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Humor en las redes

Bien sea porque han hecho del mundo digital su primera trinchera o porque lo han utilizado como recurso para impulsar su trabajo en el mundo offline, hay un grupo de venezolanos que han sabido aprovechar la tecnología para darse a conocer e imponer su estilo. Aquí cuentan cómo lo lograron y comparten claves para quienes desean seguir sus pasos

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Casi todos comparten un punto en común: comenzaron a exponer en las redes situaciones cotidianas o ficticias en clave de humor como una forma de entretenimiento. Sin embargo, la respuesta de sus seguidores se tradujo en la visión clara de que podría tratarse de mucho más que un pasatiempo y de que, de hecho, podría convertirse en una manera de generar exposición pública, ganancias económicas o publicidad para sus proyectos offline.  En su informe, Penetración y usos de internet en Venezuela 2016, presentado  por Tendencias Digitales, 53% de la población del país es usuaria de internet. Se trata de un universo de 16 millones de personas, de los cuales el 78% se conecta para revisar sus redes sociales. Y es ahí donde tienen cabida quienes desean hacerse notar ante una audiencia ávida de contenidos humorísticos.

María Gabriela de Abreu, Samuel Rodríguez, Víctor Medina y Marko Pérez son una representación de quienes han hecho de las redes sociales su trinchera para exponer su concepto de humor. Cada uno, con un estilo propio, ha logrado ganar un grupo de fieles seguidores que disfruta sus contenidos, los comparte y en algunos casos, los viraliza. 

Ocurrencias pelirrojas

María Gabriela de Abreu

@mariagabrielita

Cuando el furor de Vine estaba en su apogeo, María Gabriela de Abreu quiso experimentar con lo que se suponía sería un medio para divertirse. Para ella simplemente se trataba de llevar a un nuevo espacio su sempiterna personalidad extrovertida. Sin embargo, la respuesta de los seguidores y la posibilidad de convertir el humor en una fuente de ingresos la hicieron replantearse sus objetivos: “Yo siempre he sido muy tremenda, soy de las que le hacen maldades a la gente. Comencé en Vine haciendo videos por hobby y tenía mi público, pero desde que vi que las marcas querían aparecer en mi perfil me di cuenta de que era algo más grande. Eso fue hace más de tres años, y desde ahí me percaté de que debía cuidar más lo que publicaba”.  Tras el cierre de Vine, De Abreu ha dirigido a sus seguidores hasta Instagram, en donde acumula más de 100.000 seguidores para los que recrea situaciones hilarantes. “Casi todo lo que he posteado me ha pasado, quizá algunas piezas las exagero un poco para hacerlas más graciosas. Todo lo que pasa lo anoto en el bloc de notas del teléfono, y aunque tengo un equipo de trabajo que me apoya en la parte administrativa, la parte creativa soy solo yo”.

Para De Abreu, su autenticidad y el relato de situaciones cotidianas forman parte ineludible de la conexión con sus seguidores, y se han convertido en las claves de su éxito: “Creo que lo que le gusta a la gente es que soy lo más natural que puedo ser, no trato de disfrazar algo y creo que la gente valora que sea real, que no trate de disfrazar mis ideas. Para mí, lo que hace viral un video es que sea algo muy frecuente, muy cotidiano. Hace poco hice una pieza sobre el robo de un teléfono. Y se hizo viral porque a mucha gente le ha pasado. También hice otro de cómo somos las venezolanas cuando nos molestamos y la gente se identificó con eso”. Y si bien para De Abreu lo importante es seguir creciendo en el mundo digital, la velocidad con la que logre su objetivo no es una preocupación por los momentos: “Hago esto porque me divierte, agradezco que me sirva para hacer otras cosas y si me sale trabajo de ahí, mejor. El crecimiento ha sido progresivo, así que no me preocupa crecer lentamente porque no estoy haciendo humor por hacerme famosa, sino porque yo decidí compartir mi día a día”.

En Instagram: @mariagabrielita

Fotografía: @ruicordovez cortesía María Gabriela de Abreu

Miedo escénico superado

Samuel Rodríguez

@sampinsss

Aunque se describe como una persona extrovertida que siempre ha hecho reír a otros, Samuel Rodríguez se veía impedido a cumplir su sueño de hacer comedia en vivo dado su temor a enfrentarse al público. Sin embargo, la tecnología lo ayudó no solo a drenar su vena creativa a través de una pantalla, sino también a hacer de la comedia un modo de vida paralelo y tan importante como su trabajo como comerciante. Comenzó en la plataforma Vine como una forma de lidiar con una experiencia difícil y poco a poco fue ganándose la atención de quienes ahora forman su grupo de seguidores: “Hace 8 o 10 años tenía el interés de hacer stand up comedy, pero me daba miedo escénico, mi mama falleció y como por drenar me bajé una aplicación llamada Vine y me animé a hacer un video y a la gente le gustó, lo replicó y poco a poco fui poniéndome creativo y lo seguí haciendo como pasatiempo. Siempre que se creaba una red social yo estaba ahí, pero Vine me limitaba porque eran solo 7 segundos y en ese momento Instagram te daba 15 segundos, como la gente me seguía en Vine les decía que la versión extendida estaba en Instagram y así fui migrando hasta esa plataforma”.

En el caso de Rodríguez, su consolidación en las redes se generó con unos videos puntuales que fueron los que le hicieron darse cuenta de que su pasatiempo tenía potencial: “Empecé a hacer videos tipo cámara escondida y le preguntaba a la gente cosas del juego Candy Crush, se quedaban ponchados y eso fue agarrando fuerza. En un video de esa categoría fastidié a un chino que me respondió algo que fue muy gracioso y se volvió viral. En otro, mi esposa me hace una videollamada y yo finjo estar en la cama, pero estoy en otro lado. Ese video lo replicó mucha gente, entre ellos Chyno Miranda y Greivis Vásquez”. Para Rodríguez, el proceso para hacer un video desde su concepción hasta su subida en las redes puede tomar desde unos días a varios meses dependiendo de la logística que se requiera, ya que para él lo importante es que aunque sea una idea muy básica, el producto final tenga una alta calidad. Él mismo edita los videos en los que representa diversos personajes, entre los que se destaca Cloriberta, una madre que se hace entender a chancletazos. Desde su punto de vista, el elemento diferenciador de sus videos es que están adaptados a todo público: “Otros hacen contenido con otro lenguaje y eso siempre genera más viralización, pero yo me he mantenido con un contenido que me permita estar conectado con gente de todo público. Cuando se me ocurre un humor más negro lo uso en mis stands up”.

Ahora las redes sociales de Samuel Rodríguez no son solo una vitrina para mostrar su talento, sino también para darles impulso a otras iniciativas: “Tengo mi show de stand up, y con mis personajes tengo la oportunidad de crear rutinas con ellos y eso podría ser un proyecto en el futuro. Además, tengo una pizzería y trato de vincularla con lo que hago. Más adelante me gustaría incursionar en YouTube”.

En Instagram: @sampinsss

Las redes como soporte

Víctor Medina

@nanutria

A la par de su carrera en Ingeniería en Sistemas, Víctor Medina esperaba poder desarrollar otra en el mundo del stand up. Mientras eso ocurría, utilizaba su cuenta de Twitter para dar rienda suelta a sus ideas y opiniones sin ningún tipo de filtro. Fue precisamente gracias a esa red social que se dio a conocer y que fue llamado para desplazarse desde San Cristóbal hasta Caracas para trabajar como guionista y ahí, poco a poco, se abrió paso en el mundo de la comedia: “Cuando empecé a tener shows de stand up me di cuenta de que tenía que aumentar mi convocatoria, pero en mis redes siempre ha sido todo orgánico, lo único que hice fue publicar más, pero no había una estrategia detrás. Creo que la única cuenta que manejo con algún tipo de estrategia es Instagram, pero en Twitter no tengo filtro. En Instagram soy más cuidadoso, hay más calidad”. Desde ahí, Medina hace sketches, opina sobre temas de actualidad y hace montajes fotográficos que desatan la hilaridad de sus seguidores, al tiempo que aprovecha la plataforma para promocionar sus shows y su proyecto Santo Robot, con el que se dedica a crear videos humorísticos en compañía de Jesús Roldán y Andreína Borges.

Para Medina, las redes sociales han sido un impulso reciente para su carrera que él ha sabido aprovechar colándose en los temas de actualidad: “Hace dos años me conocían por Santo Robot, hace como un año por los stand ups y ahora por mi cuenta de Instagram. Creo que la clave de la viralidad es que el contenido resulte familiar para la gente, o que tenga timming. Yo hice un video de cuando Marc Anthony se dio el beso con Jlo y eso explotó. Yo no intento hacer cosas virales, más bien me enfoco en hacer cosas buenas y eso es lo que hace que se replique”.

A quienes, como él, deseen usar las redes sociales para mostrar su talento o impulsar sus proyectos de comedia, les hace una recomendación: “Intenten hacer cosas distintas a lo que hay porque siento que lo que se está generando es un churro de contenido que es igual, y eso no trasciende. Si muere Instagram y nace otra red social, su propuesta morirá también. Yo prefiero tener seguidores que les guste lo que hago a tener millones de seguidores a los que les tenga que dar lo que ellos quieren porque si no me van a reclamar”.

En Instagram: @nanutria

El humor como arma
La exposición pública no le resulta ajena a Marco Pérez. Su infancia transcurrió delante de las cámaras al participar en diferentes proyectos televisivos, dramáticos, publicitarios y musicales, pero seguramente ninguno le ha reportado más notoriedad como las redes sociales. Lo que comenzó como un medio para promocionar las obras teatrales en las que participaba, se transformó en una avalancha de seguidores que luego convirtió en espectadores de sus shows en vivo. Al momento de redactar esta nota, Pérez acumula más de un millón de seguidores en Instagram y más de 150.000 en Youtube, plataforma que hace poco lo premió con el botón de plata, un reconocimiento que se otorga a los creadores de contenido con más de 100.000 suscriptores. Al principio, el actor y cantante se dedicaba a subir videos de 15 segundos, que posteriormente fueron prologándose e incluso fueron incorporando como artistas invitados a personalidades de la escena nacional, dada la aceptación mostrada por su base de seguidores.
De manera progresiva, Marco Pérez fue adaptando su propuesta según la resonancia de sus videos. En ellos muestra diferentes personajes creados por él, pero también se embarca en iniciativas solidarias para ayudar a otros. Sus redes, que comenzaron como un impulso para su trabajo en el mundo 1.0, son ahora parte esencial de su carrera y lo han llevado de gira por varias ciudades de Estados Unidos para presentar sus shows, en muchas ocasiones con entradas agotadas. Para él, su elemento diferenciador es mostrarse como una persona común, con un lenguaje común que le permite conectar fácilmente con quienes lo siguen, y no solamente para hacer reír, sino para mostrar facetas de su cotidianidad (como cuando le pidió matrimonio a su ahora esposa) o para manifestar su opinión con respecto a hechos del acontecer nacional.
En Instagram: @markomusica

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