con excelencia”, manifiesta.
Los costos de producción atentan contra las ideas creativas que se tienen. “El mayor reto es ajustar un presupuesto, porque no sabemos cuáles serán los precios al día siguiente”, expresa Jorgita Rodríguez, creadora del portal Vaya al Teatro. “Nunca, en mis 25 años como productora, había vivido el hecho de que el presupuesto nunca sea real”.
Rodríguez cree que la mejor apuesta en estos momentos son los montajes sencillos. “Nos mantenemos con los stand up y los monólogos porque tienen poco personal, así como escasa escenografía”, cuenta.
El coordinador general del Teatro Premium, Douglas Palumbo, afirma que para abaratar costos, en el caso del teatro infantil, la producción se enfoca en el vestuario y bastante menos en la escenografía. “Ya esos espectáculos en los que se movían las cosas y había una mega producción, quedaron en el pasado”, acota. Palumbo también menciona el problema de la dolarización de los costos, lo cual hace muy difícil recuperar la inversión.
Con ello concuerda el actor y director Basilio Álvarez, quien indica que cuando se desea traer obras extranjeras al país se debe pagar el derecho de autor, que puede costar alrededor de 500 dólares. “Si les explicas la situación del país, aunque muchas veces no la entiendan, son considerados y te bajan el precio”, comentó. “El teatro venezolano tiene una cultura de amor hacia el oficio. Es común que se hagan muchos esfuerzos y sacrificios, como por ejemplo, un pago más bajo para el actor”.
Álvarez afirma que ya desde el año pasado los costos eran elevados. Toma el ejemplo de la producción de Rojo, en la que fue actor, que tuvo un costo aproximado de 40 millones de bolívares. Mientras que en la producción de Idiota, que se presentó este año, el monto subió a 100 millones de bolívares.
Daniel Dannery, director de Rojo e Idiota, afirma que en algunos casos quien trabaja en teatro también realiza otras tareas que le generan un salario que, medianamente, le permiten mantenerse. “En el fenómeno del Microteatro las obras se han convertido en un negocio comercial rentable. Una pieza de 15 minutos produce más dinero porque se paga una entrada constantemente”, explicó.
El costo de un boleto para una obra convencional debe ser más costoso si se quiere presentar un espectáculo de calidad, cuenta Julián Izquierdo, director de la pieza Mi encuentro con Monroe. “No se puede subestimar todo el esfuerzo y el trabajo que hay detrás de una producción”, señala.
Para él, las producciones más difíciles de montar son los musicales, ya que requieren mucho tiempo de ensayo y la buena selección de un elenco que sea integral, pero es uno de los montajes en los que más ha disfrutado participar.